"A nosotros nadie nos dice lo que tenemos que hacer", patoteó Moyano, cuando todos sabemos que macri les dijo que tienen que hacer.
por Oscar Cuervo
Esta semana la burocracia sindical argentina alcanzó un nivel de degradación nunca antes conocido. La grotesca salida de los representantes de las autodenominadas "Confederaciones Centrales del Trabajo" de la reunión del jueves donde se trataba la inminente unidad de las mismas se constituyó en un espectáculo ofensivo para todos los trabajadores del país. Los jerarcas sindicales, atornillados en sus cargos desde hace décadas, corruptos hasta la médula, apretables por el poder económico a causa de los muertos que los burócratas tienen en sus placares, dispuestos a transar con las patronales para mantener sus prebendas, capaces de negociar la dignidad de sus representados a cambio del manejo del dinero de las obras sociales, macartistas, sospechados de asesinatos, sin trabajar desde hace años, machistas, misóginos, homófobos, serviles con los poderosos y crueles con los débiles, dieron un espectáculo lamentable. Después de que en abril fueron al congreso a pedirles a los legisladores una Ley de Emergencia Ocupacional, después de que sus mismas organizaciones sindicales movilizaron a cientos de miles de trabajadores levantando esa consigna, después de que la Ley fuera aprobada en ambas cámaras, tras el veto monárquico de quien ocupa el poder ejecutivo nacional, los capangas defraudaron la buena fe de todos. Salieron de su reunión sin hacerse cargo de nada de lo que habían dicho hace apenas semanas, desentediéndose de lo que habían pedido ellos mismos en el Congreso, burlándose de los trabajadores que ellos mismos convocaron el 29 de abril.
En un gesto de cinismo inaudito, salieron a decir que van a organizar ollas populares como única respuesta al ataque al trabajo que está llevando a cabo el gobierno ajustador. El 29 de abril uno de los integrantes de esa extirpe corrupta y patotera había desafiado al presidente diciendo que no tendría huevos para vetar una Ley de Emergencia Ocupacional. Lo que ahora quedó demostrado es que si alguien no tiene huevos, ni cara, ni palabra ni vergüenza es la familia Moyano. Tan lamentable como el desempeño grosero y cobarde de Hugo Moyano a la salida de la reunión del jueves, con sus ataques sin sentido a un periodista para disimular la defraudación que estaban perpetrando, fue el inconsistente balbuceo de Antonio Caló, secretario de la otra CGT, quien se mostró incapaz de articular un solo argumento para justificar sus defecciones. De Barrionuevo no cabía esperar otra cosa, porque al menos tuvo la dignidad de no ir a la marcha del 29A.
Las versiones de los periodistas atribuyen la traición de los capangas a dos posibles motivos: macri los amenazó con un carpetazo que los dejaría en una situación judicial incómoda o los compró otorgándoles el manejo del dinero de las obras sociales para que no hagan el paro en repudio por el veto a la Ley que ellos mismos habían ido a pedir. Puede ser que se trate de una de las dos cosas o incluso de ambas: así de corruptos los hemos conocido a lo largo de estos años.
Lo que queda claro es que hasta que los trabajadores de este país no se saquen de encima a esta lacra, la derecha seguirá avanzando. Las confederaciones gremiales, el poder judicial y las policías son los tres sectores retrógrados que todavía no ingresaron en democracia y siguen con las prácticas y prebendas de las épocas más oscuras de la historia. "A nosotros nadie nos dice lo que tenemos que hacer", patoteó Moyano ante los ojos de un país que sabe perfectamente que están haciendo lo que macri les dijo que tienen que hacer.
Por eso vale la pena detenerse 5 minutos a escuchar el discurso que en abril dio en la Comisión de Trabajo y Previsión Social del Congreso la Senadora por la provincia de Misiones Sandra Giménez, que les dijo en la cara a los burócratas todo lo que todos (y ellos mismos) saben muy bien, pero que nadie se atreve a decirles. Ellos la escucharon enmudecidos. ¿Podrían volver ahora a mirarla a los ojos? ¿Pueden decirles algo a sus representados sin que se les caiga la cara de vergüenza?
Dijo Sandra Giménez:
La actitud con la que ustedes asumen la responsabilidad de venir a pedirnos a nosotros una Ley para declarar la Emergencia Ocupacional tiene que ver también con la responsabilidad que tuvieron ustedes -y se hacen cargo, por lo visto- de llevar a la presidencia a Mauricio Macri. Y [tienen que] hacerse cargo de reconocer que se equivocaron, porque estas medidas no son producto de la casualidad ni de una economía desmadrada que no tiene conducción. Son producto de decisiones políticas que toma el presidente de la República, el ingeniero mauricio macri, al que hay que pedirle los cambios, desde los mismos movimientos políticos que le ayudaron a llegar a ese lugar. Por eso es muy importante fijar en estos momentos prioridades, queridos compañeros. [...] Si vamos a cambiar la historia, hagámoslo todos juntos y desde la verdad. Y en libertad. [...]
Ustedes están viniendo a pedir acá una Ley de Emergencia Ocupacional, ante los cientos de miles de despidos que el presidente macri autorizó a través del ministerio de modernización de su gestión de gobierno. Por eso se hace necesario que sean claros: desde cuándo pretenden la emergencia ocupacional, cuál es la fecha a partir de la cual va a regir la emergencia ocupacional. Si va a ser el 10 de diciembre del año 2015 o si va a ser a partir de ahora, para que tengamos claro desde cuándo vamos a recuperar la dignidad de los trabajadores despedidos, aquellos que ustedes defienden, y que nosotros también pretendemos honrar desde el trabajo. Pero después no nos vengan a decir desde ningún lado que somos nosotros los que ponemos palos en la rueda. Se puede hacer con todas las medidas: los tarifazos, la inflación, la canasta básica, con los DNU que siguen funcionando. Pero son ustedes los que en este momento con claridad deben definir fecha, tope, para esta negociación. Porque ustedes mismos nos dicen: "no se aguanta, no aguanta el compañero o la compañera". Y nosotros lo vemos todos los días. Y en esa paciencia ilimitada de la democracia, decimos: "tienen poco tiempo, son jóvenes, se equivocaron", [como] decía recién el secretario Barrionuevo. Pero no corrigen, secretario general, no corrigen lo que van a hacer con un decreto. Pueden detener cada una de las medidas dando de baja con un decreto los decretos que dictaron. Y no lo hacen. Porque no lo quieren hacer. Porque no quieren una patria de trabajadores, quieren una patria de empleados y de peones.
Y háganse cargo, compañeros: ustedes lo trajeron a la presidencia. Entonces sean bien claritos. No todos, y es cierto, me aclara la compañera, no todos, y por eso también [vale la pena hacer] la diferencia en el discurso. Pero son muy valientes, porque el valiente también reconoce cuando se equivoca. Y de eso se trata este tiempo, de salvar a los que dependieron de nuestra conducción política. Y se equivocaron al producir ese gran hito histórico del neoliberalismo de nuevo en la Argentina. Por eso también [quiero] decirles que para nosotros es prioritario el tema del trabajo de hombres y mujeres. Sobre todo de mujeres, lástima que acá en las secretarías generales no veo ninguna. Pero, bueno, seguiremos militando para llegar desde el mundo del trabajo a ocupar sus espacios. Y sobre esa cuestión también decirles que el proceso de discriminación es mayor aún en nuestras provincias. (...)
Porque sí creo que es histórico, sí creo que está bien que trabajemos desde la verdad, en libertad, dejando atrás las hipocresías. Pero no usándonos unos a otros en los discursos y cuando nos conviene. Cuando nos conviene somos compañeros y compañeras, y cuando no nos conviene estamos en la vereda de enfrente y ponemos palos en la rueda. Siempre hemos sido lo mismo y siempre hemos estado en el mismo lugar. Trabajando para los argentinos igual que ustedes. Muchísimas gracias.