Está por definirse el carácter y las etapas regionales de la cuarentena a partir de la semana que viene.
Si se dispara la curva y se descontrola la pandemia, la responsabilidad y el costo político los va a pagar el gobierno nacional, que es lo que está buscando la derecha. La villa 31 está jodida desde hace rato, aunque algunxs se enteraron con la muerte de Ramona, pero el sistema mata naturalmente en las villas todos los días desde hace décadas.
Lo que ahora está en juego es si Argentina puede atravesar la pandemia sin una masacre de pobres y sin una rendición incondicional al poder financiero y mediático. Si llegan a escalar los contagios, la enfermedad se expande hacia el resto de la ciudad y el conurbano. ¿O algún balconero cree que el virus va a quedar confinado en la villa? Los ejemplos de New York, Brasil o Europa muestran que la pandemia nunca se queda en un barrio: arrasa con todo.
Si el acierto inicial de la cuarentena precoz se pierde por un crecimiento descontrolado de contagios y el consiguiente desborde del sistema sanitario, el que va a pagar la factura es el gobierno popular y democrático: es decir: el pueblo. No está en juego macrilandia, macri ya fue, a la derecha ya no le interesa macri. Lo que le interesa es demostrar es que Argentina no es mejor que Brasil, Italia, Ecuador o EEUU y que la muerte se impone a todos por igual.
No es ni la gorilez de CABA ni la villa 31, sino el hundimiento argentino en la mierda mundial.
Sería un crimen estúpido si eso ocurriera porque Alberto quiere cerrar la grieta con Larrata.
Larrata es el enemigo disfrazado de cordero y el instrumento para quebrar la democracia, si Alberto no le suelta la mano a tiempo.
Fernández no solo se juega su presidencia en esto, sino el futuro del movimiento popular. Que no se haga el distraído porque la pagamos todos.