La retrospectiva de Hong Sang-soo
Nobody's Daughter Haewon, la última película de Hong
Y en este punto hay motivos para el regocijo. La administración macrista, con sus recortes presupuestarios y su sesgo cultural derechista, no pudo destruir del todo el entusiasmo que nos despierta el encuentro anual con el cine contemporáneo. Y esta 15° edición, la primera dirigida por Panozzo, tiene al menos un acierto que salta a la vista en forma inmediata: la vuelta de las grandes retrospectivas de autores contemporáneos, que con la gestión de Wolf se habían ido diluyendo en un montón de "focos" parciales centrados en algunos realizadores de segunda o tercera línea. En 2013 tendremos una retrospectiva completa de uno de los mejores cineastas del mundo actual, emblemático además del BAFICI: cuando el festival porteño empezó en 1999, el coreano Hong Sang-soo (de él hablo) había hecho solo dos largos; su filmografía y su relevancia internacional fueron creciendo de manera sostenida hasta ocupar el lugar central que hoy tiene. En las sucesivas ediciones del festival vimos consolidarse su maestría. Y ahora vamos a tener su presencia y sus 16 películas, lo que lo convertirán en el centro inevitable del festival. Hay que remontarse hasta el el BAFICI 2002 (en medio de un país tembladeral) para encontrar otra retrospectiva de este volumen artístico, cuando pudimos ver de un saque 11 largos del taiwanés Hou Hsiao-hsien (aunque en ese entonces Hou no vino al festival). La oportunidad de ver todas las películas de cineastas de la importancia de Hou o de Hong en pocos días es una experiencia intensiva, que permite descubrir sentidos relacionales que la visión separada no facilita. Una auténtica inmersión en un universo artístico fascinante.
El BAFICI es, también, un festival de cine.
Y en este punto hay motivos para el regocijo. La administración macrista, con sus recortes presupuestarios y su sesgo cultural derechista, no pudo destruir del todo el entusiasmo que nos despierta el encuentro anual con el cine contemporáneo. Y esta 15° edición, la primera dirigida por Panozzo, tiene al menos un acierto que salta a la vista en forma inmediata: la vuelta de las grandes retrospectivas de autores contemporáneos, que con la gestión de Wolf se habían ido diluyendo en un montón de "focos" parciales centrados en algunos realizadores de segunda o tercera línea. En 2013 tendremos una retrospectiva completa de uno de los mejores cineastas del mundo actual, emblemático además del BAFICI: cuando el festival porteño empezó en 1999, el coreano Hong Sang-soo (de él hablo) había hecho solo dos largos; su filmografía y su relevancia internacional fueron creciendo de manera sostenida hasta ocupar el lugar central que hoy tiene. En las sucesivas ediciones del festival vimos consolidarse su maestría. Y ahora vamos a tener su presencia y sus 16 películas, lo que lo convertirán en el centro inevitable del festival. Hay que remontarse hasta el el BAFICI 2002 (en medio de un país tembladeral) para encontrar otra retrospectiva de este volumen artístico, cuando pudimos ver de un saque 11 largos del taiwanés Hou Hsiao-hsien (aunque en ese entonces Hou no vino al festival). La oportunidad de ver todas las películas de cineastas de la importancia de Hou o de Hong en pocos días es una experiencia intensiva, que permite descubrir sentidos relacionales que la visión separada no facilita. Una auténtica inmersión en un universo artístico fascinante.
En las primeras ediciones del BAFICI todo era nuevo para nuestros ojos ávidos y, en el aluvión fílmico que recibíamos, la subversión discreta que Hong ejercía nos despertaba una sorpresa agradable, pero no nos llamaba la atención tanto como otros gestos artísticos más ostentosos. Con The day he arrives en la edición 2012 (para mí, la mejor película del festival pasado) Hong confirmó su capacidad de acercarse a lo sublime paso a paso, ensayando variaciones casi infinitas alrededor del tema del amor, la melancolía, la angustia y la soledad insistente, sin perder nunca su tonalidad leve y juguetona.
Existe una tentación muy grande para aproximar su obra al campo de la comedia, y es evidente que algunas de sus películas y algunas de sus escenas pueden causarnos mucha gracia. Pero la serenidad de superficie solo atenúa los movimientos tectónicos profundos de su narrativa vacilante. Un fragmento de El jardín de los senderos que se bifurcan de Jorge Luis Borges puede aproximarnos al procedimiento narrativo de Hong:
"A diferencia de Newton y de Schopenhauer, Ts'ui Pên no creía en un tiempo uniforme, absoluto. Creía en infinitas series de tiempos, en una red creciente y vertiginosa de tiempos divergentes, convergentes y paralelos. Esa trama de tiempos que se aproximan, se bifurcan, se cortan o que secularmente se ignoran, abarca todas las posibilidades. No existimos en la mayoría de esos tiempos; en algunos existe usted y no yo. En éste, que un favorable azar me depara, usted ha llegado a mi casa; en otro, usted, al atravesar el jardín, me ha encontrado muerto; en otro, yo digo estas mismas palabras, pero soy un error, un fantasma".
El cine normal acostumbró a los espectadores a que cada película les cuente una historia. En cambio, en las películas de Hong Sang-soo se produce una leve disfunción que afecta su relación con los espectadores normales: esta disfunción no es un déficit sino su mayor originalidad. Sus relatos se bifurcan o trifurcan en variaciones a veces sucesivas, a veces alternadas. Lo que desconcierta es que estas fracturas nunca son visibles: suceden en un simple cambio de planos, sin anunciarse.
La originalidad de Hong no consiste en gestos grandiosos o inauditos, sino en mirar de un modo ligeramente extraño los asuntos más triviales y cotidianos: las relaciones amorosas, las diferentes formas de reaccionar de mujeres y hombres ante los mismos hechos, los malentendidos, los celos, la soledad, la pena que produce no haber sido capaz de decir algo en el momento oportuno o la incapacidad para reconocer cuál es el momento oportuno para decirlo. Hong es totalmente ajeno a los énfasis y a inducir al espectador a los juicios certeros. Su tono menor, su serenidad inconmovible, nos invitan al espectador a observar atentosen busca de un secreto nunca evidente.
Así que un recorrido posible para el inminente BAFICI es ver sus 16 películas al hilo. Un espectador que se dedicara solamente a eso, tendría su año cinematográfico ganado.
Esta noche en La otra.-radio, FM La Tribu, 88.7, online, vamos a dar más recomendaciones para este festival.
Clickeandoacá tienen todos los títulos y horarios de la retro de Hong.
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