Con sedes móviles, con sed,
concédeme una nueva danza
bajo la lluvia derrapada
como un cadáver exquisito,
con códigos intermitentes,
codo con codo los cartógrafos,
los camarógrafos, los cantos
y los cantores populares
codeándose con locutores
entre las ráfagas de agua
entre las ondas de la radio
y las consignas de la plaza
bajo la lluvia
casi nada.