Las canciones del año 1
Taxista
usted es mi psiquiatra por esta hora
deje correr el reloj
es hora pico
así que elija las calles que quiera
Solo deje atrás los demonios, ¿me haría ese favor?
Él dijo: "Allahu akbar"
le dije que no me maldijera
"Pero, muchacho, vos necesitás una oración"
supongo que no podría hacerme daño.
Si me hace arodillar,
es una mala religión.
Este amor no correspondido
para mí no es más que
el culto a un solo hombre
y cianuro en mi taza de plástico
yo nunca podría hacer que él me ame
nunca podría hacer que él me ame
amor
amor.
Taxista
le juro que tengo tres vidas
balanceadas en mi cabeza como cuchillos para cortar carne
no le puedo decir la verdad sobre mi disfraz
no puedo confiar en nadie
y usted dice "Allahu akbar"
le dije que no me maldijera
"Pero, chico, vos necesitás una oración"
supongo que no podría hacerme daño.
Si me hace arodillar,
es una mala religión.
Este amor no correspondido
para mí no es más que
el culto a un solo hombre
y cianuro en mi taza de plástico
yo nunca podría hacer que él me ame
nunca podría hacer que él me ame
no.
Es una mala religión
estar enamorado de alguien
que nunca podría amarte
lo sé
sólo una mala religión
podría hacerme sentir de la manera en que estoy.
Esta canción tiene una historia que vale la pena que cuente su propio autor, Frank Ocean. Resulta que cuando estaba por salir su disco Channel Orange, se corrió la bola de que algunas canciones le hablaban a un "él" en lugar del más esperable "ella". Sobre todo en el ambiente del hip hop que suele tener fama de homofóbico. Así que el cantante decidió cortar por lo sano y hace casi exactamente un año subió este texto a su blog.
"Bad Religion", con su prodigiosa línea melódica y la hermosa voz de Ocean, es una gran canción, destinada a convertirse en clásico. Y el disco Channel Orange es sin lugar a dudas el disco del año.
usted es mi psiquiatra por esta hora
deje correr el reloj
es hora pico
así que elija las calles que quiera
Solo deje atrás los demonios, ¿me haría ese favor?
Él dijo: "Allahu akbar"
le dije que no me maldijera
"Pero, muchacho, vos necesitás una oración"
supongo que no podría hacerme daño.
Si me hace arodillar,
es una mala religión.
Este amor no correspondido
para mí no es más que
el culto a un solo hombre
y cianuro en mi taza de plástico
yo nunca podría hacer que él me ame
nunca podría hacer que él me ame
amor
amor.
Taxista
le juro que tengo tres vidas
balanceadas en mi cabeza como cuchillos para cortar carne
no le puedo decir la verdad sobre mi disfraz
no puedo confiar en nadie
y usted dice "Allahu akbar"
le dije que no me maldijera
"Pero, chico, vos necesitás una oración"
supongo que no podría hacerme daño.
Si me hace arodillar,
es una mala religión.
Este amor no correspondido
para mí no es más que
el culto a un solo hombre
y cianuro en mi taza de plástico
yo nunca podría hacer que él me ame
nunca podría hacer que él me ame
no.
Es una mala religión
estar enamorado de alguien
que nunca podría amarte
lo sé
sólo una mala religión
podría hacerme sentir de la manera en que estoy.
Esta canción tiene una historia que vale la pena que cuente su propio autor, Frank Ocean. Resulta que cuando estaba por salir su disco Channel Orange, se corrió la bola de que algunas canciones le hablaban a un "él" en lugar del más esperable "ella". Sobre todo en el ambiente del hip hop que suele tener fama de homofóbico. Así que el cantante decidió cortar por lo sano y hace casi exactamente un año subió este texto a su blog.
Lil B tenía razón. Todos somos un montón de bebés dorados de un millón de dólares. Mi esperanza es que los bebés que nacen hoy en día hereden un poco menos de la mierda que nosotros tuvimos. De todos modos, lo que estoy a punto de publicar es para cualquiera que quiera leerlo. Intentaba aparecer en la sección “agradecimientos” de los créditos de mi álbum, pero con todos los rumores que andan dando vueltas pensé que sería bueno aclarar...
Quien quiera que seas, donde quiera que estés, estoy empezando a pensar que nos parecemos. Los seres humanos giramos alrededor de la oscuridad. Todos queremos que nos miren, nos toquen, nos escuchen, nos presten atención. Mis seres queridos son todo para mí.
En estos últimos años clamé a las nubes del cielo pidiendo ayuda a mi creador para encontrar una explicación. O quizá piedad. Que de alguna forma lloviera maná del cielo para que me diera algo de paz. Hace cuatro veranos conocí a alguien. Yo tenía 19 años y él también. Pasamos ese verano y el siguiente juntos. Casi cada día. Y el tiempo que pasamos juntos pasaba tan rápido… La mayoría del tiempo yo lo miraba, a él y su sonrisa. Oía sus palabras y sus silencios… hasta que era la hora de dormir. Dormir era algo que solíamos compartir. Entonces me di cuenta de que estaba enamorado. Era maligno, sin esperanza, no había forma de escapar, ni de negociar con ese sentimiento, no tenía elección. Era mi primer amor. Cambió mi vida. Hasta entonces, mi mente vagaba con las mujeres con las que había estado, las únicas por las que me había preocupado y creía desear. Me identificaba con las canciones sentimentales que disfrutaba cuando era un adolescente. Las que ponía cuando tuve una novia por primera vez. Me di cuenta de que estaban escritas en un idioma en el que yo no podía hablar todavía. Me di cuenta muy muy rápido.
Imaginá la sensación de ser tirado desde un avión. Yo no estaba en un avión, sin embargo. Yo estaba en un Nissan Maxima, el mismo coche que lleno con bolsas y con el que voy hasta Los Ángeles. Me senté y le dije a mi amigo cómo me sentía. Lloré mientras las palabras salían de mi boca. Me dolió decirlas, sabiendo que ya nunca podría retroceder. El me palmeó la espalda. Me dijo cosas amables. Hizo lo mejor que pudo, pero no admitió sentir lo mismo por mí. El tenía que volver a su casa pronto, era tarde y su novia lo estaba esperando ahí arriba. No quiso decir la verdad sobre sus sentimientos hacia mí durante tres años. Me sentí como si por años sólo yo me hubiera imaginado que mis sentimientos eran recíprocos. Ahora imaginá que te tiran desde un acantilado. No, yo no estaba en un acantilado. Todavía estaba en mi coche, diciéndome a mí mismo que todo iba a estar bien y que tenía que respirar profundo. Tomé aire y seguí. Matuve una amistad peculiar con él, ya que no podía imaginar seguir mi vida sin él. Me esforcé por dominarme a mí mismo y mis emociones. No siempre tuve éxito.
El baile continuó. Mantuve el ritmo durante varios veranos más. Es invierno ahora. Estoy escribiendo esto en un avión de regreso a Los Angeles desde Nueva Orleans. Volé a casa para otra Navidad estropeada. Tengo un asiento que da a la ventanilla. Hoy es 27 de diciembre de 2011. Por ahora compuse dos álbumes. Este es el segundo. Lo hice para mantenerme ocupado y cuerdo. Quise crear mundos que fueran más optimistas que el mío. Traté de canalizar emociones abrumadoras. Me sorprende pensar hasta dónde me llevó todo esto. Antes de escribir este texto yo le había contado mi historia a algunas personas. Estoy seguro de que esta gente me mantuvo vivo y a salvo. Sinceramente, estas son las personas a las que quiero agradecer desde el fondo de mi corazón. Cada uno sabe quién es. Grandes seres humanos, probablemente ángeles.
No sé qué puede pasar ahora y está bien. Ya no tengo ningún secreto que guardar. Probablemente haya alguna mierdita todavía, pero ya sabés a qué me refiero. Yo nunca estuve solo, por mucho que me sintiera así. Por mucho que todavía me sienta así algunas veces. Nunca lo estuve ni creo que pueda estarlo. Gracias. A mi primer amor, te estoy agradecido. Agradecido porque a pesar de que no era lo que esperaba y aunque nunca fue lo suficiente, de todos modos fue. Algunas cosas nunca son, pero nosotros fuimos. No te voy a olvidar. No voy a olvidar ese verano. Voy a acordarme de quién era yo cuando te conocí. Voy a acordarme de quién eras vos y de cómo cambiamos y seguimos todavía siendo los mismos. Nunca tuve más respeto por la vida y por vivir que el que tengo ahora. A lo mejor se necesita una experiencia cercana a la muerte para sentirse así de vivo. Gracias. Para mi madre. Vos me hiciste fuerte. Sé que soy valiente sólo porque vos lo fuiste antes. Así que gracias. A todos ustedes. Por todo lo bueno. Me siento un hombre libre. Si escucho atentamente, puedo oír también cómo el cielo cae.
Frank
"Bad Religion", con su prodigiosa línea melódica y la hermosa voz de Ocean, es una gran canción, destinada a convertirse en clásico. Y el disco Channel Orange es sin lugar a dudas el disco del año.