"Son muchos los que viven inmersos en los dolores y delicias de esta vida; son como aquellos que, en un baile, en lugar de bailar se pasan todo el tiempo sentados. Los caballeros del infinito son bailarines y alcanzan altura. Con un salto se elevan y vuelven a caer, lo que constituye un espectáculo muy entretenido, digno de contemplar. Pero en el momento de tocar el suelo de nuevo, no pueden quedarse instantáneamente fijos en una posición, sino que vacilan durante unos segundos; ese vacilar demuestra que son ajenos a este mundo... Caer de tal manera que pueda parecer que a la vez están inmóviles y en movimiento, transformar en caminar el salto de la vida, expresar a la perfección lo sublime en lo pedestre, eso sí lo consigue el caballero y ese es el auténtico prodigio" (Soren Kierkegaard, Temor y temblor)
NOTA DEL EDITOR: Leí este pasaje muchas veces a lo largo de los años. Me resulta bellísimo. Ahora, si me disculpan la frivolidad de extraerle una connotación futbolera, se podría aplicar a algunas jugadas de Messi...