Carta de una desconocida (melodrama de invierno)

Así desde el inicio, la voz en off de la heroína romántica, Liza (extraordinaria Joan Fontaine) en su única y última carta a su amor idealizado, (Stefan, el músico que se ha convertido a sus ojos en la imagen misma del Amor) nos guía en un largo flashback, que va desde la juventud hasta la madurez de ambos personajes, atravesando todos los tópicos de los género, con plena autoconciencia.

La carta está dirigida tanto a su sorprendido destinatario como a nosotros los espectadores. Es bajo ese doble juego que el director alemán Max Ophuls, exiliado en Hollywood, nos sumerge, desmenuza y a la vez realiza la apoteosis del melodrama romántico burgués,  con su carga de idealización, encuentro, desencuentro, renuncia, encantamiento y expiación. Pero en su misma propuesta Ophuls va más allá de los lugares comunes del género y apunta una suerte de análisis y critica del alma femenina del siglo XIX, alimentada por el género mismo. No olvidemos que el austriaco Stefan Zweig, autor del libro en que se basa el film, fue uno de los difusores del psicoanálisis a través de novelas-ensayos como 24 horas en la vida de una mujer y La curación por del espíritu).

La puesta exquisita de Ophuls realza sutilmente ese trasfondo, plena de detalles -en el artificio de los decorados, la profusión de escaleras que marcan la distancia emocional y de clase de los protagonistas, junto a la visión ambiguamente critica y nostálgica a la vez de la Viena del siglo XIX- pero sin finalmente olvidar el pathos romántico trágico que lo envuelve todo. Porque la maestría de Ophuls en Carta de una enamorada (o Carta de una desconocida, título más exacto que el que se le adjudicó aquí) revela que es en la forma donde el verdadero corazón del melodrama se despliega. Y en ese despliegue nos conmueve.

Los esperamos a las 19:30. Después de la proyección, se pueden quedar en el Troquet de Henry (Guardia Vieja 3460) y charlamos y libamos bebidas, siempre a precios amables.