Leonard Cohen
Me encanta hablar con Leonard,
es deportista, es un pastor,
es un cabrón perezoso
que vive embutido en un traje.
Pero él dice lo que yo le digo
incluso aunque no le agrade
simplemente él no tiene la libertad
de negarse a hacerlo.
Él va a pronunciar palabras de sabiduría
como si fuera un visionario
aunque lo único que realmente sabe
es hacer una simple canción.
De vuelta a casa sin pena,
de vuelta a casa, mañana en cualquier momento
de vuelta a casa, donde se está mejor que antes
de vuelta a casa sin pesar,
de vuelta a casa, tras la cortina,
de vuelta a casa sin el traje que llevaba.
Él quiere escribir una canción de amor,
un himno de perdón,
un manual para convivir con la derrota,
un grito que se sobreponga al dolor,
un sacrificio recuperado.
aunque no sea eso lo que yo necesito.
Yo quiero que él tenga la certeza
de no tiene ningún pesar,
que no necesita tener una visión,
que sólo tiene permiso
para hacer mi voluntad de inmediato
y mi voluntad es que él diga
lo que le ordené que repita:
De vuelta a casa sin pena,
de vuelta a casa, mañana en cualquier momento
de vuelta a casa, donde se está mejor que antes
de vuelta a casa sin pesar,
de vuelta a casa, tras la cortina,
de vuelta a casa sin el traje que llevaba.
Me encanta hablar con Leonard,
es un deportista y un pastor
es un cabrón perezoso
que vive embutido en un traje.
Me encanta hablar con Leonard,
es deportista, es un pastor,
es un cabrón perezoso
que vive embutido en un traje.
Pero él dice lo que yo le digo
incluso aunque no le agrade
simplemente él no tiene la libertad
de negarse a hacerlo.
Él va a pronunciar palabras de sabiduría
como si fuera un visionario
aunque lo único que realmente sabe
es hacer una simple canción.
De vuelta a casa sin pena,
de vuelta a casa, mañana en cualquier momento
de vuelta a casa, donde se está mejor que antes
de vuelta a casa sin pesar,
de vuelta a casa, tras la cortina,
de vuelta a casa sin el traje que llevaba.
Él quiere escribir una canción de amor,
un himno de perdón,
un manual para convivir con la derrota,
un grito que se sobreponga al dolor,
un sacrificio recuperado.
aunque no sea eso lo que yo necesito.
Yo quiero que él tenga la certeza
de no tiene ningún pesar,
que no necesita tener una visión,
que sólo tiene permiso
para hacer mi voluntad de inmediato
y mi voluntad es que él diga
lo que le ordené que repita:
De vuelta a casa sin pena,
de vuelta a casa, mañana en cualquier momento
de vuelta a casa, donde se está mejor que antes
de vuelta a casa sin pesar,
de vuelta a casa, tras la cortina,
de vuelta a casa sin el traje que llevaba.
Me encanta hablar con Leonard,
es un deportista y un pastor
es un cabrón perezoso
que vive embutido en un traje.
por Guillermo Colantonio
Máscaras, voces: narrar la experiencia *
La figura de la máscara será otra constante en toda su obra a partir de diversas versiones enunciativas: amante, monje, poeta. Dos enormes testamentos con tintes autobiográficos llevarán esta idea a su punto álgido, con exquisita ironía. Uno de ellos, también incluido en I’m your man se llama "Tower of song", una perfecta combinación de máscaras para hablar de la escritura, el pesimismo existencial y la vejez, interpretada con la hermosa calma que precede a una tormenta: “Pues mis amigos se han ido/ y mi cabello está gris./ Me duele en los lugares donde solía jugar/ y estoy loco por el amor/ pero me voy a ir/ Solo pago mi alquiler a diario/ en la torre de la canción.” Más tarde, "Going home", incluida en Old ideas (2012), retomará las diferentes voces del yo: “Me encanta hablar con Leonard/ es deportista, es un pastor,/ es un cabrón perezoso/ que vive embutido en un traje”.
Como en los carnavales, detrás de las máscaras se esconden identidades, pero se ejecutan actos que liberan instintos, sensaciones y pensamientos reprimidos socialmente. El principal disfraz de Leonard Cohen ha sido el de su voz de oro, una extensión directa de su literatura, para hablarnos del valor de la experiencia como fuente de relatos. El desplazamiento constante del libro a la canción tal vez se vincule con la idea de Walter Benjamin acerca del narrador, aquel que recupera la oralidad de la épica, la voz del bardo frente al aburguesamiento de la novela. La relación vida/ experiencia/ obra es clave, y asumirá diversos rostros que apuntan a un mismo objetivo: estar vivo en el caos, nunca rendirse ante la atrocidad. Canciones como "The future" o "Everybody knows" expresan la derrota pero con belleza: “He visto el futuro, hermano: es asesinato (…) Pero el amor es el único motor de supervivencia”. “Todos saben que la guerra terminó/ Todos saben que los buenos perdieron/ Todos saben que la pelea fue arreglada/ Los pobres siguen pobres y los ricos se enriquecen”. Ambas canciones juegan con la figura del oxímoron, presente siempre en la poética Cohen, con la coexistencia de la pesadumbre en las letras y el ritmo bailable de las melodías.
Pese al pesimismo, siempre queda una vía de escape (el arte), “la grieta por donde se filtra la luz”, tal como se enuncia en el hermoso estribillo de "Anthem" de The future. De esta forma, el mundo será un valle de lágrimas perfectible gracias a las canciones, aunque sea “a mil besos de profundidad” ("A thousand kisses deep" de Ten new songs, 2001), gracias a la música.
* Fragmento de la nota "Los trajes del Sr. Cohen. Algunas notas sobre la música de Leonard Cohen", publicada completa en el blog Un Largo, que puede leerse completa clickeando acá.
* Fragmento de la nota "Los trajes del Sr. Cohen. Algunas notas sobre la música de Leonard Cohen", publicada completa en el blog Un Largo, que puede leerse completa clickeando acá.