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Besazo contra la lesbofobia policial: no se trata de excesos ni de giros punitivos sino de fascismo

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No solo es una lucha por el derecho de las lesbianas. Es una lucha por el derecho a ser. Mientras no lo entendamos, los fachos van a seguir avanzando.


El hecho no difiere en su sentido de otros ocurridos en los últimos meses, durante el cada vez más oscuro régimen macrista. Es esperable que suceda cuando desde los más altos mandos del poder se alienta la impunidad de las fuerzas de seguridad, incluso en el caso de la desaparición forzada de Santiago Maldonado, o cuando en la primera semana de gobierno la ministra de seguridad fue a felicitar a los gendarmes que habían baleado a una murga de pibes de la villa. 

Se trata de un continuo: si hay permiso desde arriba para la brutalidad, las fuerzas represivas que hacen la calle se ven habilitados a hacer cualquier barbaridad. Lamentablemente a nuestra población todavía le falta articular que no se trata de ataques a sectores aislados, excesos penosos de una derecha democrática, como dice Natanson, o "giros punitivistas que responden a una demanda de la sociedad", como dice, y no estoy jodiendo, Natanson. 

Si la yuta se está zarpando es porque el régimen no solo lo habilita sino que lo necesita. Mientras el conjunto de los sectores sociales no hagan una lectura totalizadora de este arrrasamiento del estado de derecho, lo que tendremos serán reacciones aisladas ante cada zarpe de los milicos. Mientras no se  logre articular políticamente que no se trata de excesos ni de giros, sino de un régimen que necesita reprimir en la calle a polaquitos, hippies, docentes, estudiantes, chicas o chicos que se besan, todo lo que habrá son respuestas sectoriales, aisladas y de corto alcance. 

El poder te quiere aislado. Mientras esto sea así, habrá que apoyar las respuestas sectoriales y marcar la falta de una conciencia de la relación necesaria entre todos los "excesos" de la cana. Algún día los cineastas comprenderán que cuando echan a un periodista por ser opositor o le pegan a dos lesbianas por besarse en la calle, se aleja toda posibilidad de que ellos reconquisten un fondo de fomento al cine. Y si no lo entienden, no sé si merecerían filmar algo; y así con todos los que hoy solo se movilizan cuando les toca a ellos.

Mientras tanto.

Hoy a la tarde habrá un besazo a las 18:00 en el barrrio de Constitución, Brasil al 1100, frente a la estación Constitución de la línea C, en el mismo lugar donde el lunes un grupo de brutos de la policía de la ciudad reprimió a dos chicas por estar besándose. Venimos de años en los que la sociedad argentina se había puesto a la vanguardia de la conquista de derechos al sancionar leyes como la del matrimonio igualitario o de identidad de género. 

Se da el caso de que las dos chicas que el lunes se besaban en Constitución, Mariana Solange Gómez y Rocío Girat, estaban casadas: ¡y los canas tuvieron el tupé de pedirles la libreta de casamiento mientras las reprimían, como si hubiera que tener libreta para besarse! ¿Se conoce alguna manifestación de la primera línea del poder desautorizando a los brutos que reprimieron a la pareja de chicas? Cada minuto de silencio es una señal para habilitar nuevas represiones. 

Y si el hecho tiene trascendencia porque ocurre en Plaza Constitución, no quiero pensar lo que pueden hacer gendarmes en algún pueblo de provincia donde los medios no llegan para mostrar cómo se reprime un beso entre dos chicas o dos chicos. Esta semana el desborde policial (giro punitivista, según la extraña jerga de Natanson) les tocó a dos chicas que se besaban. La semana que viene la cana puede golpear o humillar a cualquier otrx que no caiga en sus estrechas nociones de normalidad. No es una lucha por el derecho de las lesbianas, solamente. Es una lucha por el derecho a ser. Mientras no lo entendamos, los fachos van a seguir avanzando.

Por eso hoy se hace un Besazo para repudiar la brutal detención de Mariana Solange Gómez por besar públicamente a su esposa Rocío Girat.

"Mariana se encontraba junto con su esposa en la estación besándose cuando fue interceptada por personal policial de la Policía de la Ciudad que, bajo la excusa de que se encontraba fumando un cigarrillo -de tabaco, industrial: ¡también hay que aclararlo!- en un sector no autorizado la golpeó y la detuvo, en un claro ataque por su orientación sexual", denunció la Agrupación LGBTI 1969.

"Me detuvieron como si fuera una delincuente o una narcotraficante", contó Mariana Gómez y agregó: "Fue un claro gesto de homofobia".

Las chicas fueron golpeadas y recibieron maltrato verbal, los canas arrastraron a Mariana por el piso como puede verse en las imágenes y le doblaron un brazo. Además, la llamaron con irrespetuoso sarcasmo "pibe", connotando la raíz lesbofóbica del ataque.

Mariana junto a Rocío, besándose y fumando cuando llegó la yuta y les dijo que no se podía fumar. Luego de que apagaron el cigarrillo, un efectivo le dobló el brazo para detenerla.

"Le dije que no había ningún cartel que prohibiera fumar. Entonces me acusa de desacato a la autoridad. Nos pidieron el certificado de matrimonio, cosa que a una pareja heterosexual no le piden", contó Mariana a una radio.

Esto no debería haber pasado y no puede volver a pasar. Por eso es que hoy se hará una movilización con besazo colectivo en repudio de la brutalidad policial, en el mismo lugar donde ocurrieron los hechos.




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