Un comentario a un tuit de Lucas Carrasco
"Ocaso" es una categoría poética que los columnistas del domingo han extenuado en su fuerza semántica. El "ocaso" del kirchnerismo lo vienen anunciando desde Escribano en adelante todos los que necesitaron explicar su propio apartamiento. Escribano vio el ocaso del kirchnerismo en abril de 2003. Magnetto cuando no pudo cerrar con el gobierno su negocio con Telecom. Alberto Fernández cuando lo echó Cristina, lo mismo la familia Moyano. Pero "ocaso" como predicción suena berreta, una mezcla de expresión de deseos con melodrama, con apariencia de análisis político. La sola apelación a ese término debería poner dudas la solidez de la argumentación.
"Desilusión": esta es puramente psicológica. En política no hay desilusiones: en la vida anímica de las personas sí. Pero para desilusionarse hay que haberse ilusionado. La ilusión le regala su poder a un Ideal que el ilusionado pone por encima de sí mismo. En política no hay que ilusionarse NUNCA. Hay que encontrar el espacio para incidir sobre la realidad. La ilusión y la desilusión ocurren en el teatro privado de los sentimientos. Es lícito estar desilusionado, pero eso corresponde a las biografías personales.
Yo no estaría desilusionado ni siquiera si el kirchnerismo hiciera lo contrario de lo que quiero. La ilusión requiere ilusos. Y la práctica política requiere de compromiso con una línea de acción y con un colectivo mayor al de las aspiraciones personales. La política es compartir un proyecto con otros. La ilusión puede ser un sentimiento concomitante, pero nunca la base de un compromiso. El compromiso político es un acto de libertad y un riesgo a cuenta propia, no un sentimiento.
Nunca estuve ilusionado con los Kirchner, pero el kirchnerismo sigue siendo el proyecto colectivo que me permite incidir sobre la realidad. Por eso elijo seguir bancando. Y esta elección no es algo que ponga en deuda al kirchnerismo conmigo: soy yo enteramente responsable de esa decisión.
Por otro lado, desde Martín Caparrós como ex montonero desilusionado hasta Esteban Schmidt como franja morada desilusionada, pasando por Héctor Leis como guerrilero desilusionado y Jorge Asís como PC desilusionado, el universo cultural del cinismo neoliberal tiene muchos postulantes. Suelen terminar escribiendo en la Rolling Stone o en El País.
Postdata: del "caso" Milani propiamente dicho hablaré más adelante.
Postdata: del "caso" Milani propiamente dicho hablaré más adelante.