Si no es este el momento de pensar qué es lo que se hizo mal, no sé cuándo va a ser: en un par de meses, si no se rectificaron los rumbos errados, la derrota puede ser peor y ahí si, irreversible. No podemos contentarnos solamente con que los medios de comunicación nos son adversos y la clase media se deja operar. Eso pudo o podría ser cierto. Fue válido en un momento, en tanto hizo visible una realidad no cuestionada. Pero ya está. Repetirlo ahora es una fórmula verbal vacía.
Ahora también hay errores propios que nos llevaron a perder a la mitad de la gente que votó a Cristina en 2011. Si eso no es un indicador de que se hicieron las cosas mal, no sé qué puede ser. Un tercio del país que apoyaba al gobierno en 2011 le quitó el apoyo ahora. Si seguimos adelante pensando que la culpa es de Magnetto, estos resultados no solo van a repetirse sino a agravarse. Los numeritos no son solo numeritos: son personas que te dan la espalda. No solo es una cuestión de "depuración" (para seguir perdiendo aliados), sino de pensar quiénes podrían ser nuestros aliados y se alejaron.
Hay que volver a examinar en profundidad cuáles son las fallas estructurales del kirchnerismo. Fallas que probablemente estén desde el principio, otras que se fueron agregando. Anomalías del paradigma. En momentos de idilio político, como cuando recién empezás un noviazgo, pasás por alto esas pequeñas cositas molestas. Pero el tiempo pasa y lo que eran pequeños detalles se vuelven ofensas imbancables y el idilio termina a las piñas y con un odio tan intenso como antes fue el amor.
Yo creo que la principal falla del actual kirchnerismo es de conduccion política, de cómo conquistar aliados, porque gobernar es conquistar aliados. La falla es no abrirse al debate, creer que nos critican solo porque somos excelentes. No me refiero a renunciar a los principios que nos llevaron a adherir al kirchnerismo. Me refiero a admitir que hay cosas que no vemos, que quedan afuera del círculo de nuestra percepción de la realidad y que otro podría señalarnos. No otro que piensa igual que nosotros, sino otro que piensa distinto.
Porque: la patria es el otro.
(Lo leí esta mañana en algún blog compañero: ayer el otro no te votó, tomá nota).
Hay una forma de comunicación que quedó derrotada. Y cuando digo comunicación no me refiero solo a la cuestión mediática. No se trata solamente de cómo hablar, o hacer lindos discursos o cambiar la estética de la campaña. Ni siquiera del tema de las conferencias de prensa. Comunicación implica saber escuchar, algo imprescindible en política.
El paradigma de eso es 678. No solo como programa, no me voy a ensañar con el programa ni con los panelistas, porque no se trata de cambiar ese programa por otro más piola (aunque no estaría de más pensar en eso también, pero es lo mínimo).
Con el problema de la comunicación me refiero a una concepción política, un hablar para adentro, solo con los que dicen lo mismo que vos, para darnos la razón los unos a los otros. A esta altura es evidente que esa concepción política baja desde la conducción, de la propia Cristina, lo ves en los actos que ella protagoniza y donde siempre le habla a la misma platea de funcionarios, allegados y favorecidos que le festejan todo. Ahí hay un ritual vaciado, no hay comunicación con el pueblo.
No hay escucha.
Escuchá: compará eso con los primeros tiempos del kirchnerismo, cuando Néstor se salía del protocolo para acercarse a la gente. Eso no es solo un gesto demagógico (lo hace Bergoglio ahora mismo, que aprendió mucho de Néstor), sino la necesidad de no perder contacto con la realidad de los que gobernás. No solo que sientan que estás escuchándolos, que estás cerca de ellos, sino que realmente los escuches, que estés verdaderamente cerca de ellos. Ahora, las raras veces que Cristina sale del círculo áulico, estamos temblando por que no aparezcan algunos enfadados a putearla.
Si a esa gente la hubieras escuchado a tiempo, te habrías enterado de lo mal que se viajó en tren durante todos estos años sin esperar a que ocurriera la tragedia de Once. Esa gente no está operada por Magnetto, no está enojada porque lo leyó en Clarín. Esa gente está mal porque viaja mal todos los días. No te enteraste porque no llegás al lugar donde ellos están.
Las derrotas en provincias tradicionalmente peronistas del NOA son indicios de que no es solo la clase media que lee Clarín la que está desconforme. Ahí hay gente que estaba con vos y en estos dos años se distanció. ¿Por qué fue? ¿Qué falla ahí? ¿Por qué nos sorprende a todos que eso haya pasado? Hasta los consultores de la derecha daban por descontado que "en el NOA y en el NEA gana el kirchnerismo". Bueno, no. Nadie lo detectó pero ahí se perdió también. Y ahi no estaba Massa y la gente votó al radicalismo o lo que sea que tenía a mano para hacerse oír. Faltó política, lo cual significa detectar los problemas cuando aún no es demasiado tarde. El esquema "la culpa es de Magnetto" ya caducó, porque Magnetto es un cretino que le hizo mucho mal al país, pero no tiene la culpa de todo. Y hay que revisar todo. Ahora, ya, no en octubre, no en 2015, cuando "vuelva la derecha".
¿Se perdió porque tenemos los medios en contra? ¿Porque no está en vigencia la Ley de Medios? Mentira. La cuestión de la Ley de Medios no se reduce solo a los artículos de la desinversión de Clarín. Fuera de Clarín, con los artículos que no están suspendidos, ¿qué cambió en el sistema de comunicación? Todo lo que no sea Clarín, ¿es mejor ahora o es igual o peor? ¿Dónde están las otras voces que se iban a sumar? ¿Era solo el panel y los invitados de 678? Y si mañana se desmembra el grupo Clarin, ¿que queda de nuevo y bueno en el sistema de comunicación? ¿Y los que militaron a favor de la Ley de Medios y se fueron alejando al ver que esa Ley no operó ningún cambio favorable para la democratización de la comunicación?
Este mismo tipo de preguntas se podría formular con cada una de las reformas que el kirchnerismo propuso o logró. El potencial aliado, el posible compañero que se alejó porque no le tendiste un puente.
El otro.