Comunicado del Colectivo de Cineastas
El Colectivo de Cineastas se encuentra en estado de alerta y movilización junto al conjunto de asociaciones que conforman la Asamblea de la comunidad audiovisual. Consideramos que todas las medidas implementadas en la actual gestión del INCAA tienen como objetivo disminuir la cantidad de películas a realizarse privilegiando unas pocas grandes producciones y ahogando a todo el resto. Además de coartar la diversidad de miradas en nuestro cine, esto implica una drástica reducción de puestos de trabajo para técnicos y actores.
Ya desde antes del cambio de gobierno, desde algunos medios preparaban el terreno instalando la idea de que en Argentina “se producen demasiadas películas que nadie ve” *. En 2016 se lanzó un nuevo Régimen de Fomento que subió los topes a las grandes producciones e implementó trabas para las producciones independientes (la creación de un sistema de puntajes restrictivo y la obligación de constituir una SRL, entre otras medidas). De esta manera, el Estado favorece a unas pocas películas de gran presupuesto, que ya cuentan con el enorme apoyo de capitales privados, y desplaza al sector medio y pequeño, que realmente necesita el fomento, y que mantiene todos los años una gran presencia y repercusión en los festivales de todo el mundo.
El ajuste se agudizó con la operación mediática que desplazó a Cacetta del INCAA y a Rovito de la ENERC. En los pocos meses que lleva la gestión de Ralph Haiek se está viviendo un recorte de hecho sobre la producción cinematográfica a partir de la paralización administrativa y la subejecución del presupuesto. Paralelamente, la negativa a mostrar el proyecto de la Ley de Convergencia Digital por parte del oficialismo evidencia los peores augurios para los fondos del régimen de fomento. Además, el anuncio de la tercerización de los créditos en entidades financieras y bancarias privadas expone a los productores y realizadores a mayores condiciones y exigencias, que pocos podrán cumplir, en un nuevo eslabón de esta escalada contra el cine argentino.
El despido a cuatro trabajadores del INCAA marca un peligroso antecedente para cientos de trabajadores con los contratos prontos a vencer y demuestra que buscan un INCAA para pocos, ya que menos películas necesitan menos trabajadores. Es por eso que sostenemos que la pelea de los trabajadores es también parte de la lucha por la defensa del cine nacional.
Como parte del shock de medidas, desde la nueva gestión cerraron la sala CineAR (ex Espacio INCAA) Artecinema de Constitución. Desde nuestro Colectivo manifestamos que la crisis de exhibición se enfrenta abriendo nuevas salas, con precios populares, y que garanticen pantallas para el cine nacional. Es necesario establecer una mayor cuota de pantalla en las salas comerciales, asegurar su cumplimiento y poner tope a la cantidad de copias con las que salen los tanques hollywoodenses.
La comunidad cinematográfica respondió a esta política de ajuste con dos importantes movilizaciones a la puerta del INCAA y otra más grande aún en el cine Gaumont durante la apertura del último BAFICI. Esta reacción fue masiva e inédita, con la representación de todo el sector. Este 29 de Junio es una oportunidad para darle continuidad a la unidad de los diferentes sectores de la comunidad audiovisual manifestando nuestra oposición al recorte en el cine nacional en una movilización que sea el puntapié de un plan de acción más amplio.
- No al ajuste al cine nacional.
- No a la paralización de la producción por trabas administrativas.
- No a la tercerización de los créditos.
- Cese de la intervención por parte del Ministerio de Cultura.
- Reincorporación de los 4 trabajadores despedidos del INCAA.
- No al cierre del espacio CineAr Constitución. Por la apertura de nuevos espacios INCAA.
-Por una vía de ficción para películas independientes de acceso irrestricto con jurados elegidos por las asociaciones de cine.
#MuestrenLaLey
Jueves 29 de junio a las 15:00 hs. frente al INCAA (Lima 319)
----------
* Nota de La otra: En su oportunidad ya señalamos en este blog que el periodista y funcionario macrista Javier Porta Fouz había publicado sendas notas en La Nación (diciembre de 2012) donde afirmaba que "se hace cine argentino que no interesa, hay decenas de producciones demasiado precarias, se repiten y repiten temáticas (peronismo, derechos humanos y militancia, por ejemplo)"; y en el blog de Luis Majul (agosto de 2014), donde criticaba que el INCAA producía "decenas y decenas de documentales (y algunas ficciones) sobre los temas favoritos del gobierno: dos o tres nudos histórico-políticos (el peronismo y sus diversas décadas y encarnaciones; la última dictadura)". También en la web de La Nación de agosto de 2014 se publicó una nota sin firma con un video que anunciaba una investigación titulada "Subsidios al cine: ¿cuánto cuestan las películas que no miramos?". El video duró pocas horas en la web y en ese link solo quedó un rectángulo vacío.
En La otra también publicamos en agosto de 2014 una nota de Fernando Martín Peña criticando la posición de Porta Fouz contra los subsidios al cine nacional, en la que Peña decía:
"Hace un rato largo que no puedo asociar al Porta Fouz que escribe estas cosas con el que trabajó conmigo en el BAFICI entre noviembre 2004 y diciembre 2007. El año pasado escribió otro balance de este tipo, en el que por un lado sumaba todos los estrenos nacionales, por otro sumaba las cifras de espectadores (pero tomando sólo las entradas vendidas en los multicines, que en ese momento eran las únicas que daba la empresa Ultracine), y luego dividía ambas para poder sacar las conclusiones apocalípticas que le gustan a Lanata. Si leen los comentarios que siguen a la nota de Prividera (acá), verán también la fauna de siempre: el idiota que dice que todo lo que pasa el Gaumont son películas afines al gobierno, el bobo que -un poco como Porta Fouz- habla de un "mercado" según el cual tendrían que ajustarse la cantidad de estrenos y hasta el precio de la entrada. Es fatigoso discutir SIEMPRE las mismas cosas: a) el mercado (entendido bajo la ortodoxia capitalista) NO PUEDE SER la variable sobre la que se determinan las políticas de apoyo al cine argentino, y de hecho no lo es desde que al cine argentino lo subsidia el Estado, o sea [desde] 1947; b) el "mercado" hoy ya no son solamente las entradas vendidas sino TODAS las otras formas de difusión (TV abierta, cable, DVD, internet y ya habrá más); c) cualquier película argentina que se pasa en cualquier parte del mundo (y el cine argentino sigue siendo una presencia firme en una mayor parte de los festivales internacionales) cumple el rol cultural que justifica la presencia del Estado; d) el apoyo al cine argentino es EN PRIMERA INSTANCIA una decisión de política cultural, no mercantil: se sabe que sin ese apoyo el cine argentino deja de existir y, sencillamente, no se quiere que eso pase. Esa es una decisión política y no la toman del mismo modo los gobiernos de cualquier signo: el gobierno nacional proporciona más dinero a la cultura; el de la ciudad de BsAs proporciona menos. Es objetivo; e) todos los sistemas de apoyo estatales, en cualquier parte, tienen que lidiar con los problemas del paternalismo y son perfectibles, pero solamente alguien que no vea lo que se produce puede creer que la mayor parte de la producción subsidiada es propaganda del gobierno; f) al cine extranjero no se le puede competir en su propio terreno sino creando uno propio, con precios más accesibles. Eso son, en términos generales, los espacios INCAA. Todo es mejorable. Pero sólo se puede mejorar si primero existe."
En La otra también publicamos en agosto de 2014 una nota de Fernando Martín Peña criticando la posición de Porta Fouz contra los subsidios al cine nacional, en la que Peña decía:
"Hace un rato largo que no puedo asociar al Porta Fouz que escribe estas cosas con el que trabajó conmigo en el BAFICI entre noviembre 2004 y diciembre 2007. El año pasado escribió otro balance de este tipo, en el que por un lado sumaba todos los estrenos nacionales, por otro sumaba las cifras de espectadores (pero tomando sólo las entradas vendidas en los multicines, que en ese momento eran las únicas que daba la empresa Ultracine), y luego dividía ambas para poder sacar las conclusiones apocalípticas que le gustan a Lanata. Si leen los comentarios que siguen a la nota de Prividera (acá), verán también la fauna de siempre: el idiota que dice que todo lo que pasa el Gaumont son películas afines al gobierno, el bobo que -un poco como Porta Fouz- habla de un "mercado" según el cual tendrían que ajustarse la cantidad de estrenos y hasta el precio de la entrada. Es fatigoso discutir SIEMPRE las mismas cosas: a) el mercado (entendido bajo la ortodoxia capitalista) NO PUEDE SER la variable sobre la que se determinan las políticas de apoyo al cine argentino, y de hecho no lo es desde que al cine argentino lo subsidia el Estado, o sea [desde] 1947; b) el "mercado" hoy ya no son solamente las entradas vendidas sino TODAS las otras formas de difusión (TV abierta, cable, DVD, internet y ya habrá más); c) cualquier película argentina que se pasa en cualquier parte del mundo (y el cine argentino sigue siendo una presencia firme en una mayor parte de los festivales internacionales) cumple el rol cultural que justifica la presencia del Estado; d) el apoyo al cine argentino es EN PRIMERA INSTANCIA una decisión de política cultural, no mercantil: se sabe que sin ese apoyo el cine argentino deja de existir y, sencillamente, no se quiere que eso pase. Esa es una decisión política y no la toman del mismo modo los gobiernos de cualquier signo: el gobierno nacional proporciona más dinero a la cultura; el de la ciudad de BsAs proporciona menos. Es objetivo; e) todos los sistemas de apoyo estatales, en cualquier parte, tienen que lidiar con los problemas del paternalismo y son perfectibles, pero solamente alguien que no vea lo que se produce puede creer que la mayor parte de la producción subsidiada es propaganda del gobierno; f) al cine extranjero no se le puede competir en su propio terreno sino creando uno propio, con precios más accesibles. Eso son, en términos generales, los espacios INCAA. Todo es mejorable. Pero sólo se puede mejorar si primero existe."
Con la llegada del macrismo al gobierno nacional lo que podía parecer un debate teórico se transformó en una política efectiva para destruir al cine argentino.