por Maxi Diomedi
Programa N° 405 de Patologías Culturales (sábados a las 17:00 en FM La Tribu). Completo. Además de una entrevista a Ignacio Montoya Carlotto, hablamos de una de las noticias de la semana: el procesamiento del escritor Pablo Katchadjian a pedido de María Kodama.
En la segunda parte, entrevista a Bobby Flores. Hablamos de radio y de cómo piensa su hacer radial. Bobby nos dice que hay una manera de hacer ingresar a Zappa sin que el oyente huya despavorido. Y no solo eso: hay una manera de que aparezca una música más dificil y que a quien escucha le parezca totalmente natural.
Hacia el final se acercó Oscar Cuervo para hablar de La patota, la película de Santiago Mitre que tiene a Dolores Fonzi como protagonista y que es, a su vez, una remake de la película dirigida en los 60s por Daniel Tynere con Mirta Legrand como figura principal.
Antes de dar paso a la grabación sólo queremos destacar el momento más alto del análisis (allí donde aparece la mirada Cuervo en todo su esplendor). Es cuando dice :
"La película se puede ver como una continuación de las preocupaciones que Mitre tenía en El estudiante. Hay al comienzo un plano secuencia que es una exhibición de virtuosismo cinematográfico, con una discusión presuntamente política entre el personaje que hace Dolores Fonzi (la hija) y el personaje que hace Oscar Martinez (el padre). Por los datos que aparecen en ese primer diálogo él es un juez y fue un militante idealista de los 70s que, con el correr de los años, se va haciendo pragmático y piensa que para incidir sobre la realidad hay que transar con ella, hay que insertarse en el sistema. La hija representaría una noción extrema opuesta: sostiene los ideales por sobre todas las cosas, el ideal de la no contaminación".
"Hay un equívoco respecto de lo que Mitre dice que le interesa como político y gran parte de la crítica replica, alineándose con la interpretación que el propio director dicta desde las declaraciones periodísticas. Por supuesto que toda película es política. Pero no me parece que la política esté puesta en ese elemento obvio que está colocado en el ingreso del film, que es la discusión entre el padre y la hija. Esto lo digo porque me parece que la manera de discutir política de ellos (los personajes del padre y la hija) es completamente abstracta. Si vamos a discutir sobre si hay que entrar al sistema o si tenés que acercarte a la realidad acercándote a los pobres, yo no creo que eso sea una discusión política. En todo caso me parece que es una discusión de tipo ético o moral. Porque la política nunca es tan simple como elegir entre los ideales y el pragmatismo. Eso es un falso dilema que vos podés sostener en la medida en que simplifiques a los personajes hasta transformarlos en una especie de fórmula vacía, donde uno representa la joven idealista y el otro al padre progresista ex militante (...) El es un chanta y ella es la integridad que no cede ante nada, ni siquiera ante el hecho de cuando llegue ahí (a Misiones) va a ser violada por la patota. Entoces se pueden hacer muchas lecturas políticas de la película, que no son esas que [la discusión inicial de] la película indica".
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