Mi mejor (y único) argumento
por Julieta Eme
No adhiero ni me gustan los argumentos que pretenden defender el derecho al aborto basados en la idea de que “mi cuerpo es mío” o basados en consideraciones de salud pública (es decir, en la idea de que el aborto debe ser legalizado para evitar las muertes de mujeres por abortos clandestinos).
Mi argumento es más simple y más sencillo, aunque tiene dos partes.
Primera parte:
¿Por qué es malo matar? Es una pregunta legítima. Si matar es malo, tiene que haber alguna razón de por qué sea malo. Si alguien dijera “matar es malo porque es terminar con una vida”, no estaría dando una razón de por qué es malo matar, sino más bien una definición. Matar es terminar con una vida. Ahora, de nuevo, ¿por qué es malo terminar con una vida?
Los seres humanos nos matamos con bastante frecuencia. No hace falta más que ver los índices de asesinatos de cualquier ciudad importante. Todos creemos que el asesinato está mal. Pero ¿por qué?
Hay una primera respuesta. Matar está mal porque frustra los deseos y los planes futuros de la persona a la que se mata. Esta razón es una razón de por qué es malo matar a seres que son conscientes de sí mismos y racionales, ya que sólo un ser consciente de sí mismo y racional puede tener deseos y planes futuros.
Hay otra respuesta. Matar está mal porque termina con una vida sensible. Esta razón es una razón de por qué es malo matar a seres que no son conscientes de sí mismos ni racionales pero que son conscientes y capaces de sentir dolor o placer.
La división en trimestres que existe en muchos países donde el aborto es legal tiene una razón de ser. Esa división corresponde a ciertos hechos en el desarrollo del embrión y del feto. Y diga lo que se diga, en el primer trimestre no hay ni puede haber (porque el sistema nervioso del feto no se encuentra lo suficientemente desarrollado) conciencia ni capacidad de sentir dolor o placer.
Segunda parte:
La valoración de esa vida que no es consciente ni capaz de sentir dolor o placer está estrechamente ligada a nuestras creencias y convicciones espirituales y filosóficas más profundas. En definitiva, está estrechamente ligada a nuestras creencias religiosas, en un sentido amplio. Es decir, a nuestras creencias acerca del valor de la vida humana.
Dado que, en el primer trimestre, no hay conciencia ni capacidad de sentir placer o dolor, y dado que la valoración de esa vida que no es consciente ni tiene la capacidad de sentir placer o dolor está ligada a nuestras creencias más profundas acerca del valor de la vida humana, considero que se le debe permitir a cada mujer y a cada pareja decidir en base a sus propias creencias y convicciones religiosas. Esto significa legalizar el aborto en el primer trimestre.
Éstas son las dos partes de mi argumento. Y como dije, es mi mejor argumento. Si se rechaza este argumento, ya no tengo más nada que decir.