Para empezar un dato de entrecasa:
El blog La otra quintuplicó sus visitas diarias desde que Macri entró a la Rosada. No es que el blog haya mejorado. Solamente que los lectores están buscando alternativas a las propaladoras del régimen.
Por ejemplo: la brutal represión de las fuerzas de seguridad manejadas por Patricia Bullrich contra niños de una murga del Bajo Flores fue un tema instalado por los blogs que los grandes medios recogieron a regañadientes un par de días después, generalmente para plegarse a la distorsión informativa oficial. Es obvio lo que habría pasado si los chicos de la murga hubieran sido baleados durante el gobierno de Cristina. Lo que habría pasado con la visibilidad de la noticia y la indignación de los vecinos republicanos a los que el tema está lejos de importarle. Al contrario: esos vecinos crispados celebran la represión a los pobres, ahora lo dicen abiertamente porque ese es el paradigma imperante. Pero con Cristina habrían usado a esos chicos pobres baleados para limar a Cristina.
Hoy el tema apareció con un tratamiento sumamente camuflado en los medios oficialistas. Los medios oficialistas son hoy casi todos. Entonces volvemos al principio. No es que nuestros blogs hayan mejorado, es que hay mucha necesidad de romper el cerco informativo del CEOfascismo.
Este fenómeno estival (en los meses de verano desde 2008 el blog bajaba invariablemente sus visitas, al revés de lo que está pasando ahora) es una refutación de la idea de la libertad de prensa que manejó durante todos estos años la derecha pseudo-republicana. Que es pseudo lo sabemos ahora que esa derecha ocupó el Ejecutivo nacional: Macri arrasó con todo atisbo de respeto institucional. Nunca creyeron en eso, era solo una excusa: son brutales y conciben la política como el manejo incondicionado y sangriento de su poder económico.
La falacia de la libertad de expresión que los republicanos esgrimieron durante los años de gobierno kirchnerista decía que la gente tenía miedo, que los periodistas opositores eran perseguidos, que vivíamos en un totalitarismo. La contradicción era performativa: decían todo eso a los gritos, en los medios masivos que manejan, sin sufrir ninguna censura, incluso redoblando la apuesta a medida que veían que el gobierno kirchnerista los dejaba decir cualquier cosa, lo que incluye mentiras infamantes e injurias. La libertad para hacerlo no los calmaba, sino que los cebaba.
El gobierno kirchnerista manejó mal algunos medios públicos, con una torpeza que les jugó en contra. Digo algunos medios públicos porque el kirchnerismo tuvo muchos aciertos también en ese plano. Sería injusto desconocer la calidad de Encuentro, el programa Igualdad Cultural, la potencia popular de Radio Nacional, algunas zonas de la TV Pública. Pero había algunos casos que echaban una sombra injusta sobre el conjunto. Al kirchnerismo incluso le habría convenido construir un canal abierto pluralista, con mucha presencia de la oposición, con periodistas incisivos de todas las posiciones políticas. Habría, por ejemplo, podido preguntarle a los políticos de la oposición lo que nunca le iban a preguntar en Clarín. Habría roto con la imagen de previsible uniformidad que trasmitían los programas con que el gobierno contaba para contraarrestar el despiadado fuego mediático con que la derecha intentó desestabilizarlo.
678 es caso testigo. En medio del conflicto con las patronales agrarias, el programa surgió discretamente y tuvo una enorme eficacia no solo para compensar la asfixia informativa que se vivía, con todos los cañones mediáticos apuntando a voltear a Cristina. La idea sencilla, no muy original pero nunca hasta entonces implementada con esa intensidad, fue leer el subtexto de la prensa del establishment, manejada desde antes de que existiera la nación (y La Nación) por las clases dominantes. Mediante el manejo de archivos, el programa ponía en evidencia las maniobras más burdas de la manipulación informativa. El programa tuvo momentos buenos, pero, en lugar de mejorar, con el tiempo acentuó sus defectos: como los subrayados innecesarios de un locutor de tono canchero -el material de archivo era elocuente por sí mismo, el énfasis, la repetición fatigante, el recorte excesivo del material, en lugar de aumentar el efecto desenmascarador lo neutralizaba-.; la monotonía de los mismos panelistas diciendo lo mismo a lo largo de años cada noche terminó por lograr que sus palabras fueran perdiendo credibilidad y finalmente logró que hasta los que estábamos de acuerdo con algo que se dijera ya no le prestáramos atención. Cuando uno entendió un mensaje, no necesita que se lo repitan 400 veces. El error era político, porque un gobierno necesita escuchar críticas e incluso propiciarlas entre sus adherentes, y también técnico. No solo 678 sino que cualquier programa en los medios masivos necesita reconfigurarse constantemente. Y 678, de ser el programa que en 2009 rompió el cerco de los medios corporativos pasó a ser un argumento que esos medios usaron contra el gobierno.
En enero de 2013 en este blog publiqué que 678 ya era un esquema agotado. El mismo día Carlos Barragán respondió a mis críticas, con una nota muy respetuosa. Incluso después de haber publicado mi reprobación del programa, la producción se contactó conmigo para invitarme a participar en dos ocasiones, invitaciones que rechacé amablemente. Amablemente, no hipócritamente. No fui porque creo que el esquema del programa no me permitiría hacer ningún aporte valioso. Yo podría conversar tranquilamente con cada uno de sus panelistas en un contexto diferente. Era el dispositivo lo que yo creía contraproducente. En cambio, respeto a todos los que participaban, a pesar de algunos notorios pifies. El más escandaloso: la incapacidad de los panelistas para escuchar a algunos invitados que adherían en líneas generales al gobierno pero también le planteaban críticas. Casos concretos: Horacio González, Hugo Presman, Lucas Carrasco. Que el programa no pudiera disponerse a escuchar esas críticas amigas (Lucas Carrasco era oficialista cuando fue maltratado en el aire) era el síntoma de que el programa ya no servía. Ni hablar del hecho de que algunos opositores que fueron en la primera etapa del programa hayan dejado de aparecer: en los primeros años estuvieron Ricardo Alfonsín, Victoria Donda, Martín Caparrós, Pablo Alabarces, si la memoria no me engaña Fernando Solanas... Esto fue impensable a partir de 2013, sea porque la producción no los invitaba o porque al ser invitados ellos rechazaban.
A la larga, el mejor programa de 678 fue aquel en el que estuvo Beatriz Sarlo. Porque ella con mucha habilidad se las arregló para desmontar el dispositivo en acto, en terreno visitante, con el resto del panel en contra. La reacción del programa fue la peor imaginable: en los días siguientes recortaron tramos de su participación para tratar de refutarla, cuando era evidente que no habían logrado hacerlo en vivo. Lo cual terminó de hundir el esquema.
678 no fue el único error comunicacional del kirchnerismo ni por lejos, pero fue el que condensó en una dosis diaria nociva todos los otros errores.
Dicho esto, creo que el dilema 678 (periodismo militante) vs. periodismo independiente es abiertamente falso. Ni a favor ni en contra del gobierno tuvo el kirchnerismo periodismo independiente. Tampoco hay periodismo independiente ahora. Pero el mal manejo de 678 ayudó a reforzar la credibilidad del falso dilema.
Una cosa más: el FPV no perdió las elecciones por 678. Pero ese error ayudó a que la prensa corporativa dejara al kirchnerismo sin recursos de comunicación verosímiles.
Dicho esto, el problema no termina cuando 678 es sacado del aire. Este momento actual es la continuidad de la lucha comunicacional con otra relación de fuerzas. La derecha represiva gobernante dispone hoy de un predominio abrumador. La desinformación, la distorsión aviesa, el ocultamiento y la vocinglería fascista contruida protegiendo las torpezas y la perversidad del régimen gobernante casi no tiene fisuras. Lo que estamos presenciando es que los medios y periodistas autodenominados independientes hoy contribuyen a generar un clima de estupidización colectiva, una exaltación grotesca de los funcionarios oficialistas, los intentos de justificar el atroz crecimiento del desempleo y la inflación, la persecución y estigmatización de dirigentes y periodistas críticos. Se vive en un clima de casi uniformidad CEOcrática que aún logra convencer a una parte de las clases medias bajas de que la devaluación y el desempleo los favorecerán en el futuro inmediato.
Parte del atropello contra el poder popular que está llevando a cabo el gobierno macrista consiste en eliminar brutalmente todos los medios donde pueda cuestionárselo (incluso en los privados: la expulsión de Víctor Hugo en Continental tiene un enorme efecto disciplinador sobre periodistas con menos espaldas profesionales y económicas que el gran uruguayo). Me consta, porque hablo con periodistas que tienen miedo de decir algo que los haga perder el empleo.
La política tiene horror por el vacío, como dice el barroco. La verdad se va a abrir camino por las grietas. El fenómeno de aumento de las visitas de los blogs y de la audiencia de las pocas radios no alienadas con el régimen son ejemplos verificadores de esto.
Otro recurso que tiene la verdad para abrirse camino es el inconsciente. No lo dice Barone, lo dijo Freud. La comunicación macrista tiene un alto grado de control profesional, se nota en las palabras que repiten los funcionarios sistemáticamente que responden a un instructivo duranbarbista. Las fotos de la intimidad presidencial, dama acompañante, mascota e hija incluidas van a quedar para el futuro como objetos de estudio del CEOfascismo. Probablemente contengan también el germen de su futura derrota.
Pero ahora que el macrismo goza del crédito que tienen los gobiernos que acaban de ganar, el inconsciente de sus funcionarios no deja de trabajar. Hoy el jefe de gabinete Marcos Peña habló del "proceso de... de organización" para legitimar los despidos en el estado. Las barbaridades de Lopérfido, si intentaron convertirse en un distractivo o en la punta de lanza de una reivindicación de la dictadura, tuvieron un efecto contrario, el alineamiento de un sector muy vasto de operadores culturales que se abroquelaron para repudiarlo.
El lunes Ana Gerchenson, flamante directora de Radio Nacional, tuvo que enfrentarse a los periodistas despedidos de modo irregular de este medio público. Gerchenson, una empleada de Clarín que pasó a gerenciar una radio que había andado muy bien durante el kirchnerismo, sabía con anticipación que iban a ir a visitarla y a cuestionar sus decisiones. En el video que sigue se pueden ver los tramos más jugosos de ese diálogo:
Gerchenson le dice a Jorge Halperín: "Jorge, te revisamos el twitter". La frase desafortunadísima no parece salir de un instructivo de Durán Barba. A Gerchenson se le escapó la tortuga. Ello habla. La frase va a quedar como una pequeña gran piedra preciosa de la brutalidad macrista. La persecución de los empleados a través de sus expresiones en las redes sociales es el modus operandi del oficialismo, que hasta ahora se rumoreaba y el propio gobierno y sus medios adictos (casi todos) habían tratado de desacreditar. Gerchenson ayer lo confesó para la posteridad.
La movilización de los compañeros injustamente perseguidos y demonizados por el régimen se apuntó un poroto: los hizo hablar. La persecución ideológica es uno de los instrumentos imprescindibles del ajuste y la represión instaurados por el macrismo y sus cómplices. Se usa a los periodistas de Radio Nacional y a los de 678 para construir un estereotipo a exterminar, como hace siempre el fascismo. En este caso, un fascismo de mercado.
Mi solidaridad y mis felicitaciones hacia los periodistas perseguidos, los que ayer lograron desenmascarar esta maniobra, mis compañeros.
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Entrevista a Carlos Barragán, descargar clickeando acá
“Le pedimos explicaciones a la directora de por qué no tenemos trabajo, por qué nos echaron y le dijo a Jorge Halperín: ‘a vos te revisamos el Twitter y vos me atacaste’. Lo confesó así y es lo que sabemos que están haciendo en todos lados. Nos persiguen por lo que pensamos.
“Si acá en el país no tenemos eco hay que llevarlo a otras instancias. No podemos bancarnos que esta gente que ganó las elecciones se comporte como si no hubiera un régimen democrático”.
“Hay un concepto que es la muerte civil y creo que nos quieren así. “Hay una corporación muy grande en el periodismo. Algunos periodistas que se creen serios están avalando esta práctica autoritaria”.
Enrevista a Cynthia García, clickear acá
“No hubo notificación de ningún tipo sobre nuestro despido. El ministro Hernán Lombardi miente porque dijo que nos habían informado uno a uno y no es cierto. Hay una decisión política en la Argentina que excede a Radio Nacional de armar listas negras”. Uno de los periodistas -no voy a dar el nombre para resguardar su trabajo- le dijo a la nueva directora que quería incluir como columnistas a algunos de nosotros y Gerchenson respondió ‘ellos no, porque son irrecuperables. Iniciaremos acciones legales, laborales, pero también internacionales ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos por discriminación y persecución ideológica. De los tres trabajos que yo tenía no me quedó ninguno. Esto tiene que ver con la decisión política de este gobierno de no querer voces disidentes. Víctor Hugo dijo irónicamente que soy la periodista más echada del país y así es.
“Llamo a la reflexión a los periodistas, a los trabajadores y trabajadoras de prensa de todos los medios -asediados o no- para que asuman la responsabilidad con la información y no permitan este avasallamiento de las voces disidentes. Porque si este gobierno plantea que acá van a estar todas las voces ¿por qué no están las nuestras?”.