Me invitaron a participar en unas jornadas tituladas "La imagen argentina" que se centrarán en la historia y el presente del cine nacional, los desafíos que se abren al audiovisual local, teniendo probablemente en cuenta las nuevas políticas de (des)financiamiento de la producción independiente que emprendió el actual régimen neoliberal, y que también tratarán de pensar en la revolución tecnológica producida en el mundo que hoy permite registrar y difundir contenidos audiovisuales con una facilidad no imaginada hace pocos años.
La invitación me honra, soy egresado del ENERC y me interesa tener una intervención (que estoy preparando) en ese debate.
En los últimos meses me topo con la imagen argentina no tanto cuando voy al cine, sino navegando en las redes sociales. Alguien sube este episodio ocurrido en un hospital de San Fernando. No conozco a quien registró estas imágenes.
Un pitufo (así es como en el conurbano se nombra con una mezcla de miedo y desprecio a los agentes de las policías locales) castiga miserablemente a un anciano indigente que está durmiendo en los pasillos de un hospital. No sé si hace falta usar la palabra "miserablemente" porque es redundante ver el registro y recurrir a ese adverbio.
Sí sé que este modelo de lazo social se viene fomentando desde la cúspide del estado macrista. Y también sé que esta saña contra los más débiles no apareció de la nada, que viene siendo preparada por los dispositivos del sistema que nos sujeta desde hace varios años. También estoy convencido de que no se trata solo de un fenómeno local.
Saber todo esto no evita que al ver estas imágenes se me revuelva el estómago.
El autor desconocido de las imágenes describe: "Esto fue en el hospital de San Fernando 😡😠 Pitufo hdp no ves que no tiene donde dormi puto metete con los chorros los tranzas los violines hdp la reconcha de tu madre puede ser tu papá Ortiva de mierda y la otra forra Tamb".
Otro usuario de facebook dice: "Q hijo de puta ese gato estaba en la puerta de guardia cuando yo lo lleve a mi vecino se me iso el polenta le dije q se pare de mano en la calle y se metio para adentro diciéndome un par de cosas y ahora veo esto esta para romperle bien la cabeza al loro ese".
Y otro: "Esta para casarlo en la calle y darle una buena paliza por gato y la Conchuda esa se ve q ya no puede agarrar ni una chota q viene a agarrarle las cosas al abuelo la justicia no existe para nada".
Y otro: "Si a los dos ai q agarrar y verduguiarlos para que vean q se siente tirarlo en el piso y revomiarles las pókitas cosas que tiene el pobre abuelito 😢 son re Sarpado y re atrevidos 😡😠".
El último usa la palabra "verduguiar", que casualmente yo había usado en otro intercambio en facebook, por lo cual fui burlado.
No es la única imagen de esta especie que vi en condiciones similares en los últimos días.
El domingo subí una imagen tomada por otro celular donde se ve la brutalidad de la policía local de Turdera contra un pibe de segundo año de secundaria. Cuando la compartí en una página de la carrera de diseño de imagen y sonido de UBA, un estudiante dijo que le gustaría saber el contexto en el que la cana le pegaba al pibe: qué habría hecho antes el chico, para decidir si la imagen del cana pegándole podría justificarse.
Los que tenemos ciertos años recordamos la época cuando aún no se podía filmar con un celular pero se instalaron algunas frases que repetían las buenas gentes frente a las operaciones nocturnas de las patotas del terrorismo de estado que todo el mundo conocía y la mayoría callaba . Decían: "por algo será", "yo no tengo nada que temer, porque no ando en nada raro", "algo habrán hecho". Creo que no estoy descubriendo nada que no se sepa mucho, salvo tal vez para el grupo de estudiantes de diseño de imagen y sonido que querían saber si la violencia de los canas de Turdera podía estar justificada. Sin saberlo, estos estudiantes de diseño de imagen y sonido -nótese, presuntos futuros cineastas- querían reponer el contexto. Hasta me reprocharon que quería atacar a la policía sin mostrar el motivo de sus acciones y se quejaron porque la página de la FADU no es un lugar para hacer política. No sabían que estaban siendo hablados por la historia del terror de estado que en ellos persiste.
Por alguna razón esto que viene pasando todavía no se ve en las pantallas de cine. Pero los registros quedan y es posible que en el futuro (cuando será ya tarde) formen parte de alguna película. En los últimos años vi una película que sí supo captar en tiempo real lo que está sucediendo en esta época: se llama La hora del lobo.
La Hora del Lobo from Ideas por Rosca on Vimeo.
Un mediometraje realizado por Natalia Ferreyra en el marco del Posgrado en Documental Contemporáneo de la Universidad Nacional de Córdoba, basado en los sucesos ocurridos en una noche de 2013 en la que la policía cordobesa dejó a la ciudad liberada mientras promovía supuestos saqueos con un propósito desestabilizador. La película no trata directamente de la sedición policial ni de los saqueos sino de la reacción de la comunidad que reside en el barrio Nueva Córdoba, estudiantes universitarios que esa noche decidieron salir a ejercer el control territorial con la violencia de una horda primitiva. Jóvenes ilustrados transformados por su odio a los pobres en una manada feroz. Los registros en los que se basa La hora del lobo fueron extraídos de youtube: filmados por los propios ejecutores, con sus celulares o cámaras digitales. En su noche de furia salieron a cazar a otros muchachos que pasaban por el barrio en motos, cuyo aspecto físico y vestimenta los inscribía en el estereotipo que antes los medios habían delineado como "motochorros". Los universitarios de Nueva Córdoba no se defendían de delitos efectivos, sino atacaban preventivamente a pibes sospechosos por el color de su piel o por su ropa. Pequeñoburgueses asustados por sus propios fantasmas de clase, cazando negritos. El fascismo, seguramente.
En estas cosas pensé cuando vi la imagen del pitufo maltrando a un viejo que podría ser su abuelo.
¿Dónde, si no acá, está la imagen argentina? ¿Qué película podrá contarlo mejor?
Estas preguntas se abren para lados distintos: el cine está llegando tarde o no tiene ojos para lo que ahora está pasando en los pasillos de hospitales, las plazas del conurbano o en los barrios de jóvenes universitarios de clase media blanca cordobesa. Las imágenes están disponibles, las cámaras las están registrando pero, con la excepción de La hora del lobo no vi otra película que saque a la luz la imagen argentina como estas. Esto es posible por la increíble facilidad para registrar acontecimientos audiovisuales, pero también porque el cine no ha podido salirse de su adn burgués. Cuando los estudiantes de cine ven algo así se preguntan qué habrán hecho el pibe o el viejo para merecer el castigo. Hay un punto ciego que hace que no estemos viendo lo que vemos.
Lo que vemos es a un tipo que labura de cana y le pega un viejo que está apenas unos grados más abajo que él en su escala social. El pitufo debe tener un sueldo de mierda, pero seguro tiene una vida de mierda: solo así puede explicarse lo que hace. Está a la vista de todos y ya ni siquiera nos escandaliza.