Hoy es el 100° aniversario de Evita: en la reciente emisión de La otra.-radio (¿el final del domingo? ¿el principio del lunes?) dedicamos una buena parte del tiempo a hablar de esa chica. Lo pueden escuchar clickeando acá
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"Nadie sino el pueblo me llama Evita. Cuando elegí ser Evita sé que elegí el camino de mi pueblo.
"Cuando un pibe me nombra Evita me siento madre de todos los pibes y de todos los débiles y humildes de mi tierra. Cuando un obrero me llama Evita me siento con gusto compañera de todos los hombres.
"Confieso que tengo una ambición, una sola y gran ambición personal: quisiera que el nombre de Evita figurase alguna vez en la historia de mi patria. Y me sentiría debidamente, sobradamente compensada si la nota terminase de esta manera: De aquella mujer sólo sabemos que el pueblo la llamaba, cariñosamente, Evita".
por Cristina Campagna
Escribir sobre Evita es una tarea inmensa, grandiosa, inabarcable. De ahí como lo declama el título dejaremos que hable ella, la eterna, la abanderada de los humildes.
Denostada hasta la fatiga, con esa frase terrible, Viva el cáncer, que encarna el odio de aquellos que ella misma combatió.
Me tienen sin cuidado los odios y las alabanzas de los hombres que pertenecen a la raza de los explotadores.
Venerada hasta hoy por su pueblo, todos hemos escuchado cientos de anécdotas de aquellos que amó hasta su final.
Una circunstancia poco conocida es que Evita fue antes de conocerlo a Perón fue socia fundadora de la Asociación Radial Argentina (ARA) en el 43 y Secretaría general en el 44, desde muy joven luchó por los derechos de los trabajadores.
"La mayoría de los hombres que rodeaban entonces a Perón creyeron que yo no era más que una simple aventurera.
"No, no es el azar el que me ha traído a este lugar que ocupo, a esta vida que llevo. Claro que todo esto sería absurdo como es el azar si fuese cierto lo que mis supercríticos afirman cuando dicen que de buenas a primeras yo, “una mujer superficial, escasa de preparación, vulgar, ajena a los intereses de mi Patria, extraña a los dolores de mi pueblo, indiferente a la justicia social y sin nada serio en la cabeza, me hice de pronto fanática en la lucha por la causa del pueblo y que haciendo mía esa causa me decidí a vivir una vida de incomprensible sacrificio".