por Lidia Ferrari
¿Nadie se acuerda de Norma Pla? ¿Nadie se acuerda de las marchas de los miércoles de los jubilados en el Congreso? ¿Nadie se acuerda de diez años de sueldos congelados y de reducción del 13% de la jubilación? ¿Nadie se acuerda que son los mismos que los de ahora? ¿Nadie se acordó que como eran los mismos iban a hacer lo mismo y por eso los votaron de nuevo? ¿Nadie se acuerda que eso es lo que nos llevó al 2001? ¡Qué poca memoria!
Será que no se trata de un problema de memoria, sino que –ellos bien lo saben- el público se renueva. Y siempre se puede inventar algo nuevo que es viejo, porque nadie sobrevive tanto como para advertirlo.
NOTA DEL EDITOR: El jueves pasado el jubilado Rodolfo Estivill, de 91 años, se suicidó en un local del ANSES en Mar del Plata, después de subir algunos escalones desde planta baja hacia el segundo piso, desde cuya estrado exclamó antes de matarse: "Uno no se merece vivir así". El acto tiene destino del símbolo por el cual se va a recordar en un futuro quizá no tan lejano al gobierno de macri.
Asesorados por Durán Barba, quien suele darle mucha importancia a este tipo de comunicación espontánea y de condición amateur en las redes sociales (que no siempre logra reproducir en sus puestas en escena), los medios del régimen atravesaron unas horas de estupor ante la evidencia de la densidad política del hecho, intentaron tapar la horrible tragedia con la pantalla de un mono que se había escapado en no sé dónde. Cuando la información ya se había viralizado en las redes sociales: (territorio que Marcos Peña y Durán Barba consideran propio) se lanzaron a acusar al kirchnerismo por politizar el crimen social. Uno de los primeros dirigentes opositores que hicieron saltar la perdiz fue Juan Grabois, que de kirchnerista debe tener un 0,1%:
Asesorados por Durán Barba, quien suele darle mucha importancia a este tipo de comunicación espontánea y de condición amateur en las redes sociales (que no siempre logra reproducir en sus puestas en escena), los medios del régimen atravesaron unas horas de estupor ante la evidencia de la densidad política del hecho, intentaron tapar la horrible tragedia con la pantalla de un mono que se había escapado en no sé dónde. Cuando la información ya se había viralizado en las redes sociales: (territorio que Marcos Peña y Durán Barba consideran propio) se lanzaron a acusar al kirchnerismo por politizar el crimen social. Uno de los primeros dirigentes opositores que hicieron saltar la perdiz fue Juan Grabois, que de kirchnerista debe tener un 0,1%:
Uno no se merece vivir así, dijo, y se mató. La Argentina del descarte que algunos pretenden negar. Silencio ensordecedor de los medios. pic.twitter.com/PKcP28ylzn— Juan Grabois (@JuanGrabois) 29 de junio de 2017
El twit de Grabois, que tiene hasta el momento miles de retuits, debe ser uno de los que más les dolieron al régimen, porque su perfil no encuadra con el del K típico con el que eligen polarizar. Se dice que el vínculo del Papa Francisco con Grabois es muy estrecho. La cobertura del suicidio político de Estivill se orientó en los medios oficiales a condenar la "utilización política" que hacía el kircnerismo del caso, pero la tapa de los diarios Clarín y La Nación a la mañana siguiente ocultaron prolijamente la muerte. La omisión tan calculada de la información de un caso de alto impacto es también una manera de politizar el caso. De la politización de la muerte de Estivill es imposible salir.
Los trolls de Peña se pasaron más de 24 hs. desacreditando la lectura política de una muerte que no tiene otro significado que político, en el contexto de la humillación cotidiana a que están siendo sometidos jubilados, pensionados, discapacitados, beneficiarios del plan social PROGRESAR y otras personas vulnerables cuyo apoyo estatal es unO de los primeros objetivos a derribar por el régimen. Al ser tan intensa la prédica del tabú de politizar la muerte política (contradicción performática), los castigadores de débiles y su retaguardia webera terminaron confirmando su politicidad.
Cuando vieron que iba a ser imposible ocultar la tragedia, los medios denigradores salieron a poner en pantalla a dos sobrinas del Estivill, que no convivían con él y que acudieron a Mar del Plata por el desesperado pedido de auxilio del hombre para conseguir el permiso del ANSES a su cambio de domicilio -quería venirse a vivir con ellas. Como el trámite fue infructuoso, Esstivill les dijo a las sobrinas que salieran, que él conocía alguien de arriba que lo podía ayudar. Volvió a entrar, subió la escalera y desde un escalón arriba dijo a los presentes y a todos nosotros: "Uno no se merece vivir así".
Las sobrinas, en una magnífica ocasión de lavarse las manos ante el final desesperado del tío solo, alegaron cuestiones "psiquiátricas", con lo que prensa oficial intentó dar por sellado el debate. La pantalla cretina clausuró: "Nunca había dejado de estar triste por la muerte de su esposa hace unos años y el mes pasado “se le había muerto su último amigo”. No le encontraba ya sentido a la vida -“decía que estaba muy grande”- y sentía una enorme soledad", como si esas obviedades acerca de lo que puede sentir un anciano que percibe que ha sido abandonado no probara los efectos que el merodeo constante de los predadores provocan en sus víctimas: el macrismo está lanzando todos los días amenazas sobre una población vulnerable que no puede esperar el florecimiento de demorados brotes verdes para seguir viviendo los pocos días que le esperan.
Probablemente porque los focus groups que el macrismo consultó ese día, a las pocas horas ANSES anunció que las exigencias de presentación de documentación dirigida a jubilados y pensionados cesaba. Se trató de un error. Que su rectificación se hiciera a pocas horas de la muerte termina de confirmar que la muerte fue el motivo inequívoco de la marcha atrás oficial, en la semana en que una diputada PRO amenazó quitar la obligatoriedad del plan de vacunas infantiles.
Nada de esto fue un error: "Cometemos errores, somos humanos, nos rectificamos" son las instrucciones que bajan profesionalmente los expertos de comunicación en sus manuales. Solo que esta vez el "error" causó la pérdida de la vida de un tipo de 91 y el infarto de un trabajador del ANSES, quienes cuentan que escenas de angustia generalizada deben enfrentarse cotidianamente en sus oficinas.
oac