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Imitación de la vida

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(Imitation of life, Douglas Sirk) 
Invierno, melodrama y cine en el Troquet (2)

presentado por Alejandro Ricagno (que trae carilinas)

Este Miércoles 3 de julio, 19.30 hs. Continuando el ciclo sobre melodrama que se desarrolla todos los miércoles de julio a las 19:30 hs. en El Troquet de Henry (Guardia Vieja 3460), este miércoles 3 de julio se proyectará la obra maestra de Douglas Sirk Imitación de la vida (Imitation of life, 1959), con Lana Turner, Johm Gavin, Juanita Moore, Susan Kohner, Sandra Dee. La proyección comienza 20:00 hs. en punto.

Realmente he visto muy pocas películas de Douglas Sirk. Quisiera haberlas visto todas, sus treinta y nueve películas. Si lo hubiese hecho, quizá habría ahondado más en mí mismo, en mi vida, en mis amigos. He visto seis películas de Douglas Sirk, entre las que se encuentran las más bellas del mundo.
(Rainer Werner Fassbinder)

Imitación de la vida es un melodrama de madres e hijas: una viuda, blanca, de mediana edad, (genial trabajo de Lana Turner) desesperada por alcanzar una carrera como actriz, y criar a su hija, que va postergando su vida amorosa en aras del éxito. Y es, sobre todo, la historia de su criada negra, (una inolvidable Juanita Moore) quien a su vez también tiene una hija, que al ser de piel “casi blanca”, llega a rechazar a su progenitora, para ser aceptada como blanca en una sociedad racista.

Esta doble relación en espejo –el espejo es el elemento por excelencia de todo film de Sirk- también plantea un relación con lo que el espectador del melodrama espera. Un espejo que devuelva una imagen “más grande que la vida”. Sirk lleva esta premisa al extremo y en su magnificación de” irrealidad” nos devuelve, por vía inversa, a la vida descarnadamente, después de habernos llenado de luces, de colores, de desplazamientos -incluso del desplazamiento de protagonistas dentro de la trama, como en este film- hasta arribar a uno de los finales que eleva lo “irreal” del melo a la apoteosis de lo sublime, lo soñado, lo inexpresable. Salvo con lágrimas.

Lágrimas como joyas, pero las joyas también despiden diversos reflejos en sus distintas caras talladas. Así son los films de Sirk. Sus argumentos, que rozan lo banal, no son su centro. La riqueza de sus tensiones -crítica de la sociedad americana incluida- es expuesta a través de la belleza de los encuadres, del uso de la luz,  sus decorados, cada detalle que sutilmente siempre está diciendo más, mucho más que la simple reducción expositiva de sus temas.

Imitacion de la vida es la vez celebración y despedida de un género que ya abandonaba la Gran Forma – fue el último film de Sirk, que murió 30 años más tarde sin haber podido realizar otro- para refugiarse en la televisión. El melo americano en los 50 ya venia tomando otras características, abandonado su forma para derivar en el drama psicológico o de corte social realista, como algunos films de Elia Kazan o de Nicholas Ray de esa década. En Sirk esa mirada desencantada sobre la sociedad se manifiesta al sesgo sin perder el gesto manierista; el análisis de los modelos femeninos del american way of life, el arribismo, el racismo, la diferencia de clase: todo esta allí, pero en una suerte de subversión, en gran formato, de la telenovela clásica, que nunca es cínica.

En su ampliación barroca del campo del melodrama, ya casi en su agonía como forma pura, Sirk no dejó nunca que la emoción esté por debajo-o sea oscurecida- de todas las lecturas posibles que pueden y piden sus obras. Eso lo supieron ver bien Fassbinder, y Truffaut. Y hasta la relectura del melo posmo de Almodóvar, pero eso lo comprobaremos más adelante. Por ahora, a llorar con el funeral más faustoso de la historia del cine.



Próxima función: 9 de julio: Livia, un amor desesperado (Senso) de Luchino Visconti

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