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Estamos vivos, nos salvamos, tenemos dinero, nuestros hijos son hermosos, pero hay fantasmas bailando a nuestro alrededor

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Entrevista a Gastón Solnicki, director de Papirosen, en La otra 27


La familia como sismógrafo de la historia. Es un rasgo que tienen en común varias de las mejores películas argentinas de este año: Papirosen, Infancia Clandestina, incluso el Tríptico de Perrone, todas ellas analizadas en este número de revista La otra. Hay una historia pública, cuyos protagonistas y plot points son notorios, casi siempre turbulentos. Y hay otro ritmo histórico más subterráneo: el de los cimientos -precisamente- de la vida social. La familia, en forma eminente. ¿Cómo atraviesa una institución de apariencia tan incólumne como la familia los temblores históricos, cómo es atravesada por ellos? Gastón Solnicki filma cuatro generaciones de su familia (la de sus abuelos, la de sus padres, la suya y la de su sobrino) en la excelente Papirosen. Una familia rozada por el genocidio nazi, del que sus abuelos se salvaron, para terminar recalando en la Argentina. Para volverse prósperos, procrear su descendencia y constatar, finalmente, que la devastación no es tan sencillamente esquivable. Uno de los logros de la película es que a pesar de esta cuestión tan tremebunda, puede verse como un documental en tono de comedia. Un fragmento del reportaje a Solnicki en la revista:

WV: A mí me sorprendió que mucha gente hiciera eje en la cuestión judía, cuando la película pega porque puede involucrar a cualquier familia, no solo judía. También vivimos una tragedia en Argentina.

GS: Es que son las dos cosas todo el tiempo. Ninguno está equivocado. Los judíos reconocen una huella y los no judíos ven otro tipo de huella… Es interesante lo que decís, por la historia del suicidio de mi abuelo. Yo finalmente caí en la cuenta, conversando con un amigo, de que mi viejo durante la dictadura estaba en Ciencias Exactas, en la UBA, y sin embargo no es algo que lo haya marcado, no veía nada de lo que pasaba. Yo me empiezo a enterar durante mi adolescencia de lo que pasaba en Argentina, pero no por un legado de mis padres. Entonces digo: ¿cómo puede ser el correlato de las fechas? Mi abuelo se suicidó en el 79. Hay mucha gente que vivió toda una vida después de sobrevivir al nazismo y se terminó tirando por el balcón. A mí siempre me impresionó eso… En la familia dijeron que él estaba loco, pero él decía que había unos carteles de la DGI, una propaganda, que mostraba un tanque y decían: “te vamos a venir a buscar”. El decía que la DGI era la Gestapo. ¡En realidad era el único lúcido! El había visto ya a su familia muerta, en el gueto y en ese momento vería que estaba pasando lo mismo. Y le decían: ¡vos estás loco! Lo dejaron encerrado ahí y se ahorcó.

OC: ¿Eso lo reconstruís vos o empezaron a pensarlo en tu familia?

GS: Yo fui el que empezó a decir que estaban todos locos, que él era el único lúcido de la familia. La prueba es que mi familia está bastante loca, no solo los que están en la película. Pero otra parte, mi viejo me dijo que nunca lo había pensado. Después hablé con tíos que tengo en Israel y... “mirá vos, qué sé yo”... (Continúa en la edición impresa de La otra 27, ahora en los kioscos).

Papirosen, absolutamente recomendada, sigue en el MALBA hoy y los viernes siguientes:
Viernes 28 de diciembre a las 20:00 - Viernes 4 de enero de 2013 a las 20:00
Viernes 11 de enero de 2013 a las 20:00 - Viernes 18 de enero de 2013 a las 20:00
Viernes 25 de enero de 2013 a las 20:00 - Viernes 1 de febrero de 2013 a las 20:00


Y revista La otra en los kioscos.

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