por Daniela Andújar
Este es el segundo día del año nuevo.
Quiero bautizar los nuevos días, una vez más.
La nueva vieja vida.
Y para eso necesito las palabras. Desde temprano.
Busco una hoja para escribir la mañana nueva del año nuevo. Me alumbro con una luz diagonal. En la casa duermen.
Sin hacer ruido registro la cocina atrás de cuadernos, libretas, propagandas, algo donde escribir lo que busco.
Quiero saber si acaso perdí
si no llegué
no canté victoria
por dónde quedé
dónde paré
o en qué desvíos podría dar la vuelta y retomar
el hilo
el libro
la línea (nunca punteada)
Ansiosa, revuelvo las carteras para encontrar una birome. Bingo!
Ahora falta el papel.
Las únicas hojas que hay de este lado de la casa son las partituras de las canciones que quedaron de anoche.
Selecciono velozmente, pero no al azar, cuál de ellas iré a sacrificar.
Elijo “ Preciso me encontrar” de Cartola. Tiene mil acordes que nunca me salen.
Así que empiezo sobre ella…casi un chiste.
Hoy, 2 del 1 del año 2021 (un número muy bueno para mandar cohetes al espacio) me encuentro “encontrada” mil veces, después de haberme perdido mil y una.
En uno y otro sentido pienso que son los demás lxs que me pierden.
Cuando se me acaba la hoja de “Preciso me encontrar” elijo “Espumas ao vento”.
¿La rabia hace champán?
No, esa no…además es fácil.
Al instante pienso que podría seguir con “Gota d´agua”, de Chico Buarque.
Sí, “Gota d´agua” está muy bien!
Já lhe dei meu corpo
minha alegría
já estanquei meu sangue quando fervía
Olha a voz me que me resta…
olha a veia que salta…
mirá la gota que falta..
…deixa em paz meu coraçao…
ele é um pote assim de mágoas
e qualquer desatençao
pode ser a gota d´agua!
…
En estas canciones, podría decir que ya está la letra de lo que busco, sé o quiero
la venganza
el desquite
la fiestaza que me doy
la victoria de alguna cosa
la posesión de un castillo
el tesoro no muy escondido
de lo que soy
de lo que no soy
y supongo que el año comenzará mejor con todas estas viejas canciones que nadie me extirpará,
que nadie eligió que cantara,
salvo yo
que nadie me enseñó a sentir,
salvo esta vida,
mi vida,
que pierde el hilo, el libro, pero no la voz.
Ilustración: Carmen Cuervo