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Puta fama (o el buen gusto como prejuicio del rockero pequeño burgués)

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La otra.-radio para escuchar a DJ Negro Dub, Che Cumbé, Perrone, Händel y Boulez. Clickeandoacá.




Hace poco Claudio Gabis, que ha sido muy importante para la música popular argentina, como que fue uno de los artífices del sonido de Manal, declaraba: "No tengo un conocimiento muy grande de lo que se hace aquí. Tengo en claro que hay músicos maravillosos, y en todo el país se toca blues muy bien, lo cual es asombroso. El panorama del rock no sé cuál es. Lo que sé es que en la música popular argentina de hoy hay una influencia excesiva de la cumbia, y de un montón de músicas que no me gustan nada. Hay un exceso del lenguaje más vulgar y una exaltación de una vulgaridad sensual, o de un sensualismo berreta, que tampoco me gusta. Quiero suponer que hay un montón de gente que hace otras cosas. Que hay cierto nivel de calidad y cierto espíritu creativo que sigue presente".

Declaraciones interesantes, por venir de quien vienen, y a la vez tristes, por la misma razón. Porque su generación se abrió paso derribando los prejuicios del establishment musical de la época: el rock, aún tan genial como lo era el rock de Manal, fue resistido por la cultura oficial de la época. Unos, los tangueros más rancios y los folkloristas más dogmáticos, lo desdeñaban por extranjerizante; la cana de la dictadura los perseguía porque los consideraba "degenerados" y "amorales"; los jazzeros los despreciaban porque no eran virtuosos; la sociedad entera los miraba mal por raros. Pero lo que esa generación proponía fue tan irresistible que se terminó imponiendo por su propio peso.

Y llegó el día en que el rock fue ya no la contracultura, sino la banda de sonido del sistema. Ahora los empresarios, los brokers de la city y los publicistas, todos son rockeros. Ahora los padres les inculcan a sus hijos que escuchen "buena música", es decir: rock. El rock es la música oficial del mundo globalizado. Macri imita a Freddie Mercuri y los mundiales de fútbol y las olimpíadas los abren megabandas de rock "satánico".

Entonces, tomando por el atajo del buen gusto, Gabis habla ahora desde el establishment musical y deplora en bloque el "sensualismo berreta" de la cumbia, tal cual podría haber dicho en los 60 cualquier viejo tanguero o jazzero para desdeñar en bloque a esos "melenudos del rock". Pero lo peor es que no se trata solo de apreciación musical, sino de prejuicios clasistas y racistas. Es inevitable oir en ese desdén hacia la cumbia (que uno pudo escuchar en otros músicos entrañables como Spinetta) un punto de vista de clase media ilustrada acerca de la música de los pobres: cosa de negros.

Porque si en algún lugar está la contracultura (es decir: una cultura que crece con fuerza incontenible desde abajo, sin contar con el beneplácito de ningún establishment, capaz de crear sus propios códigos, sus formas de socialidad y sus circuitos alternativos de comunicación) es en la cumbia. Pero la cumbia, naturalmente, es muchas cosas de diverso valor: igual que el tango o el rock, ni más ni menos. Parece inevitable que algún día se termine de admitir que la cumbia es la gran música popular argentina de nuestra época. Que, como sucede siempre, no estará a salvo de adulteraciones ni domesticación. Como pasa con cualquier cultura.

En esas cosas pensaba ayer mientras en nuestro programa conversábamos con Che Cumbé, DJ Negro Dub y Evelyn, que desde hace unos años vienen impulsando un género musical que, desde el sabor de la cumbia más tradicional y menos subordinada al mercado, se lanza a experimentar un mestizaje con las tendencias más contemporáneas del dub, los mashups y la electrónica: música experimental para bailar, flujo de informaciones de fuentes diversas, impureza, intento de traspasar el consumo de nicho en que se ha convertido la cultura actual: cada muertito con su nichito.



Yo di con estos pibes de la cumbia dub gracias a Perrone, que integró esta música al extraordinario giro que viene dando a su cine desde P3ND3JO5. Hay una interacción entre el cineasta más libre de la Argentina y estos músicos populares. Las imágenes de Perrone y la música de DJ Negro y Che Cumbé se aman y se reclaman mutuamente. Pero para eso Perrone habrá tenido que vencer su propio prejuicio respecto de lo que se puede esperar de músicos de raíz tropical y del riesgo de un efecto de redundancia que podría producirse entre las historias de pendejos del conurbano bonaerense y una columna sonora llena de "cumbia". Perrone habrá tardado en aceptar escuchar la música que Evelyn le proponía... ¡escuchar! Porque ni bien la escuchó, el Perro comprendió que ese era el sonido que P3ND3JO5 reclamaba. A mí me resultó más fácil porque la música de DJ Negro Dub y Che Cumbé vino en el combo irresistible de esa maravillosa película. Pero reconozco que, si no fuera por P3ND3JO5, quizá nunca habría llegado a escucharlos.

En nuestro programa nos divierte además hacer cruces, trabajar contra la tendencia generalizada de recluirse en los nichos, la cumbia con la cumbia, el indie con el indie, el trash con el trash y el folklore, etc. Por eso es que además en el programa de anoche estuvo el maestro Cristian Bonomo llevándonos a recorrer la historia de la música orquestal europea en tres estaciones: el barroco de Rameau (siglo XVIII), las masas orquestales de Mahler y los quiebres estructurales de Stravisnky (en versiones de Pierre Boulez). Y, contra todos los prejuicios de este mundo, el pasaje de la cumbia dub a Rameau, de Händel a Che Cumbé y de Aniceto Molina El Campanero a Pierre Boulez, se dieron con toda la naturalidad que la belleza, solo ella, propicia.

Un programa para escucharclickeando acá.

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