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Cristina, Bergoglio y el Papa Francisco

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La columna de opinión del Pájaro Salinas en La otra.-radio puede escucharseclickeando acá 



por Oscar Alberto Cuervo

Cuando usted esté leyendo este post es probable que Cristina haya almorzado con el Papa y eso ocupará las primeras planas de todos los medios nacionales y algunos internacionales. Tercera reunión entre la Presidenta y la máxima autoridad de la Iglesia Católica, anteriormente conocido como Jorge Bergoglio.

Anoche, antes de que empezara nuestro programa en La Tribu, en el programa anterior, EL Vahido, estaban entrevistando a una argentina residente en Alemania que contaba que cuando decía que era argentina muchos europeos la felicitaban por el Papa, sin darse cuenta de que para ella, militante por la diversidad sexual, que la asocien con Bergoglio es la peor ofensa que le pueden hacer. La anécdota, similar a la que pueden contar muchos argentinos que hoy viajan por el mundo, refleja el quiebre histórico que se produjo hace un año, cuando el entonces arzobispo de Buenos Aires pasó a ser el Papa. Esto es así porque son muy diversas las connotaciones que tiene esta designación en el contexto local y en el global, así como también es muy distinto el parámetro con que consideramos la actuación de Bergoglio como miembro de la escena argentina hasta febrero de 2013 y lo que significa Francisco para el mundo desde hace un año.

Todos registraron la diferencia: en primer lugar Cristina, que tiene una relación muy distinta con Bergoglio a la que tenía cuando él solamente era una figura local. Yo opino que el replanteo de Cristina es correcto, por motivos estratégicos. Bergoglio acá estaba ubicado en la derecha del espectro ideológico, con su hostilidad hacia la ampliación de derechos civiles que impulsó el kirchnerismo. Hoy Francisco, con sus posiciones contra la exclusión que genera el modelo neoliberal y sus gestiones para detener la escalada bélica en varias regiones del planeta, está situado a la izquierda de los líderes de los países poderosos.

¿Es contradictorio que uno sostenga en diferentes contextos diversas valoraciones de una misma persona? Sí, lo es. Pero a esta altura ya debería saberse muy bien que la contradicción no es una falla moral sino un rasgo de la realidad misma. Pensar políticamente no es esquivar las contradicciones para rendir tributo en el altar de la coherencia lógica, como si esto fuera un imperativo moral. La realidad política es contradictoria y a las contradicciones no hay que esquivarlas, sino vivirlas y pensarlas.

Francisco es un actor principal de la política internacional, es argentino y la Presidenta tiene llegada directa a él. Reconocerlo puede ayudar a posicionar al país en el tablero mundial, con un aliado de mucho peso. Eso no borra el pasado cuestionable de Bergoglio ni elimina el riesgo que pueden ocasionar sus intervenciones en la política local. Pero complejiza el panorama. De esta complejidad dan cuenta algunas columnas de opinión que se pudieron leer en estos días en los principales medios argentinos.

Ayer Verbitsky en Página;

Todo para ganar


Las reformas a prácticas y estructuras eclesiásticas no me conciernen, ya que no soy creyente ni especialista en esa materia. Sólo estudié durante quince años las raíces históricas e ideológicas de la complicidad de esa institución con el terrorismo de Estado, advirtiendo que no haría juicios de valor sobre el dogma ni el culto (lo que el Episcopado argentino llamó su “realidad teológica de misterio”) sino un análisis de su comportamiento en la Argentina entre 1976 y 1983 como “realidad sociológica de pueblo concreto en un mundo concreto”, según los términos de su propia conducción. Además, como dice De la Serna, es demasiado pronto para evaluar la consistencia del discurso papal con su aplicación, por lo que sólo puedo desear que le alcance el tiempo para hacer todo lo que insinúa. En contraste con sus predecesores, tiene todo para ganar. Si algún sufrimiento humano alivia o ahorra, bienvenido sea. Mientras llega ese momento sería interesante que alguno de los interesados en una declaración breve y picante se tomara el trabajo de contrastar las actuales propuestas del Papa Francisco con la conducta, tema por tema, del cardenal Bergoglio como presidente de la Iglesia Católica argentina, ya sea para prevenir sobre un exceso de optimismo o para celebrar la infinita capacidad de cambio de la persona humana. (Completo acá)






















Pagni el jueves en La Nación:

Una distancia ideológica menor que la que presentía el kirchnerismo

¿Por qué Bergoglio se convirtió en un agente de la estabilidad oficial? Habría que recordar que ya como arzobispo él hizo gestos muy amigables, como la oración fúnebre por Néstor Kirchner, por ejemplo (http://www.cienciayfe.com.ar/a2010/articulo/dnestork.htm). Además, es obvio que su contexto se ha globalizado: hoy tendría puesta la mirada en un hipotético viaje a China, del que su visita a Corea del Sur, en agosto, sería una antesala.
Pero hay un motivo más sustancial: la distancia ideológica entre Bergoglio y el Gobierno es menor que lo que el propio kirchnerismo presentía. Para advertirlo basta leer la pasable condena al capitalismo que aparece en los parágrafos 53 a 58 de la exhortación Evangelii Gaudium. Nada nuevo: la tradición católica tiene un sesgo antiliberal que le permite una convivencia apacible con el populismo.
Entrevista a Domingo Bresci en Tiempo Argentino del jueves:

"Es conservador popular y conduce como Perón"


El ex compañero de seminario del Papa y asesor de la Cancillería repasa su historia y  pensamiento.

–¿El cambio de relación del gobierno con Bergoglio fue un volantazo? 

–Creo que la oposición  tenía la esperanza de que Bergoglio mantuviera un perfil opositor como había sido antes del Cónclave 2013, pero la relación pasó de la tensión y desconfianza a una relación de distensión y confianza. Estos signos de distensión y confianza comenzaron cuando la recibió a Cristina y le dio el lugar que le dio. Luego vinieron los llamados reservados y su decisión de no intervenir en la política interna. Aunque algunos dicen que es insidioso, lo cierto es que a todos les dice que "cuiden  a Cristina". Él se abrió, dejó de ser el jefe de la oposición como lo llamaba Néstor Kirchner para ser un hombre respetuoso sin demonizar al gobierno, como parecía hacerlo antes. Ahora respeta los procesos institucionales. 

–Hace poco, ante los miembros de la Pontificia Comisión para América Latina, Bergoglio habló de la juventud y aprovechó para referirse a la guerrilla en los '70 a través del "buen manejo de la utopía". Dijo que "en América Latina" hubo "experiencias de un manejo no del todo equilibrado de la utopía"  y que "al menos en el caso de Argentina" pudo decir "¡Cuántos muchachos de la Acción Católica, por una mala educación de la utopía, terminaron en la guerrilla de los años '70!" Como sacerdote tercermundista, ¿cuál es su opinión sobre estas definiciones?

–En realidad sólo mantuvo la postura que siempre tuvo, de la memoria incompleta, sesgada, y ahora habla de una malentendida utopía, que podía conducir a la guerrilla, refiriéndose a un  grupo de católicos que se desviaron por un grupo de sacerdotes. Lo considera como un desvío, pero en rigor hay una larga historia de los católicos que se sumaron  a la lucha, algunos optaron por la lucha armada y otros no. No por querer el cambio a fondo eras guerrillero. En aquellos años, en el movimiento de curas del Tercer Mundo nos agarramos de lo que decía la encíclica Populorum Progressio de Paulo VI: "Ante una tiranía evidente y prolongada los pueblos tienen el derecho para buscar cambios profundos y urgentes."  (Completo acá)

Anoche le pedimos al Pájaro Salinas que dedique su columna de opinión a las diferencias entre Bergoglio y Francisoo. Su intervención en La otra.-radio se puede escuchar clickeando acá.

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