por Oscar Cuervo
En medio de este clima enrarecido por operaciones, lo peor que podía tener el gobierno es un problema autoprovocado con las fuerzas de seguridad.
Cacerolazos, batalla con Clarín, internas judiciales y ahora una enorme torpeza que crea inestabilidad en una zona muy sensible para la gobernabilidad. Con los antecedentes preocupantes de Honduras, Ecuador y Bolivia.
Los prefectos y gendarmes en conflicto estaban cobrando sueldos de $ 6000, en gran parte en negro. ¡Y por una distracción se les descontaron $ 2000!
Alguien en el gobierno, por desidia o por lo que sea, parece estar trabajando para el enemigo.
Por otro lado, ¿no sería hora de sindicalizar a las fuerzas de seguridad? ¿su democratización requiere igual trato que a otros trabajadores?