Hugo Moyano ayer hizo declaraciones bastante reveladoras de su concepción de la lucha sindical y de (la falta de) respeto por la voluntad popular. Y de paso: sobre el grado de separación que guarda respecto de los motines policiales que se registran hoy en el país.
Con respecto a la protesta policial seguida por los saqueos planificados en varias provincias, señaló a los que para él son los responsables del desborde social: "Esto que sucede obedece a la impericia de los gobernantes que deberían haber dado respuestas y no lo hicieron. Fundamentalmente responsabilizamos al gobierno nacional y a los provinciales". Para él la solución del conflicto con las fuerzas de seguridad pasa por "sindicalizar a la policía". "No es necesario sólo por temas salariales, sino laborales: hacen una gran cantidad de horas sin descanso para llevar un peso más a la casa; por eso no pueden rendir en ninguno de los lugares que ocupan", analizó. "Algunos creen que esto no se puede hacer, pero en muchos países del mundo está instalado y funciona muy bien".
En este blog estamos de acuerdo en que es necesario sindicalizar a la policía. Lo dije antes de que este "desborde estacional" de diciembre sucediera y lo repetí esta semana. Una cosa es el policía raso que gana dos mangos y al que no se le reconoce ningún derecho laboral (de hecho, muchos policías cobran gran parte de su sueldo en negro) y otra las jerarquías corruptas que arreglan con el poder político de turno, con el judicial y con la delincuencia organizada. En 30 años, la democracia argentina no supo o no quiso democratizar a la policía, ponerla al servicio de la democracia. Uno de los caminos de esa democratización es el reconocimiento de los derechos laborales de estos agentes del estado. La policía generalmente recluta sus agentes de los sectores más pobres de la sociedad, que encuentran en ella una forma de ascenso social. La cruel paradoja es que esos sectores funcionan como guardianes del orden establecido, que beneficia a las clases poderosas. Una contradicción entre tantas del capitalismo. Hay una sorda lucha de clases en estos episodios recientes. Porque hay una necesidad legítima de agentes que en algunas provincias estaban cobrando $ 4000 por mes y muchas veces sus jefes son multimillonarios que se asocian al narcotráfico. Pero esa lucha de clases no puede expresarse claramente porque la organización vertical de las fuerzas les impide a los trabajadores policiales que se piensen como trabajadores. Y las jefaturas terminan instrumentándolos al ponerlos en contra del pueblo. Por supuesto, la forma de la sindicalización de la policía debe atenerse a normas especiales, porque el estado les confiere un poder de fuego que NO DEBE usarse como instrumento del reclamo extorsivo.
Así que esto que dice Moyano sobre la sindicalización policial está bien. Pero en las repreguntas, Moyano muestra la hilacha. Un periodista le pregunta si el reclamo legítimo de los policías no se desvirtúa al estar provistos de armas en sus autoacuartelamientos. Moyano se frunce de hombros y dice: "el policía tiene que andar todo el día con el arma encima". El periodista repregunta: "¿pero le parece que se puede ir armado a un reclamo salarial?". Moyano responde: "el trabajador protesta con su instrumento de trabajo: los camioneros usamos los camiones, los policías las pistolas". (Lo vi ayer en la tele, no puedo ubicar aún el youtube).
Después, claro, la CGT moyanista saca un comunicado en el que objeta el método del reclamo policial, pero Hugo, personalmente, lo estaba convalidando. Esto muestra varias cosas:
Uno: Moyano siempre ha concebido la lucha sindical como un poder extorsivo dirigido no a los empleadores sino a la sociedad en general. Así como él amenaza con bloquear y desabastecer poblaciones enteras con sus camiones, no ve mal que los policías impongan sus exigencias gremiales a punta de pistola.
Dos: Moyano se halla a un grado de separación de estos motines seguidos de saqueos organizados:
"La CGT de Moyano nos asesora en todo"
El concejal massista acusado por el Gobierno nacional de instigar las protestas policiales,Salvador Baratta, admitió que los abogados de la CGT opositora de Hugo Moyano asesoran al sindicato de policías y penitenciario de la provincia Sinopope.
"El secretario general del Sinopope participa de la CGT (Azopardo). Ellos nos asesoran en todo, pero no participamos como sindicato común. Lo que hacemos es todo a pulmón", reconoció el exsubjefe de la Policía Bonaerense en diálogo con Radio América. En esa organización no reconocida legalmente por la Justicia, ni el Ministerio de Trabajo, Baratta se ufana de ser el secretario general de Política Laboral. Fuente: Ambito Financiero.
Como todo el mundo sabe, Moyano y Baratta confluyen hoy en el massismo.
Tres: Nace un nuevo desafío al poder democrático: se instala una corporación extorsiva que empezó a imponer sus exigencias mediante prácticas sediciosas. La policía alzada contra el poder civil combina lo peor del partido militar y de las burocracias sindicales. Si la política no acierta a hacer un diagnóstico muy preciso del conflicto, los próximos años (no solo los dos que le restan a Cristina, sino los que vengan después) van a tener que enfrentarse con el partido policial. Que, a diferencia de los militares, tiene hoy dominio territorial y por ende un gran poder de daño.
Hay que democratizar la policía en todos sus niveles, lo que incluye su sindicalización.
(Para seguirlo pensando, vean el interesante análisis de Gerardo Fernández en su blog).
(Para seguirlo pensando, vean el interesante análisis de Gerardo Fernández en su blog).