Megaupload y el fin del mundo tal como lo habíamos conocido
por Oscar Cuervo
El gobierno norteamericano cerró ayer Megaupload, uno de los sitios de intercambios de archivos más importantes del mundo. Agentes federales del estado de Virginia obligaron a cerrar el sitio, que ya no está disponible en la web. Siete personas y dos empresas fueron acusadas de integrar una "organización criminal internacional presuntamente responsable de piratería masiva".
por Oscar Cuervo
El gobierno norteamericano cerró ayer Megaupload, uno de los sitios de intercambios de archivos más importantes del mundo. Agentes federales del estado de Virginia obligaron a cerrar el sitio, que ya no está disponible en la web. Siete personas y dos empresas fueron acusadas de integrar una "organización criminal internacional presuntamente responsable de piratería masiva".
Tras el cierre, miles de hackers de todo el mundo que actúan bajo el estandarte de Anonymous atacaron las webs de las instituciones responsables de la decisión. El Departamento de Justicia, el FBI, la Motion Picture Asociation of America, la Record Industry Asociation of America (representantes de los estudios de cine y las discográficas, respectivamente) y sellos como Universal vieron como sus sitios en la web eran atacados y dejados fuera de servicio por los hackers anónimos.
Tras el cierre de Megaupload, las autoridades identificaron algo más de una decena de sitios que serían culpables de piratería informática, entre los que se encuentra la iniciativa argentina Taringa.net. Estos sitios son ahora acusados de direccionar tráfico hacia Megaupload, en un complejo entramado que definen como la “Mega Conspiración”.
Estamos en presencia de una guerra que no comprendemos del todo, pero que de alguna manera nos implica. Este blog se asienta sobre una plataforma ajena, que guarda vínculos con los actores involucrados: Blogger, Facebook, Twitter, Mozilla Firefox, Youtube, Goear, Grooveshark y la fenecida Megaupload. De hecho, desde hace unos meses habíamos empezado a subir en Megaupload las grabaciones del programa que hacemos en La Tribu los domingos, y durante este lapso en el que los links estuvieron vigentes fueron descargados por varios centenares de lectores del blog. En la columna de la derecha figuraban los links para descargar los programas. Obviamente, todo eso ayer fue borrado de un plumazo por una decisión policíaco-adminstrativa que tomó vaya a saber quién. No está más. Con la imprudencia que nos caracteriza, algunos de esos archivos (por ejemplo el del programa al que asistieron Lucas Carrasco y Esteban Schmidt) ni siquiera los teníamos guardados en nuestros equipos. Suponemos que algunos lectores los habrán conservado, por lo cual oportunamente les pediremos ayuda para recuperarlos.
La cosa es que quizás tarde o temprano caigamos en la volteada, acusados de formar parte de la Mega Conspiración. Quizás sólo seamos Microconspiradores
Este episodio bélico virtual no deja de tener su encanto, dado que nos recuerda lo efímero de esta poderosa sustancia sobre la que nos apoyamos para proyectarnos hacia el universo. No es imposible que en una escalada de esta extraña guerra le llegue el turno a nuestros blogs, que un día nos levantemos y nos encontremos con que este querido espacio ya no existe más. Si en la vida vivida vivimos de prestado -Dios nos concedió un rato en el hermoso y ajeno universo, digamos- en la red vivimos doblemente de prestado, porque una sub-dvinidad burocrática del Departamento de Justicia de los EEUU puede disponer nuestra aniquilación sin siquiera haber sabido quiénes éramos ni qué decíamos. Doblemente de prestado, entonces, lo que hace todo este viaje más incierto y delicado: ¡disfrutemos de este encuentro cotidiano mientras podamos! Porque Dios, la naturaleza, la biología, el Departamento de Justicia, el Grupo Clarín o todos ellos juntos nos pueden bajar el pulgar de un momento a otro y, si te he visto, no me acuerdo.
Los últimos serán los primeros: quizá antes de que el burócrata del Depto de Justicia nos aniquile, Dios se encargue de aniquilar al burócrata, incluso al mismo Depto de Justicia, y nosotros nos regocijemos en un mundo ya librado de esa lacra, cosa harto improbable por el momento pero no imposible.
Mientras tanto, aquí les dejamos un link
que conduce hacia una plataforma de intercambio de archivos Mediafire (aún existente en el momento de escribir este post, aunque no sabemos si seguirá existiendo en el momento en el que usted lo esté leyendo). Ahí se puede descargar el último programa del año pasado. Entonces elegimos los mejores discos nacionales del año que terminaba, y hablamos de antiguallas como el caso Shocklender, el caso Donda y el caso Moyano. Eso fue el 18 de diciembre y desde entonces pasaron un montón de cosas que nos hicieron olvidar de todo (menos de las canciones). Como dice Enrique Pinti, pasan los radicales, pasan los peronistas y quedan los artistas.
En fin. No somos nada.