“La memoria del pueblo es mucho más importante que cualquier titular periodístico”, dijo ayer la morocha

Hoy se cumplen 35 años del día en que los militares quemaron en la calle un millón y medio de libros. La hoguera estuvo tres días prendida. Pero no es de esto de lo que quiero hablar, lo señalo como una referencia del desesperado intento de borrar la historia, la verdadera historia.

Ayer fui a escuchar a Cristina en la presentación de los candidatos del Frente para la Victoria. Pasa que uno está tan influenciado por el humo que fabrican los medios... ¿Se acuerdan cuando los del campo incendiaban los ídem para que Buenos Aires quedara en tinieblas?, bueno: algo así me pasa cuando escucho que Massa que Massita, que la corrupción, que las encuestas, que a Insaurralde no lo conoce nadie, que Scioli, que Insfrán, que los pueblos originarios, hoy parece estar de moda en la UBA ser solidario con los indios, y tanta cosa machacada y machacada en el bocho que parece verdad. Arman un clima que pareciera que va a desembocar en una tragedia o en una nueva frustración. 

En la política, como en la familia, todo el mundo quiere olvidar. Pero, ¿qué es lo que se quiere olvidar? Hay dos cosas que los poderosos siempre intentaron tapar, la felicidad del pueblo en la época de Perón y las masacres cometidas por las distintas dictaduras que hicieron ganar fortuna y poder a los que quieren que no nos acordemos para volver a repetirlo en cuanto puedan. 

Estoy haciendo un trabajo sobre el pasado y robo frases de los maravillosos y sangrientos textos de la película Tierra de los Padres, un ejercicio brillante del amigo Nico Prividera para que recordemos de donde venimos, quiénes fueron nuestros papis en la argenta historia. Me faltaba decir que lo que el derpo quiere, quiso y querrá ocultar es la felicidad que nuestro querido popolo vivió en el primer peronismo. Ser peruca era un pecado tan grande para los botones de la época que te metían en cana sólo por nombrar al Pocho o a Evita.

Hoy pasa lo mismo que en el 45. Los gronchos están sacando la cabeza del pozo y esto pone muy nevioshos a los que siempre vivieron del esfuerzo ajeno, los vagos, los zánganos, los vampiros de la historia. Y por eso la odian a Cristina, sólo por eso. Porque abre la mano, porque no tolera que haya muertos de hambre en la familia. Ayer en el estadio Malvinas Argentinas había un clima parecido al del 25 de Mayo en la Plaza. Mucho baile, mucho silencio respetuoso cuando hablaba la jefa, parecía que nadie se quería perder ni las comas, y mucha alegría al terminar. Era esa energía invencible de los militantes que quieren cambiar la historia, su historia, y saben que lo están logrando. 

“La memoria del pueblo es mucho mas importante que cualquier titular periodístico”, dijo ayer la morocha y agregó, “la memoria del pueblo es eterna”. Me acordé inmediatamente de la quema de libros, de ese acto aterrador que no fue suficiente para borrar de la historia los mejores recuerdos. Supongo que algo de todo esto hablaremos hoy en La otra.-radio.