Por estos días son muchos los que se preguntan por Massa:
Se entiende que Meler sitúa a Massa “en el medio de la tormenta. Con cuarenta años, rostro sereno, y un largo expediente de gestiones exitosas que culmina en el “modelo Tigre””. Lo que no se entiende es cuál es el modelo Tigre, qué base de sustentación habría tenido este modelo si se prescinde del país gobernado por el kirchnerismo y cómo ese modelo podría traducirse en un proyecto nacional. Si el proyecto kirchnerista ya es “eminentemente conservador”, ¿Massa se ubicaría en el medio entre este conservadurismo y el antikirchnerismo? ¿Sobre qué base objetiva podría descifrarse, más allá de su rostro sereno y su sonrisa blanca, el proyecto nacional de Massa? ¿Dónde puede uno enterarse lo que Massa propone para los próximos años? Estas no son preguntas retóricas: supongo que Facundo Moyano o Ezequiel Meler están enterados de lo que Massa quiere hacer con el país. Y yo tengo mucho interés en saberlo.
Joaquín Morales Solá:"Massa puso en práctica un recurso novedoso para tomar las más importantes decisiones políticas de su vida. Al revés de otros políticos, que consultan con sus asesores o con su familia, Massa se respalda en los intendentes bonaerenses que creen en él. No son pocos ni todos piensan lo mismo, aunque hay una mayoría clara a favor de que su líder se postule este año como candidato a diputado nacional. Por fin, uno de ellos podría llegar al gobierno nacional. Muchos intendentes reconocen en Massa, también, al último salvavidas de sus existencias políticas. Atenazados por las distintas variantes del cristinismo (La Cámpora, sobre todo), sólo tendrían oxígeno para sobrevivir hasta 2015.
"O los salvará Massa o perecerán.
"El proyecto tiene argumentos aferrados a la realidad. Las actuales encuestas señalan que Massa ganaría por amplio margen la provincia de Buenos Aires, por encima de cualquier variante cristinista u opositora. Eso cambiaría todo , suele concluir Mauricio Macri.
"Massa es un fenómeno político extraño. Se resiste a la presencia constante en los medios periodísticos nacionales, pero su popularidad se extiende a todo el país, según la unánime medición de las encuestadoras. Su despacho en Tigre es como un santuario hacia donde peregrinan políticos, empresarios y sindicalistas. ¿Qué hará? ¿Se presentará ahora, ganará y se postulará de inmediato a la presidencia de la Nación? ¿O, en cambio, hará una escala antes como candidato a gobernador?" ("Una candidatura que podría cambiar la política")
Ezequiel Meler: "En el medio de la tormenta, se encuentra Sergio Massa. Con cuarenta años, rostro sereno, y un largo expediente de gestiones exitosas que culmina en el “modelo Tigre”, Massa ha construido, desde su total marginación de las listas dos años atrás, una fuerza política que cuenta con casi veinte intendentes, diputados y senadores provinciales. Sobre la cúspide de ese interesante plural político, colocó su propia popularidad, la más alta del distrito. Sin embargo, todavía no se ha definido, y algunos creen que ya no lo hará, algo que desespera a propios y tranquiliza a extraños. Un conocido dirigente me decía “si yo midiera cuarenta puntos, no lo pensaría cinco minutos.” Esta semana, en declaraciones reproducidas por Letra P, el diputado nacional Facundo Moyano ha dicho, con una cuota de resignación, que si Massa “no se decide a jugar, estaría dejando pasar una gran oportunidad como político.” Probablemente sea cierto, aunque nada es definitivo todavía.
"De cara a 2015, el peso del sujeto social antikirchnerista impone a la política existente una prueba de liderazgo que ésta no ha sabido resolver en años previos. Sugiere la necesidad de que alguien se anime, efectivamente, a enfrentar al gobierno, ofreciendo al mismo tiempo garantías reales de continuidad en materia de políticas públicas de inclusión que han representado, con sus bemoles, cambios reales y concretos para amplios sectores de la población. Y que se anime, también, a decir lo que falta. Esto es, a verbalizar en una propuesta, no la enésima radicalización ideológica y discursiva de un proyecto a estas alturas ya eminentemente conservador, sino los modos en que puede recuperarse el crecimiento y la inversión en la economía, los mecanismos a través de los cuales es posible frenar la inflación sin sufrir ajustes demasiado ortodoxos, y las medidas que se requieren para combinar expansión con equidad. Mientras tanto, por primera vez en diez años, un candidato sin portación de apellido tendrá que convencer a la sociedad de que, desde el kirchnerismo, se está trabajando en este mismo sentido". ("El debate sobre el 18A y la Argentina del futuro")
Gerardo Fernández: "La gran duda es cuánto mide Sergio Massa por fuera del Frente para la Victoria ¿no? Ayer, en la radio, el Gallego Fernández le calculó un 15/20 % y pensándolo bien no pareciera estar tan errado, porque ¿Cuánto puede llevarse del piso del 32 % que sacó el kirchnerismo en 2009 en la PBA?. Algo está claro, si Massa se decide a candidatearse, deberá arreglar con De Narváez. Si no lo hace, Disputarán un mismo electorado. Por su parte, el pan radicalismo conservará más o menos su caudal en torno al 20 % mientras que los 5/6 puntos que obtuvo Sabbatella podrán repartirse entre el kirchnerismo y el Fap, pero muy dificilmente vayan al intendente de Tigre. Por supuesto, las especulaciones terminan cuando se pasa de la imagen a la urna". ("¿Cuánto mide Massa por afuera?")
Los casos de Morales Solá y Gerardo Fernández son fáciles de entender: no ocultan desde qué posición hablan. Lo de Joaquín es la típica expresión de deseos/apriete/operación lanzada desde la plataforma tradicional de la derecha argentina. Esa derecha que desprecia a Scioli porque (todavía) no se animó a saltar el cerco y descree que ya tenga tiempo de hacerlo. Morales Solá cultiva este engendro discursivo que nunca permite saber si se trata de un off the record (del propio Massa, en este caso) o un artificio para proyectar sobre el personaje lo que el propio Joaquín pretende que haga y diga. Esta derecha hoy espera que Massa se presente en las próximas elecciones legislativas solo para dañar al kirchnerismo y provocar su colapso anticipado en el territorio clave de la provincia de Buenos Aires. No se preocupa tanto por la gobernabilidad futura: la derecha cree tener el futuro de su lado.
Gerardo también es transparente: un compañero, preocupado por conocer el rumbo de las cosas para pensar mejor nuestras propias posibilidades, le pregunta a otro compañero con mayor experiencia y con conocimiento directo del territorio. Es decir: buscando información confiable y no operaciones de la contra o de los nuestros.
El caso más fangoso es el de Meler (con una sola "l"). Presuntamente cercano al kirchnerismo en la época de Alberto Fernández, ahora desencantado, desdeña a un proyecto "a estas alturas eminentemente conservador" y anhela ajustes "no demasiado" ortodoxos que combinen "expasión con equidad" y vermouth con papa fritas. Fíjense que opaca será la posición de Meler que, para elogiar a Massa, titula "El debate sobre el 18A y la Argentina del futuro". Quise averiguar qué pensaba exactamente Meler de Massa y qué cree que haría de llegar al poder para superar a este proyecto "a estas alturas eminentemente conservador". Le dejé este comentario:
Se entiende que Meler sitúa a Massa “en el medio de la tormenta. Con cuarenta años, rostro sereno, y un largo expediente de gestiones exitosas que culmina en el “modelo Tigre””. Lo que no se entiende es cuál es el modelo Tigre, qué base de sustentación habría tenido este modelo si se prescinde del país gobernado por el kirchnerismo y cómo ese modelo podría traducirse en un proyecto nacional. Si el proyecto kirchnerista ya es “eminentemente conservador”, ¿Massa se ubicaría en el medio entre este conservadurismo y el antikirchnerismo? ¿Sobre qué base objetiva podría descifrarse, más allá de su rostro sereno y su sonrisa blanca, el proyecto nacional de Massa? ¿Dónde puede uno enterarse lo que Massa propone para los próximos años? Estas no son preguntas retóricas: supongo que Facundo Moyano o Ezequiel Meler están enterados de lo que Massa quiere hacer con el país. Y yo tengo mucho interés en saberlo.
Obviamente Meler no respondió nada. Y bueh.
Lo único que me cabe decir de la posición espectable de Massa es que no forma parte del elenco de opositores que rotan por los programas de la corpo a medida que renuncian a sostener un discurso autónomo. En estos años no estuvo haciendo antikirchnerismo, sino atrincherado en su intendencia, "gestionando" (claro que en el contexto del país conducido por Cristina y Néstor).
Finalmente, creo que Massa es también un síntoma: parece haber comprendido rápido que no le resultaría posible crecer a la sombra de Cristina y Néstor. En otras palabras, los líderes del kirchnerismo no dejaron crecer a ningún sucesor cerca suyo y por eso Massa prefirió mantenerse lejos. Esto explica también mi propia dificultad para imaginar una sucesión kirchnerista.
Ahora, cómo sería un país gobernado por Massa: estoy esperando que Meler me lo cuente.