por Oscar Cuervo
A esta altura del partido, cuando las campañas electorales terminaron, supongo que la enorme mayoría de los argentinos tiene decidido su voto. Ese porcentaje debe ser más alto aún entre los lectores de este blog: difícilmente alguien que pase por acá pueda estar dudando todavía a quién votar. De manera que con este post no me hago ilusión de incidir ni remotamente en un resultado que está en el pecho y en el pensamiento de cada argentino.
Si tengo que resumir en pocas palabras lo que se juega el domingo, diría: salario y empleo. El PRO en el gobierno iría contra esas dos variables de la economía que están ligadas: a mayor índice de empleo, más capacidad de los trabajadores para pelear por sus salarios; las paritarias libres les dan una fortaleza que pierden cuando peligran los puestos de trabajo. Cuando un trabajador tiene miedo a quedarse desocupado, pierde capacidad de defender el poder adquisitivo de su salario. Creo que un gobierno del PRO no atacaría principalmente a Cristina, ni a la Cámpora, ni a las cadenas nacionales ni a 678, sino el empleo y el salario. Esa es la consecuencia observable de una devaluación abrupta como la que promete Macri: el comienzo de una escala descendente del poder adquisitivo de los sueldos y un ascenso de la desocupación. Ojalá me equivoque.
Como sea, quiero hacer un ejercicio de memoria prospectiva. No pretendo que nadie se acuerde cómo era todo hace quince años: semejante lujo se lo pueden dar los muy politizados o los suficientemente viejos para tener registro de lo que pasaba en 2000/2001. La instantaneidad volátil de la época no ayuda a esos ejercicios retrospectivos: pasan cosas todo el tiempo, los temas de conversación suben y bajan en horas, como los TT de twitter. El ejercicio prospectivo que propongo no se dirige a las próximas 72 horas, sino a los próximos dos años.
Subo este video al blog para volver a subirlo en la primavera de 2017. Como todo pasa rápido, dos años es una medida razonable: en ese lapso uno puede olvidarse , pero también volver a recordarlo. Subiré el video de nuevo en 2017, sea cual fuera el resultado de las elecciones del domingo.
El que habla en el video es una persona que no conozco, tampoco sé quién lo registró. Lo vi en el blog del tucumano Aldo Jarma y quedé impresionado. Quien aparece hablando es Daniel Millán, propietario de la empresa de cosméticos Millanel. Lo único que sé sobre esa empresa es lo que dice acá Millán: es una industria nacional, depende del mercado interno, hace 15 años tuvo 10 puestos de trabajo y ahora tiene 400. Y el tipo está interesado en mantener su empresa. Su perspectiva de clase no es la mía, pero no es tan lejana como para que me resulte incomprensible. Les dice a sus empelados:
"Yo participo en varias cámaras empresariales. Desde las cámaras empresariales estamos muy preocupados por lo que se viene el domingo. Hay dos modelos de país: uno productivo y uno especulativo. Cada uno puede elegir lo que quiera, pero tengan claro que después nos vamos a tener que hacer cargo. Yo en el año 2001 y ahora fueron las dos únicas veces que tuve que hablar. En 2001 tuve que proteger 10 puestos de trabajo. Ahora son 400. Es muy difícil sostener una empresa productiva cuando todo viene de afuera. Si ustedes consideran que esto puede avanzar en un país donde todo se importe, les digo que se acuerden, que se acuerden lo que pasó en 2001. (...) Muchos de ustedes son demasiado jóvenes para ver esto. Díganme si el problema es la inseguridad y la inflación, cómo la seguridad se mejora sin gente trabajando y cómo la inflación se mejora con devaluación de $ 20. Esta empresa no ha perdido un puesto de trabajo en los últimos 15 años. No lo ha perdido. Y como yo muchos otros. Las cámaras están preocupadas. Se los digo porque hay que trasmitirlo. Porque se escucha hablar a economistas pero no se escucha hablar a industriales. (...) Pueden votar a quien quieran, por supuesto, y pueden decir lo que quieran, ustedes vieron que cada uno dijo lo que quiso en esta planta y yo no hice ni un comentario. Ahora el problema es que después nos tenemos que hacer cargo de esto. (...) Nosotros también somos responsables de lo que pasa. ¿Qué está todo bien? Ni en pedo. Hay muchísimo por mejorar. Pero ojo, no vaya ser que perdamos lo que se logró en estos 15 años por un modelo que es de libro de autoayuda. "Abracémonos, conversémonos, mejorémonos"... ¿Cómo? ¿Dónde? ¿Desde cuándo un libro de autoayuda mejoró un país? Que me digan cómo. Yo sé cómo. Yo transformé una empresa de 12 personas a 400. Y eso a mí no me lo van a explicar. Y no se lo pueden explicar a la mayoría de las empresas de Villa Lynch. En el año 2001 esto era un desierto, no había autos, no había gente trabajando, los colectivos iban vacíos y los trenes iban vacíos. Entonces, conciencia...".
Esto que transcribo son apenas tres minutos de once. Vale la pena verlo entero. Percibir el tono con que el tipo habla y el tenso silencio con que sus empleados escuchan. Supongo que entre los empleados habrá votantes de Macri, de Scioli y algunos que van a votar en blanco. De lo que se escucha puede inferirse que antes hablaron algunos empleados La conversación política (no sindical) entre un empresario y los trabajadores no es algo muy habitual. De ahí el interés testimonial de la escena.
Algo más: en mi círculo de amistades no hay empresarios. Soy docente de la universidad pública, mis compañeros y amigos no tienen empresas de 400 empleados, ni siquiera de 15. Supongo que entre mis alumnos tampoco hay muchos empresarios, si es que hay alguno. No está en mi propio horizonte pelear por sostener una empresa de 400 empleados pero tampoco me resulta imposible imaginar de qué se trata. Es distante de mi actual situación laboral pero cercano a mi historia: mis viejos eran obreros y, mientras era estudiante, yo también lo fui. Puede ser que algunos de esos trabajadores que escuchan en silencio hayan sido o lleguen a ser mis alumnos.
Entonces, sin pretensión propagandística, propongo solamente guardar esta escena y retomarla de acá a dos años. No falta tanto.