El post kirchnerismo puede ser más kirchnerista de lo que algunos creen
Clarín está políticamente derrotado y empresarialmente dañado. Las manitos que le va tendiendo el Don Lorenzetti son sobrevida asistida.
La lucha en el barro de Clarín con el kirchnerismo deja su imagen corporativa seriamente manchada. El mito de que ningún gobierno resiste 4 tapas en contra ha sido empíricamente refutado por 5 años de tapas en contra (1800 tapas en contra) y un 54 % de votos a favor de Cristina. De ahora en más ningún gobierno debería temerle a menos que llegue al poder sustentado por Clarín.
La eficacia de Clarín como productor de subjetividades está rota: hasta los que odian al gobierno se dan cuenta de que es una empresa sin nivel de credibilidad, ferozmente empeñada en defender negocios.
La derrota de Clarín tiene mariscales. Condujeron el conflicto con el kirchnerismo no con astucia empresaria sino con la ceguera propia de quien se cree invulnerable. Su maximalismo los llevó a perder calidad periodística, lectores, negocios.
Tarde o temprano los mariscales de la derrota van a tener que ser remplazados. Esto incluye a la dirección política-empresarial del Grupo y a las estrellas que ponen la cara y la firma en sus medios. Por ahora aspiran a ganar tiempo para producir la mayor cantidad de daño posible al kirchnerismo. Fuera de ese resto de poder dañino, no tienen futuro. La caducidad de mariscales y voceros es irreversible. La futura conducción política de Clarín va a tener mucho trabajo para revertir la pésima imagen corporativa que se ganaron.
La carrera periodística de Lanata -si tal cosa existe- está terminada. Su fase de jefe de un Grupo de Tareas Sucias le dejó este año y por algún tiempo más mucho dinero. Para lo que le va a servir...
La famiglia judicial de Don Lorenzetti ha quedado expuesta. Ya no se trata solo de Clarín. Su desempeño de las últimas semanas quedó al desnudo. Apuraron al juez Alfonso para que fuera posible una extensión de la cautelar y ahora la Cámara en lo Clarín y Comercial con sede en Miami le pone un pie, contando con tiempos procesales, chicanas, argucias, feria judicial y otras miserias. Pero la opacidad de que gozaba el poder cautelar ahora se transparentó.
El gobierno se presentó hoy a primera hora de la mañana a pedir (simultáneamente en la Cámara y en la Corte) que se tomen en serio la recomendación chicanera que hizo Don Lorenzetti acerca de que la cuestión de fondo debe resolverse "a la brevedad". Si lo quieren resolver a la brevedad, dice el gobierno, que no paren durante la feria. Probablemente la Cámara en lo Clarín y Don Lorenzetti van a denegar este pedido o simplemente ignorarlo. El gobierno lo sabe. Pero no va a dejar de poner en evidencia cada mecanismo dilatorio.
El rol de los jueces en Argentina empieza a discutirse políticamente. Cada fallo objetable, cada excarcelación y cada cautelar va a empezar a ser un costo político a pagar por la corporación judicial. El tema de la inseguridad va a empezar a tener otra posibilidad de lectura ante los ojos de la población: los jueces no imparten justicia sino defienden intereses. Hace unos años parecía mentira que se discutiera el rol de los medios y hoy está en la agenda permanente. Es probable que pase lo mismo ahora con los jueces.
Las aspiraciones políticas de Don Lorenzetti me hacen gracia. Una cosa es moverse en los entresijos de una corporación favorecida por la sombra de sus guaridas y el polvo de los expedientes. otra cosa es quedar a la luz del día y que se note mucho su complacencia con el poder económico (que no siempre coincide con el poder político). La famiglia judicial está a punto de ser identificada como el Poder Reaccionario, el que está presto a defender la propiedad y condenar a pobres perejiles. Creer que hay un futuro político electoral para Lorenzetti es más o menos equivalente a haberse ilusionado con la estatura de estadista de Julio Cleto Cobos.