En la mañana de hoy, Milagro Sala, privada ilegítimamente de su libertad por el gobierno de Gerardo Morales, fue impedida de responder a una entrevista radial propuesta por el periodista Gustavo Sylvestre desde Buenos Aires.
"Estamos en comunicación ahora con Milagro Sala, que está detenida en el penal de Jujuy. Milagro, buen día, ¿cómo estás?", dijo Sylvestre. Milagro llegó a contestar: "Querido Gato, estoy con la oficial al lado y no me dejan hablar".
"¿No puede decir nada? ¿Cómo está tomando las resoluciones de la ONU, de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos?", preguntó Sylvestre sin respuesta.
Entonces, una mujer identificada como "oficial Domínguez, de la Unidad 3" se interpone en la conversación: "Sabe que (Sala) no puede hablar porque no se encuentra autorizada por el juez. No puede seguir hablando", dijo la guardiacárcel y cortó el teléfono.
Este nuevo agravio a los derechos de la dirigente social convertida en la primera presa política de este régimen se da en un contexto en el que presidente y gobernador se jactan de arrasar con las garantías constitucionales vigentes.
El gobierno del radical Morales hizo cesar el estado de derecho en su provincia, con la anuencia del gobierno nacional macrista. Argentina, que durante más de una década se convirtió en vanguardia mundial en política de derechos humanos, ha vuelto, desde la detención de Milagro, a integrar la lista de los países en los que no rigen las garantías constitucionales. Así lo evidencian los reclamos desatendidos de la ONU, la OEA, la CIDH, Amnesty International y Human Rights Watch.
El personaje que ocupa el sillón presidencial avaló hace días la prisión ilegal de Milagro, cuando dijo: “A la mayoría de los argentinos nos ha parecido que había una cantidad de delitos importantes que se habían cometido por parte de Milagro Sala que ameritaban todas las causas que tiene abiertas y es importante que este entendimiento y esa información sea compartida con el mundo”, declaraciones de una brutalidad inusitada en boca de un jefe de estado que desconoce los principios elementales del derecho.
Juan Grabois, dirigente del CTEP y abogado querellante en la causa contra la privación ilegítima de la libertad de Sala, escribió ayer una inquietante denuncia en Página 12, en la que sostiene la hipótesis de que los jefes de estados nacional y provincial y sectores del establishment jujeño pretenden propiciar la muerte física de la dirigente de la Tupac Amaru:
Es precisamente la muerte de Milagro Sala, ya no tengo la menor duda, lo que están buscando algunos sectores del poder, muy particularmente aunque no exclusivamente, en Jujuy. No es una metáfora ni una sugerencia: me refiero a su muerte física. Y si es un suicidio o una trifulca carcelaria, tanto mejor para ellos. En su odio ideológico, clasista, xenófobo y misógino que han demostrado con creces, la ven como un trofeo de guerra y quieren clavar su cabeza en una estaca. También tienen móviles menos pasionales. Se han metido en un lodazal jurídico cuyas repercusiones internacionales ya no pueden taparse: les sobran papeles en la prensa pero les faltan en el expediente.
(...)La respuesta local a la creciente presión internacional para que cese la arbitraria detención de Sala ha sido un incremento del hostigamiento hacia la víctima que apunta a desestabilizarla psicológicamente induciendo sentimientos de indefensión, desamparo, ansiedad, angustia, aislamiento, abandono, culpa y frustración.
Ya en julio, el fiscal Diego Cusel removió a la Licenciada Laura Aguirre, psicóloga asignada oficialmente con quien Sala había establecido un excelente vínculo terapéutico, con el patético argumento de que, conforme al jefe del servicio penitenciario Victor Morales, la licenciada “fortalecía” a la interna. Aguirre fue sumariada, amenazada y remplazada por facultativos del poder judicial que parecieran actuar en el sentido contrario e intentar debilitarla deliberadamente. Lo mismo ocurrió con todo el personal que estableciera algún vínculo de empatía o neutralidad con Sala: fue removido y sustituido por personas hostiles a Milagro. Se llegó al extremo de remplazar a la directora la Unidad Carcelaria Nº 3 de Mujeres por el Subalcaide Omar Arce, un hombre de manifiesta enemistad con Sala, para que coordinase el “verdugueo” constante que sufre la interna. Existe, asimismo, un hostigamiento evidente contra los defensores de Milagro Sala.
(...) Otros actores de la política que confunden la verdad con las encuestas como Sergio Massa se unen al corro del prejuicio. Lo que tal vez Macri no quiera ver es que como jefe de un Estado conminado por el orden público internacional, suya es la responsabilidad y el resto juega gratis: en sus manos está la vida y la libertad de Sala. La engreída lógica de realpolitik que, como confesó Ernesto Sanz, llevó a Sala tras las rejas, también puede llevarla a la tumba.
Esta semana se produjo en la provincia gobernada por Morales otro hecho de gravedad: la muerte de Nelson Mariano Cardozo, detenido en el penal de Gorriti, en un episodio que se presentó oficialmente como un suicidio, pero sobre el que caben sospechas de que fue un asesinato del personal penitenciario que pretendía arrancarle una declaración que incriminara a Milagro Sala. Así lo sugiere Grabois en esta entrevista radial.
El régimen macrista no es sostenible sin la instalación de un estado represivo.