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Lanata es repudiado por los lectores de la Rolling Stone

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Ver a Lanata en la tapa de RS me causa una sensación parecida a leer las declaraciones de Mick Jagger y su admiración por Margaret Thatcher. Es un pasado rockero devenido conformidad con el sistema neocapitalista a ultranza (colonialista, en este caso). Supe quién era Lanata en un antiguo reportaje donde Charly García le preguntaba: "¿Vos pensás que soy un artista?" y Lanata le contestaba: "No sé". Esa vez me quedo claro el tamaño del ego de Jorge, intentando eclipsar o negar el brillo ineludible de Charly. La actitud de este clarinetista de la derecha argentina guía a su séquito cual flautista de Hamelin hacia el abismo de una nueva oleada conservadora. Su tamaño de engaño me recuerda al Bernardo Neustadt de los 80 y 90... (Omar Castellani, Mendoza)

Es insólito: para cualquiera que siga la línea editorial de la revista Rolling Stone es evidente que el Correo de lectores funciona como un recurso para fidelizar a su público y reforzar su sistema de suscripciones. Sin ir más lejos, en el número de julio pasado cuatro de las cinco cartas publicadas respondían a un modelo muy reiterado que podría etiquetarse "RS: sos parte de mi vida". Así empezaban las cartas de julio: 1) desde la provincia de Corrientes: "Antes que nada quiero agradecer a la Rolling Stone por existir. Han sido, desde estos tres últimos años de mi vida, una gran influencia en mi arte..."; 2) desde Villa Carlos Paz: "Esta relación empezó a mis 14 años, cuando yo trabajaba en un puesto de diarios y revistas, ya edición argentina de la Rolling Stone andaba por sus tres años..."; 3) desde Buenos Aires: "El mejor día del mes es, definitivamente, el que encuentro un sobre de papel metalizado detrás de mi puerta antes de ir a la facultad. Ese sobre trae adentro lo que más ansío desde el mes anterior: la nueva Rolling Stone..."; 4) desde Villa Urquiza: "Esta carta es para contarles que cada vez más seguido, hablando con mi esposa, mi hija mayor o un amigo, y sale algún tema: 'Leí una nota impresionante en la RS'...".

Por su convencionalismo, cartas así podrían formar parte de cualquier número de la RS o de cualquiera otra revista con suscripciones, cambiando apenas algunos nombres propios. Y es tan repetido este formato que el Correo se vuelve totalmente previsible y una invitación a ser salteado sin culpas.

No pasa lo mismo en el número que acaba de salir, el de agosto, edición posterior al que pusiera en tapa a Jorge Lanata en pose canchera a punto de activar una granada. Muy fuerte debe haber sido el cimbronazo de mensajes en repudio del chico de tapa para que el Correo de Lectores se transformara en una ventana para el malestar generado y un intento de recomponer la línea editorial de cara a sus lectores. Tanto es así que varias de las cartas publicadas repudian en duros términos al entrevistado e incluso la decisión editorial de dedicarle la nota de tapa:

- Darío Juárez, de Palermo: "...ver a Lanata en la tapa y ver el tipo de nota que le habían dedicado, me generó una rabia indescriptible. Mi primera frase al abrir el sobre plateado fue: '¡No lo puedo creer!'. Lo primero que hice fue arrancar la tapa de la revista. Esto no es Rolling Stone, no puedo creer que tomen una postura tan explícita...".

- Luis Cortarello, desde Río Grande: "Son las 2:30 de la madrugada, me preparo para sentarme a leer la revista, que casi religiosamente compro todos los 15 de cada mes (...) Cerca del comienzo, en la página 30, me encuentro con la entrevista de Lanata y la capacidad exquisita de siempre que tiene el Sr. Morris para cronicar sus reportajes y dar la sensación de que Lanata dice algo, pero no dice nada. Un Lanata egocéntrico, que cuando no está adulándose, el reportaje lo posiciona casi como un 'juglar' periodístico de estos tiempos. (...) Tuvieron enfrente al personaje 'que marca la agenda del gobierno' y lo más osado que pudieron poner es que Magnetto lo hizo acordar a su madre..."

- Nicolás Nahuel López, de Caseros: "Pensar en la grandeza, la popularidad o el genio de Lanata ya no pasa por su parte periodística, sino por su figura. Su panza, su barba, su cigarro, sus lentes, sus tiradores (en esta etapa) y su clásico: 'boludo'. Sigue siendo lo que alguna vez representó pero en una pequeña dosis. Sería como una mala copia de sí mismo en los 90, así como asegura que el Página/12 actual no es el que fundó. (...) Lanata no se perdió en los brazos del grupo Clarín: el periodismo también es un laburo y uno va donde hay trabajo. Se lo comió el personaje. El héroe solitario, el mesías, el contra. Súper explotó su odio contra el kirchnerismo y lo llevó a un nivel inalcanzable. Lo que hace que sus cañones se dirijan hacia el Gobierno y sus aliados. Esta actitud hace que se olvide de que el enemigo también está en casa. Lanata sigue pensando que en Clarín son unos hijos de puta. Pero él está en otra cosa. Está saldando deudas pendientes. No es un sicario del grupo. Es un sicario de su conciencia".

Evidentemente, en esta etapa de su caída, Lanata recoge más simpatías entre los generales retirados que entre los lectores de la Rolling Stone.

La edición argentina de la RS forma parte del grupo La Nación.

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