por Marcos Vieytes
Por el Bafici baila el mono cinéfilo. Periodistas nacionales y populares hasta ayer hoy son carmelitas descalzas del statu quo por una sinopsis en el catálogo. Directores que se publicitaron a sí mismos como anarquistas se desviven por estar ahí. Se parecen a los senadores vendiendo el país por treinta monedas o a Lázaro manyando las migajas del banquete. El Bafici quiere ser a la cinefilia lo que Sur fue a la literatura o el puerto de Buenos Aires al país. Aquellos son patéticos y estos otros imperdonables. Todos ellos, colonizados.