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A mí me encanta esta consigna: vamos a volver (para ser mejores)

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La otra.-radio del domingo pasado, primera parrte, para escuchar clickeando acá 


Vivimos en el reino del minuto a minuto, una forma de percibir la realidad como si se constituyera a partir de los trending topics de Twitter. Ese vértigo puede ser propio de la época, pero acá lo instauró el macrismo, así que se lo adjudicamos a él. Quedamos todos demasiado atentos a las "rápidas reacciones" de las redes sociales, que vienen a funcionar como espejo simbólico del "humor de los mercados". Twitter demuele una idea en cuestión de minutos, con un aluvión de burlas, o al menos eso quieren hacernos creer. Si Lanata tira su mierda maloliente en la tele del domingo a la noche, de pronto el TT escala, con la indudable ayuda del dispositivo propagandístico del régimen, sus trolls y sus bots. 

A veces vamos en el colectivo mirando los trending topics y no percibimos lo que se ve por la ventana, ni siquiera nos llama la atención estar rodeados de otros zombies que, igual que nosotros, llevan la mirada fija en sus celulares. Es una gran apuesta del régimen que esta batalla por la percepción se vuelva la decisiva. La brutal eficacia de la nueva derecha, para decirlo con las palabras del insigne José Natanson, se pavonea en los tts, simulando que de este modo se maneja la conversación pública. Para que la maniobra sea del todo eficaz hace falta que todos terminemos por creerlo .y aún así, habría que ver.

Como se instaló como tesis autoevidente el "techo" electoral del kirchnerismo -"la lenta agonía" de Natanson- o la invulnerabilidad del "núcleo duro" macrista, hasta que nosotros mismos lo termináramos repitiendo, últimamente se ensaya instalar que en realidad la eficacia brutal de la nueva derecha se evidencia en su carácter de máquina electoral invicta. Si se desmonta esta tesis, puede reconocerse la antigua falacia de generalización apresurada: "Marquitos Peña y su equipo son profesionales en las técnicas de ganar elecciones; podrán no saber hacer otra política, pero con eso les basta". Para aceptar esta conclusión hay que desestimar, por ejemplo, las sucesivas derrotas provinciales que vienen teniendo este año. Parece que ahí la máquina invicta no la hubieran puesto a funcionar. O bien hay zonas del territorio donde esa máquina no llega. 



Entonces el club de admiradores de la nueva derecha acota el alcance de su generalización a las ocasiones en las que el macrismo venció al kirchnerismo: la segunda vuelta de 2015 y la elección de medio término de 2017 en provincia de Buenos Aires. Una base empírica un poco magra para tomarse como fundamento de una ley universal -y eso sin tener en cuenta la singularidad de cada uno de esos dos resultados. Pero una parte de la eficacia de esta nueva tecnología de poder se juega en su capacidad para hacernos creer que son efectivamente invencibles, que no hay caso, que saben como hacerlo y nosotros no, que lo que se respira en la calle no cuenta, que la bronca y el dolor y el miedo y el frío se volvieron imperceptibles porque hoy vivimos en twitter y un tt vale más que una avenida cortada o una plaza llena. Así, la batalla se libra en nuestra subjetividad, cuando están a punto de convencernos de que es inútil, que nada que podamos hacer llega a rasgar su brutal eficacia, que el techo, el piso y la mar en coche, y entonces el desaliento y nuestra propia renuncia a la política terminan por asegurar su brutal eficacia.

Este esquema simplificado del mundo del siglo xxi es en ellos una voluntad de poder y en nosotros una resignación. Lo brutal de su eficacia es su pedagogía de la crueldad, el tratar de hacernos sentir basuras, residuos de un mundo en el ocaso. Es una proyección de la realidad que encuentra sus raíces filosófico-políticas en la voluntad de poder nietzscheana. Pero el sueño de Zaratustra engendra monstruos y, más precisamente, zombies.

Algo de esto hablamos en el programa del domingo en La otra, acerca del apresuramiento para caracterizar el sentido de cada instante cuando acaba de suceder como una forma empobrecida de habitar la polis. Las cosas no pasan tan rápido como cambian los trending topics, los zócalos de la tele y la medición del minuto a minuto. Es preciso pensar en esto también para nosotros. La fenomenal licuación de todas las relaciones, tal como el neocapitalismo se jacta en hacernos bailar a todos con esa música, es solo un movimiento falso, una inyección de botox en los cuerpos y las mentes, que apenas tapa la consolidación más férrea del viejo orden.

***



Mientras conversamos de cosas así, en la trasnoche radial nos dedicamos a escuchar una serie de voces cuyas texturas dicen tanto como las melodías que cantan o las palabras que pronuncian.

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