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El calipso es así... (el disco de Robert Mitchum)

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(y otras joyas musicales secretas, hoy a medianoche en La otra.-radio, FM 89,3, Radio Gráfica, online acá o acá)



CALYPSO IS LIKE SO…

(1957) ROBERT MITCHUM
¿EL PEOR DE TODOS?

por Ernesto Gontrán Castrillón *

Apenas un año antes de la aparición de este impensado disco de Robert Mitchum, en 1956, Harry Belafonte había desatado la locura del calipso y todo el mundo se había lanzado a sacar dinero de esta novedad musical. Lo que nadie hubiera creído es que lo haría también Mitchum, un actor duro entre los duros, ícono del cine negro de los años cuarenta, figura independiente y rebelde cuando serlo era mala palabra en Hollywood, que había incluso conocido por horas la cárcel en un escándalo con drogas, látigos y starlets semidesnudas. Claro que no se había acobardado en lo más mínimo y una ruidosa foto lo mostraba con rostro desafiante baldeando el piso de su celda.

Considerado casi siempre en esas listas que de tanto en tanto críticos aburridos y hastiados realizan llevando la nómina de los peores discos de todos los tiempos, este exótico álbum de Mitchum curiosamente no nos cuenta entre sus detractores.

Es cierto que ya la tapa del LP parece darles la razón a los críticos de su tiempo, con una imagen de un Mitchum sobrador (ubicado razonablemente muy cerca de una botella de whisky), al lado de una infartante pelirroja de curvas peligrosas y una palmera de utilería, chorreando el arte de tapa del disco un rojo por todos los ángulos. Todo rozando claramente lo kitsch.

Más allá de esta dosis visual de dudoso gusto, rescatamos el álbum por ser una (sincera o no) de las primeras irrupciones de la world music y el rescate de una música étnica fuertemente original que abriría el camino, décadas después, al reggae o el ska.

Todo había comenzado con un viaje de locación de Robert Mitchum a Trinidad para una de sus películas, un viaje en el que se empapó no solo de alcohol, sino de la atmósfera de cabaret tropical que domina todo el disco.

Así, rescatamos al Mitchum cantante en “Jean and Dinah”, un calipso cálido, divertido, con una voz increíblemente relajada del actor, mientras un coro de trompetas y bongós lo acompañan en esta curiosa aventura musical.

“From a logical point of view” nos muestra a un Mitchum todavía más poseído por un espeso acento caribeño, esta vez mucho más rodeado de una muralla de trompetas, xilofones y bongós.

La sátira a los norteamericanos conservadores que se burlaban despreciativamente en los años cincuenta de los jóvenes de los Estados Unidos por su fanatismo ante las novedades musicales como el rock and roll o el calipso en la voz pastosa de Mitchum en “What is this generation coming to?”, todo con mucho humor, merengue, conga y por supuesto calipso.

En “They dance all night” Mitchum casi parece proponer de pasada el clima de cálida decadencia caribeña de los casinos cubanos dominados por la mafia de Fulgencio Batista.

Si a todas estas divertidas piezas y excursiones musicales les sumamos el bonus del simple módicamente exitoso que Mitchum grabo en 1958, titulado “The ballad of thunder road”, un country ligero, con influencia del rock y un vago aire al Johnny Cash de los comienzos o el lado B de ese mismo simple “My honey’s lovin’ arms”, con una guitarra eléctrica sonando a lo Elvis, tenemos todavía un cuadro más completo de un astro de Hollywood haciendo sus pininos en la música pop de su tiempo.

En resumen, no precisamente el peor de los discos, sino uno muy divertido de un gran actor que jamás se tomo demasiado en serio y estuvo abierto, pero realmente abierto, a todo: lo bueno y lo malo también.


NOTA: Robert Mitchum ** en los años cincuenta y sesenta, había (si eso es posible) reforzado aún más su imagen de duro de Hollywood como el predicador falsario y psicópata de La noche del cazador (1955) o el asesino brutal y obsesionado que perseguía a la familia de Gregory Peck en Cabo de miedo (1962). O incluso los rumores de la prensa amarilla que se ocupaba de sus escándalos de drogas mientras de paso lo calificaban como el “galán sexualmente mejor dotado” del ambiente. Así que sorprendió a todos con su incursión en el calipso y la música caribeña, que lógicamente los críticos de manera injusta siguen eligiendo aun hoy como el “peor disco de todos los tiempos”.


Notas del editor

* Este texto de Ernesto Gontrán Castrillón está extraído del fantástico libro Los 138 discos que nadie te recomendó, co-escrito junto a Sergio Coscia. Coscia, melómano, spinettófilo, disquero, estuvo el domingo pasado en La otra.-radio, y mantuvimos una conversación que pueden escuchar acá. Como la conversación estuvo muy interesante nos quedaron sin pasar muchos de los temas que César Colman había seleccionado a partir del libro. Hoy a las 12 de la noche vamos a escuchar algunas de esas gemas secretas y subvaloradas que allí se destacan.

** Casualmente, hace un par de semanas Fernando Martín Peña estuvo en La otra.-radio también hablando de Robert Mitchum: "Hay ciertas estrellas que tienen un peso que es equivalente al peso del autor. Eso pasa con muchas de las películas en que actúa Mitchum. A cierta altura de su carrera, una película con Mitchum va a ser una película rara. La película más rara que hizo es La noche del cazador, la única película dirigida por Charles Laughton. Imaginate una estrella de Hollywood que de pronto hace un asesino serial ¡que además es cura...! ¡Robert Mitchum era muy grande! Animarse a hacer esas cosas, en 1955, era poner en riesgo toda su carrera. ¡Le importaba un carajo al tipo! Lo que le importaba era eso: ver hasta dónde se podía llegar, hacer algo distinto. Y llegó a hacer hacia el final de su carrera el rol del detective Phillip Marlowe dos veces. En una, Adiós, muñeca (Farewell, My Lovely, 1975) lo hizo de manera extraordinaria, mejor que Bogart, una maravilla de película. Y después volvió a hacer de Marlowe en una versión inglesa de El sueño eterno (The Big Sleep, 1978) en la que está todo mal, se ve que no les alcanzaba la guita para ambientarla en los 40, entonces la ambientación es contemporánea y ves a Marlowe con guita... ¡con un Rolex! ¿Cómo? ¿Qué pasa? Mitchum está bien, pero está mal todo lo demás" (Escúchenlo completo acá).


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