Habla el presidente de la Asociación de Abogados y Abogadas Laboralistas en La otra.-radio - Escuchar acá
El domingo pasado en La otra entrevistamos a Matías Cremonte, presidente de la Asociación de Abogados y Abogadas Laboralistas de la Argentina.
Matías Cremonte: "Fue notorio que macri le dedicó todo el año muchos discursos a atacar a los abogados laboralistas, pero también a la justicia del trabajo; incluso fue más fuerte con la justicia porque no deja de ser un poder del estado y macri ha dicho: "los jueces tienen que fallar también para otro lado, no siempre para los trabajadores, los jueces tienen que cambiar o vamos a cambiar a los jueces...". Y a más de un juez laboral le han pedido juicio político, se iniciaron trámites para removerlos, por lo que dijeron en sus sentencias que no les gustó, no por mal desempeño [sino por falllar a favor de los trabajadores]. También este fue un año muy marcado por un intervencionismo en los sindicatos por el ministerio de trabajo. Así que esto de que le peguen a los abogados laboralistas, a los jueces, que intervengan a los sindicatos, todo unido, en realidad lo que revela es un ataque a todo tipo de representación de los trabajadores, de la acción colectiva como superadora de la acción individual. Macri no deja de ser un empresario y quiere realizar el sueño del empresario de relacionarse directamente con el trabajador [aislado] y no tener que pasar por el medio con todas esas representaciones que hacen que sean un poco más fuerte. Gobierno de empresarios que gobierna para empresarios, de eso no hay duda, pero en este tema se exacerba, porque tiene que ver con este odio a haber tenido como empresario juicios laborales en contra. Tanto discurso cargado de la industria del juicio, de la mafia, además de esta característica personal patológica también tiene esa intencionalidad política para instalar en la opinión pública la idea de que hay que modificar la legislación laboral que es rígida, todas las políticas que vienen después y realmente perjudican a los trabajadores, sustentadas en una idea de que el problema es la representación.
- El problema desde la óptica de este gobierno de empresarios es de que habría un "exceso" de privilegios en favor de los trabajadores y eso es lo que vienen a corregir.
- Es que eso es el liberalismo. Tenemos la palabra muy adquirida, el "neoliberalismo" y esa caracterización está bien, pero porque el neoliberalismo es una vuelta al liberalismo, el siglo xix, el capitualismo industrial naciente, donde el trabajo era una mercancía más, empresarios y trabajadores son lo mismo, desconociendo que está más desprotegido el trabajador, se trata de una relación asimétrica, tiene que tener una capacidad más allá de la que le da su propia capacidad de negociación individual, la única forma de crecer como humanidad es que la sociedad sea más justa, una serie de premisas que ya no se discutían y ahora se vuelven a poner en discusión.
- En Francia se está discutiendo ahora una reforma laboral muy similar a esta.
- Vos fijate que ahora el proyecto de ley de la reforma laboral de macri fue modificado y el que ingresó al senado no es el mismo que el inicial. Y una de las cuestiones ideológicas de fondo era una frase que tenía el proyecto, que como fundamento de las reformas hablaba de liberar las fuerzas de la producción y del trabajo. Para nosotros era muy llamativa porque era una frase que usó Martínez de Hoz literalmente. Y es la misma frase que utilizó Macron para el proyecto de flexibilización que acaba de presentar en Francia y afortunadamente el movimiento obrero francés está resistiendo con movilizaciones en la calle.
- Hay como una especie de neblina alrededor del proyecto, porque no hay una comunicación oficial precisa de lo que se plantea y el Triunvirato que maneja hoy la CGT tampoco comunicó oficialmente qué es lo que acordó. ¿Vos sabés exactamente en qué consiste el proyecto que quedó?
- El poder ejecutivo lo ingresó en la madrugada del sábado, ya tiene ingreso oficial al senado y todas las incógnitas de cómo había quedado ya están a la luz. Es un proyecto que, si uno lo compara con el primer borrador, es mejor.
- Esa es una táctica del macrismo, que después de presentarte unas reformas espantosas modifica algo y quedan unas reformas solamente horrible, bajando un escalón.
- Sí. Pero además no plantea ninguna dicotomía según la cual desde una perspectiva se podría presentar como una buena ley para los trabajadores. Acá nadie puede decir que es una buena ley porque todo lo que se propone en la reforma de contrato de trabajo es una quita de derechos. Entonces lo que se propone es que esta es la forma de que vengan las inversiones y después crezca el empleo. Pero hay que hacer un sacrificio, no hay discusión de que lo que se propone es malo y cualquier trabajador va a estar peor si se aprueba la ley de lo que está ahora. Pero nunca una reforma que restrinja derechos a los trabajadores ha dado buenos resultados, ni en la Argentina ni en el mundo generó empleo. Lo que genera empleo nunca es la legislación laboral sino una política económica. La reforma laboral solo significa que a los sectores empresarios les quieren garantizar de que haciendo lo mismo van a ganar más plata y para eso hay que sacarle plata a los trabajadores.
- Y si tuvieras que resumir los dos o tres puntos más nocivos para los derechos de los trabajadores, ¿cuáles señalarías?
- Hay un capítulo que reforma la ley de contrato de trabajo. Se ataca el principio de irrenunciabilidad. La ley vigente parte del hecho de que el trabajador es más débil frente al empresario y por más que individualmente renuncie a algún beneficio que tenga, un derecho adquirido, esa renuncia es inválida, porque su voluntad no es libre para renunciar a esos derechos. Ahora, según el proyecto se admitiría que individualmente en su contrato individual renuncie a los beneficios adquiridos. Por otro lado, se le otorga al empleador la posibilidad de dirigir las modalidades del trabajo ya sin restricciones. Si se le ocurre que mañana vos tenés que trabajar de noche, puede hacerlo, a pesar de que el trabajador tiene su vida organizada respecto de esas condiciones. Con la ley hasta ahora vigente, si hubiera un abuso de los empleadores en la imposición de otras condiciones, el trabajador tiene un recurso legal pidiendo que se vuelvan a las condiciones iniciales y, hasta que el juez no resuelve, el empleador no puede cambiar esas condiciones. Ahora se elimina eso. Por un lado, tu renuncia individual a un mejor derecho adquirido empezaría a ser válida y, por otro, si te modifican las condiciones, podés no aceptarlas, pero hasta que ganes el juicio, la única forma de no adpatarte a las condiciones impuestas por la empresa es considerarte despedido, en un contexto de desempleo que tiene un elemento disciplinador en la clase trabajadora, porque la perspectiva de la calle, con un estado que no te garantiza ni siquiera un seguro de desempleo es un condicionante en sí mismo. Y otro aspecto muy grave es lo que tiene que ver con la tercerización. La tercerización es una posibilidad que tienen los empresarios de que algunas actividades que hacen en su empresa la sub-contraten a otra empresa: uno ya lo conoce: empresas de limpieza, el comedor, transporte, mantenimiento. Tienen otro uniforme, pertenecen a otra empresa y a otro sindicato. Y eso genera división, desigualdad. La tercerización es un problema de fondo, que ya existía. Pero con la ley vigente ese trabajador tiene un resguardo de que, en el caso de que su empresa no le cumpla sus condiciones, el empleador principal, el que se benificia con la tercerización, hoy tiene una responsabilidad, tiene que cumplir con lo que no paga la empresa subcontratante. Este proyecto elimina esa responsabilidad del empleador principal. Así que ese trabajador va camino a una desprotección absoluta.
- Una última pregunta, ¿a vos te parece que este avance contra los derechos de los trabajadores existe alguna posibilidad de frenarlo solo con recursos legales, pedidos de inconstitucionalidad, o solo se puede frenar con la movilización popular?
- Yo creo que es imprescindible la defensa de los propios afectados, los trabajadores. Para eso se requiere de sus organizaciones, se requiere de la respuesta del movimiento obrero. Los recursos que la propia Constitución prevé, la movilización, la huelga, las peticiones, otras formas de presentarse de manera más directa van a ser imprescindibles. Si eso no ocurre, va a ser difícil que esto no se apruebe, aún siendo una reforma totalmente inconstitucional, que desde el punto de vista jurídico no resiste el menor análisis. Pero hay muchas cosas que son ilegales y que el gobierno termina haciendo. Esto no puede depender solo de jueces ni de abogados. Solo se para con movilización popular.
[Hay más aspectos nocivos en el proyecto de flexibilización que Matías Cremonte menciona en el audio del programa que se puede escuchar completo clickeando acá].
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Luego de volver a escuchar la entrevista con el presidente de la Asociación de Abogados y Abogadas Laboralistas de la Argentina, me resulta todavía más sorprendente el asentimiento del triunvirato que conduce la CGT para aprobar, en acuerdo con los senadores pichetistas, un proyecto que no tiene un solo rasgo que pueda reivindicarse como ventaja para los trabajadores. Las negociaciones del triunvigato, que lo llevaron a postrarse ante el gobierno, apuntaron a cambiar unos pocos aspectos aún más negativos que contenía el borrador original y que en esta transa quedaron afuera. El apuro por acordar se basa en la coincidencia objetiva entre el gobierno, el triunvigato y los pichetistas por evitar que Cristina, cuando ya esté en sus funciones de senadora, participe del debate.
Pero cualquier comparación con los derechos todavía vigentes de los trabajadores argentinos muestra que la conducción cegetista negoció que sus representados pierdan un conjunto sustancial de sus derechos adquiridos. ¿Cómo es que esta dirigencia soporta la prueba de su propio espejo en esta defección histórica? Bajo esta perspectiva, cualquier reivindicación de la "unidad" del movimiento obrero, cualquier lamento por la debilidad del sindicalismo es hipócrita, si no admite la deslegitimación de la actual representación gremial. Para que una unidad auténtica del movimiento obrero sea posible, primero la CGT tiene que crujir: no se puede seguir depositando la confianza en los partícipes necesarios de la entrega.
Pero cualquier comparación con los derechos todavía vigentes de los trabajadores argentinos muestra que la conducción cegetista negoció que sus representados pierdan un conjunto sustancial de sus derechos adquiridos. ¿Cómo es que esta dirigencia soporta la prueba de su propio espejo en esta defección histórica? Bajo esta perspectiva, cualquier reivindicación de la "unidad" del movimiento obrero, cualquier lamento por la debilidad del sindicalismo es hipócrita, si no admite la deslegitimación de la actual representación gremial. Para que una unidad auténtica del movimiento obrero sea posible, primero la CGT tiene que crujir: no se puede seguir depositando la confianza en los partícipes necesarios de la entrega.
Es sabido que en la CGT hay una tensión que no estalla aún: son muchos los sectores sindicales que consideran inadmisible la manera en que el triunvigato defraudó su mandato histórico: las CGT regionales, la Corriente Federal, las CTA, los sindicatos de base, los sindicatos conducidos por la izquierda. Entonces no se puede seguir reivindicando una unidad vacía de contenido cuyo resultado efectivo conduce a una continua derrota obrera. Y el parteaguas no pasa ya de ninguna manera por una identidad política peronista, ni siquiera por una "unidad" de la CGT. Los trabajadores tienen que lograr agrietar esas identidades que hoy los aprisionan más que protegerlos.
Después que hicimos la entrevista a Matías Cremonte se produjdo una significativa novedad: en la sede de la Asociación de Empleados de Farmacia (ADEF) Jorge Di Pasquale, ubicado en Luján, ayer se reunió la Corriente Federal de Trabajadores, con la presencia, entre otros, de Héctor Amichetti (Gráficos), Sergio Palazzo (Bancarios), Horacio Ghilini (Docentes privados), los gremialistas recientemente electos diputados por Unidad Ciudadana Vanesa Siley (Judiciales) y Walter Correa (Curtidores), el secretario general de la CGT Santa Fe Claudio Girardi, Pablo Moyano (Camioneros y secretario gremial de la CGT), Roberto Bonetti (UOM Capital), Antonio Caporale (de la Mesa Agrupaciones Político Sindicales CABA), e invitados especiales como Pablo Moyano (Camioneros, secretario gremial de la CGT), Hugo Yasky (CTA), el conjunto de los gremios aeronáuticos, y el ex canciller Jorge Taiana.
- Palazzo dijo que el proyecto debe ser rechazado porque causarán una retracción del mercado interno y un grave daño para los trabajadores activos y pasivos.
- Taiana planteó la necesidad de buscar coincidencias en un programa común para resistir el ataque.
El documento dice:
Acá el breve discurso de Pablo Moyano:
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Mirá en VIVO a Cristina en el cierre del Encuentro de Mujeres Peronistas de Tucumán https://t.co/OE4yXonzZQ— Cristina Kirchner (@CFKArgentina) 20 de noviembre de 2017
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Volviendo al programa del domingo, tratamos el momentáneo retroceso del macrismo en su proyecto de reglamentación de la Ley Nacional de Salud Mental, gracias a que sectores de la sociedad civil vinculados con la salud y los derechos humanos resistieron ese intento. Aún cuando el ámbito médico está atravesado por intereses corporativos cruzados con los de los laboratorios y los institutos de internación, si estos sectores, con un grado de organización y poder mucho más precario que el de los sindicatos, lograron frenar esa reforma, ¿qué impotencia constitutiva reside en la conducción de la CGT para entregarse tan vergonzosamente, sin defender a los trabajadores?
Ojalá que el Triunvigato, después de esta defección histórica, tenga las horas contadas. Pero eso depende de la movilización de los trabajadores.
El programa completo acá.