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Massa es un aliado tóxico

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Con el embajador yanqui

Sergio Massa es un políticamente un desesperado por exceso de posibilidad y ausencia de realidad, en términos kierkegaardianos.

Hay un solo acuerdo que atraviesa la dirigencia política: Sergio Massa es el tipo menos confiable de la Argentina. Sus ocultamientos de intenciones, sus zigzagueos infinitos y su ambivalencia estratégica llegan a extremos patológicos. Algunos ven en eso su virtud: en un pícaro que siempre logra hacerse ver. No fue capaz de consolidar una opción perdurable, en pocos años dilapidó el capital político conquistado al derrotar al kirchnerismo bonaerense en 2013 y sus aliados más valiosos lo fueron abandonando, uno detrás de otro: Alberto Fernández, Daniel Arroyo, Facundo Moyano, Felipe Solá... Sólo le queda la energúmena de Graciela Camaño, que hoy alienta una ofensiva desde el Consejo de la Magistratura contra el juez Ramos Padilla.

Así que masita solo puede llamar la atención mostrándose tan versátil como para ser capaz de aparecer en cualquier lado, incluidas sus visitas a la embajada yanqui. En las últimas 72 horas se habló de él como candidato a presidente por una lista colectora con María Eugenia Vidal, como precandidato en las PASO de Alternativa Federal -unas primarias a las que hasta hace horas se le exigía participar a Roberto Lavagna- y como aliado secreto de la fórmula Fernández-Fernández. Todas estas especulaciones sonaban verosímiles y eso habla de su cualidad de anguila enjabonada.  Poder estar en cualquier parte es su rebusque para hacerse ver, ya que nunca formuló una estrategia política clara.

En Página 12 de hoy hay una nota de Fernando Cibeira sobre "los contactos" entre Alberto Fernández y Sergio Massa de estos últimos días. Estos trascendidos -se supone que relatados por uno de los interlocutores- alcanzan picos de ridículo:

“No me entendés, estoy preparando el terreno”, fue la explicación de Massa cuando le reprocharon su participación en ese encuentro [se refiere a la patética reunión del martes en Córdoba con Schiaretti, Pichetto y Urtubey] mientras mandaba a dos negociadores con Alberto Fernández. “No podés tratar de quedar siempre cubierto y jugar a dos bandas. Te tenés que poner de acuerdo y resolver qué querés hacer”, le habría reprochado el ex jefe de Gabinete. Ayer, según la misma versión, retomaron el contacto después del discurso en Parque Norte. “¿Viste que no te fallé, que lo iba a hacer?”, se jactó el líder del Frente Renovador. “No dijiste nada, sólo que querés formar parte de un frente opositor. Pero también decís que frente opositor es Alternativa Federal y que también somos nosotros. De nuevo te digo, tenés que resolver qué querés hacer”, le respondió Alberto Fernández. Intercambiaron un par de frases más y quedaron en seguir el diálogo hoy, luego del viaje a Uruguay.

El congreso del Frente Renovador de ayer parece coronar una secuencia de pasos en falso con una semi-rendición pronunciada con los labios apretados. Su vocación por desorientar y desalentar a quienes negocian políticamente con él lo convierten en un aliado tóxico. En algún momento no tan lejano quiso heredar los votos del kirchnerismo, pretendiendo simplemente que ella le cediera su espacio. "Sergio está convencido de que ella no se va a presentar". Cuando Cristina lanzó la sorpresiva fórmula FF que alteró todo el tablero político argentino, sus voceros alentaban la idea de que la candidatura a vice de Cristina era un paso temporario para después renuncia a ella, lo que haría que Alberto bajara a vice y él se quedara como candidato único de una ilusoria unión del kirchnerismo, el PJ y Alternativa Federal. Quería quedarse con los votos de Cristina por una concesión gratuita. No pareció evaluar que él es incapaz de retener el voto kirchnerista.

No conozco un solo kirchnerista que le tenga confianza ni aprecio. Creo que tampoco es apreciado por su tendal de ex-aliados. Si todavía algunos están pendientes de él, es por el poder de daño que conserva una potencial candidatura que juntaría unos puntitos en primera vuelta, para facilitarle a macri el acceso al balotaje. Esos puntitos podrían inclinar el fiel de la balanza. Massa se mueve como una segunda marca, sin que sea claro saber cuál es la primera. Un tacticismo tan mezquino parece incompatible con la ambición de llegar a ser presidente que él siempre declama. Massa solo podría ser lider por default, si otros liderazgos se toparan con obstáculos insalvables (en el caso de Cristina, su proscripción). 

Sigue Cibeira:

En el entorno de Alberto Fernández aseguran que ya exploraron todo el abanico de posibilidades de acuerdo. Por ejemplo, que compitiera como precandidato presidencial en las PASO, pero que Massa se negó. Pretendía que Cristina Kirchner se bajara también de su postulación a la vicepresidencia, algo inviable. Entonces le propusieron que fuera el candidato a gobernador en la provincia de Buenos Aires. Massa también lo rechazó, en más de una ocasión dijo que se había preparado para ser presidente y que no le interesaba la gobernación, un cargo venenoso para cualquier dirigente con aspiraciones de llegar a la Casa Rosada. Rápidamente, Cristina Kirchner buscó cortar las especulaciones al subir a las redes la foto de Axel Kicillof y Verónica Magario, horas después oficializada como la fórmula para la Provincia. Otra oferta fue la de encabezar la boleta de candidatos a diputados en la Provincia, pero Massa tampoco se mostró interesado.

Muchos conjeturan que su éscena de ayer en Parque Norte fue un gesto de apertura hacia una alianza con el kirchnerismo y una ruptura con Alternativa Federal. PPor supuesto que puede ser eso o lo contrario, porque tiene un exceso de posibilidad y una falta de realidad. Lo cierto es que ayer fue de nuevo incapaz de mostrarle a sus posibles votantes para qué lado patea. O carece de estrategia y solo quiere permanecer en la góndola de las ofertas o no sus auténticos objetivos son inconfesable. Su eventual llegada al poder habilita los augurios una decepción política masiva.

Si el Frente Patriótico que los Fernández están construyendo con tanta efectividad en estos días quedara envuelto en su telaraña, podría terminar contagiándose de esas indefiniciones que es su única distinción.

Alberto Fernández declaró hace pocas horas desde Uruguay que está dispuesto a competir en unas PASO con Massa. Parece la salida más limpia ante tanto histeriqueo.

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