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Cuentos de nosotros

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Goldfrapp en La otra.-radio


por Cristian Bonomo

La atracción hacia lo íntimo y lo sencillo es lo que vuelve a explorar Goldfrapp, el dúo inglés integrado por Alison Goldfrapp y Will Gregory, en su última producción. Tales of us (2013) expande aquella paleta de sonidos acústicos de su primer y cuarto disco, Felt mountain (2000) y Seventh tree (2008) y nos acerca a ese estilo de canciones folk, lejos ya, de su faceta electrónica y bailable. Hoy a la medianoche en La otra.-radio. FM La Tribu. 88,7. Online.


The Lanata Syndrome

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Eduardo Blaustein sobre Jorge Lanata (fragmentos del libro Años de rabia. El periodismo, los medios y las batallas del kirchnerismo). Hoy viene Blaustein a La otra.-radio, a charlar con el Pájaro Salinas y el staff de La otra.


SOBRE PÁGINA 12:

"De El Porteño relanzado nació el proyecto de Página/12, y con Página/12 nació quizá lo mejor de Lanata, en un fifty-fifty de méritos compartidos con Tiffenberg. Nació su legítimo prestigio de entonces y el futuro que se le abrió. (...) 

"Si se trata de plantar un meritómetro que cuantifique los aportes de cada cual para el éxito del diario, no hay ecuaciones fáciles. A Página "lo fundó" Lanata y él puso audacia y capacidad de pelea Pero el proyecto hubiera sido imposible de timonear sin las ideas, la sensatez y el trabajo extenso, cotidiano y obsesivo de Ernesto Tiffenberg, más el número y calidad de los profesionales que se incorporaron. Además de prestigiar de entrada el proyecto, los que tenían "firma" sabían cómo funciona un diario, sabían de escritura y periodismo. Lista larga y conocida, entre otros, Osvaldo Soriano, Horacio Verbitsky, más adelante José María Pasquini Durán, Juan Gelman, Eduardo Galeano, Tomás Eloy Martínez, Miguel Briante, Osvaldo Bayer, Luis Bruschtein, Rubén Furman, Julio Nudler, Carlos Rodríguez. Luego vinieron de La Razón -y antes de editorial Perfil- Martín Granosky, Sergio Ciancaglini, Claudia Acuña. El diario se impuso por sus preciosas y oxigenadas novedades, por su cosa cercana y desestructurada, por el debate de ideas en un muy buen nivel, por sus investigaciones, por el modo de pararse ante la política y las transformaciones sociales, por la consistencia y el peso de las firmas reunidas, más la sed y la capacidad de una mayoría sub-30 (Marcelo Zlotowiazda, Alfredo Zaiat, Nora Veiras, Sergio Resumil, Camilo Sánchez entre muchos). (...)

"La enorme mayoría tenía un compromiso y una mirada ética sobre el valor de la política y la propia profesión que merecería contraponerse con la relación que, con los años, estableció Lanata con ambas cosas. Recuerdo un par de veces en que Lanata me dijo sentirse quebrado en su relación con el periodismo. (...) 

"En rigor de verdad, la relación más intensa de Lanata con Pagina/12 se dio en los primeros años, poco después comenzó a ausentarse. (...) Hay quienes creen que, cuando por fin se formalizó el cese de su relación con Página/12, Lanata creía que el diario, sin él, no iba a sobrevivir, (...) 

"Alguna vez Gabriela Cerruti escribió que Lanata se fue del diario diciendo que "había que aprender de Bernardo Neustadt si no queríamos quedarnos escribiendo en un diario que sólo leyeran los amigos"".

SOBRE EL DIARIO CRITICA DE LA ARGENTINA :

"Había encargando a la productora de Gastón Portal que hiciera un documental sobre las previas de la fundación del diario que pudo verse por Internet y se emitió por América antes de la salida al mercado. (...) Lo alucinante con Lanata es que llegaban las cámaras y él se convertía en su otro yo. Lanata en acting ya no nos hablaba a nosotros sino vaya a saber a qué multitud invisible. (...)

"En la industria periodística se negocian las cosas como se negocian en la vida de todos los días y se negocian en la política. Lástima que el periodismo le exige a la política un standard ético pipí cucú. (...) Se suelen ceder espacios de libertad para sostener otras libertades posibles. Lo que no está bueno es cacarear la independencia absoluta y la valentía total como estratagema. (...) Con el tiempo fue pintando que no habría ni una discusión ni un proyecto interesante en Crítica como para disfrutar mejor de nuestros márgenes de libertad. (...)

"Aunque a la distancia reitero que es oportuno reivindicar cierta pluralidad de miradas, mi impresión era que Crítica se regocijaba en el negocio de hacer antikichnerismo fácil mediante un diarito pobre, feo, inseguro, endeble, con mucho tic demagogo, en el que se sobrerrepresentaban las decisiones y muecas con que siguió repitiéndose Lanata; demasiado Lanata y poco colectivo. Hasta que el proyecto entró en crisis y Lanata se alejó, no sin antes vivir la experiencia del teatro de revistas en el Maipo, generosamente exhibida en el diario cuyo director usó de marquesina. (...)

"La salida de Lanata fue vivida en la redacción como una tragedia griega (para muchos como una suerte de traición). (...) Por si faltaban razones para el padecimiento, era particularmente espinosa la herencia que dejaba el Gordo: Antonio Mata como accionista principal. (...) La muerte súbita de Crítica no fue en absoluto el primer caso de final triste para una aventura empresaria que incluía dosis de chantaje. Pero que ésto sucediera bajo la dirección de Lanata, campeón de la ética republicana, le dio a la aventura una cierta singularidad. (...)

"El 5 de abril de 2009 Lanata publicó su carta de despedida en Crítica. (...) Casi toda la carta es olvidable excepto por la posdata:

"Es gracioso y patético verse corrido por izquierda por Clarín, que el diario que convivió e hizo grandes negocios con los militares (Papel Prensa, junto con La Nación), gerenciado por la señora que se sospecha apropiadora de hijos de desaparecidos, que implementa el terror como política laboral (...) sostenga en un artículo sin firma que Crítica "moderó últimamente su posición sobre Kirchner" es tan torpe que resulta cándido...(...) El diario que montó ilegalmente Radio Mitre, que obtuvo Canal 13 del menemismo y logró la fusión monopólica del cable con Kirchner nos acusa de falta de independencia. Clarín no soporta que no le tengan miedo. Me hubiera gustado, al menos, dar esta pelea con Roberto Noble, su creador, y no con su lobbista Héctor Magnetto y el genuflexo señor Kirchbaum, cada día más encorvado por decir que sí. Nada de lo que digan sobre nosotros cambiará la imagen que ustedes tienen al mirarse al espejo".

LANATA EN CLARÍN:

"Para que pueda producir sus columnas de 7.000 caracteres en el diario del "lobbista" Héctor Magnetto, el sistema Clarín alienta y contiene a Jorge Lanata poniendo a su disposición uno, dos, tres investigadores que aparecen mencionados al pie de cada nota. Para darle máxima potencia de fuego al programa Periodismo para todos en Canal 13, el sistema Clarín rodeó al conductor de un ejército de productores y periodistas. Son más de una veintena, sin contar camarógrafos y editores, extraídos como muelas del área de noticias de Canal 13. Esa transfusión de sangre o recursos desde otros espacios del sistema, incluído Telenoche, a favor de Periodismo para todos, hizo que la capacidad centrípeta de Lanata se viva con algún recelo dentro del canal. (...) 

"No le cuestiono tanto que trabaje para el sistema Clarín (...) como el pacto eminentemente político, y habrá que suponer que económico, que hizo para poner su revólver en alquiler, acaso como último y desesperado efecto del síndrome de adicción a la popularidad. (...) Todo en PPT con partículas de buena información, con forzamientos, con ironías abundantes, con adjetivos excesivos, imitadores, payasadas y crueldades, está concebido como un dispositivo del sistema Clarín para pegarle al Gobierno Nacional, exclusivamente al Gobierno Nacional. (...) 

"Veo poco al programa de Lanata ...porque me crispa, me enferma. Me resulta difícil de tolerar su carga de agresividad: desde el show del fuck you, pura y furiosa ostentación de inmadurez cívica, hasta la imitadora de Cristina, pasando por las escasas dotes actorales del Gordo para pretender hacer la Gran Bores. Lanata furioso. Lanata despectivo, sobrador. Lanata esclerosado en sus muecas. Lanata insultando y despreciando a colegas con los que compartió -y les debe algo o mucho- espacio de trabajo comunes. (...) Lanata constituido, quizá sin habérselo propuesto de esta forma, en lo que quedó de él: poder de fuego propio puesto en alquiler, demiurgo virtual ante sus audiencias trocadas, cowboy solitario cabalgando al crepúsculo. Canturreando en el camino sus verdades pobres, la tesis del débil, sus ambigüedades distraídas, el show de superficie, efectos especiales (...)".

Hoy a la medianoche en La otra.-radio, Eduardo Blaustein. Junto al Pájaro Salinas, Maxi Diomedi y Cristian Bonomo. FM La Tribu. 88,7. Online.

Ley y Amor

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La noción de “Ley” condensa en el judaísmo del Antiguo Testamento (y muy especialmente en el partido fariseo) dimensiones religiosas, de usos y costumbres (que hoy llamaríamos “morales) y legales propiamente dichas (jurídicas). De origen divino, la Ley judaica tenía el efecto de proporcionar cohesión a la comunidad del pueblo elegido. La Ley rige la cotidianeidad del hombre piadoso en los aspectos microscópicos de sus actos. Las demandas insaciables de la Ley, además, producen una interminable proliferación de deudas y culpas. San Pablo, uno de los fundadores del cristianismo, fue fariseo antes de su conversión. Pensador excepcional y hombre de acción, vio muy rápidamente que debía resolverse la tensión entre las demandas infinitas de la Ley y el don del amor cristiano. “El amor es cumplimiento (consumación, actualización efectiva) de la ley”, escribió. Pero también es amor es fin de la ley, en su doble acepción de finalidad y término. Más aún: el amor es la ruina de la ley, se atreve a afirmar San Pablo, haciendo un audaz uso de la paradoja.

Kierkegaard es un continuador contemporáneo del carácter paradójico del pensamiento paulino. Su exégesis de las palabras neotestamentarias intenta señalar la especificidad del cristianismo, su singularidad irreductible en el mundo antiguo. Le permite además, erigir esta concepción del amor al prójimo (de las obras del amor) como una disidencia radical tanto respecto de los 2000 años de cristiandad establecida como de la metafísica moderna de la subjetividad. 

El amor no es promesa sino cumplimiento y su exigencia absoluta como cumplimiento se coloca en la dimensión temporal del instante, una ruptura con el flujo temporal de la historia y una irrupción del infinito actual en la encrucijada del tiempo.

De este juego de paradojas vamos a hablar en el nuevo encuentro de la serie de charlas “El amor es el cumplimiento de la Ley”, este miércoles a las 18:30 en la Fundación Centro Psicoanalítico Argentino. Uriburu 1345, 1° piso.

Vampira 5: Entrenar la voluntad

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por Julieta Eme

Empecé a entrenar. En la ciudad en la que vivo, todos los años, en octubre, se corre el maratón, la carrera de 42 kilómetros cuyo origen mítico es el recorrido que supuestamente un griego llamado Filípides hizo desde Maratón hasta Atenas, para comunicar la victoria del ejército griego contra el persa. En octubre, además, se cumple un año desde mi conversión. Mi primer año como vampira. El vampiro que me creó me dijo que la fuerza de voluntad es todo para un vampiro. Así que decidí fortalecer mi voluntad entrenando para el maratón.

Corro desde que soy chica, desde los 12 o 13 años. De todos modos, he tenido períodos muy largos de inactividad, como cuando estaba en la Facultad y el estudio consumía todo mi tiempo. Hasta hace poco, solía correr entre 6 y 8 kilómetros. Sin embargo, para el maratón, hay que entrenar mucho más que eso.

Estoy, más o menos, por la mitad del entrenamiento. Todavía me faltan varias semanas. Voy a entrenar a un parque que queda cerca de mi casa. El parque tiene un perímetro de 5 kilómetros, lo cual me resulta muy útil los domingos, que es el día de las salidas más largas. Adentro del parque, hay una pista de atletismo de 400 metros. Suele llenarse los feriados y los fines de semana.

En la pista, ya vi varias veces a una chica rubia que siempre va a correr acompañada. Algunas veces va sola también. De las mujeres, es la que mejor corre. Incluso corre mejor que varios hombres. La observé durante algunos días. Como no sé a qué velocidad correr para no llamar la atención, trato de imitarla. Cuando ella llega, a eso de las 9 de la mañana, yo ya estoy terminando. Pero compartimos la pista durante media hora, más o menos.

Entreno 5 días por semana. Me levanto muy temprano a la mañana, con frío, viento, incluso a veces con lluvia, y salgo a correr. En mi caso, no es tanto una cuestión de entrenar el cuerpo, sino la mente. De todos modos, no es que, por ser una vampira, correr 27 kilómetros no me cueste nada. Por supuesto que me canso, aunque estimo que bastante menos de lo que me hubiera cansado antes de la conversión.

Cuando salgo a correr, me concentro en el camino. No escucho música ni nada. Avanzo en silencio, metro por metro, paso por paso, durante kilómetros y kilómetros. La soledad que se experimenta cuando uno corre es muy extraña. Ni siquiera cuando estoy sola en mi casa estoy tan sola como cuando entreno. Con el tiempo, la experiencia de esa soledad se vuelve casi adictiva.

Para hacer y completar el entrenamiento y los kilómetros que un maratón requiere, se necesitan tres cosas: paciencia, disciplina y voluntad. Curiosamente, son las mismas tres cualidades que, ahora lo sé, también se necesitan para ser una buena vampira.

Comunicación kirchnerista y carta de amor de un soldado a otro

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Conversando con Eduardo Blaustein y escuchando a Goldfrapp en el último programa de La otra.-radio. Se puede escuchar clickeando acá.



Nuestro invitado del domingo pasado, Eduardo Blaustein, en conversación con el Pájaro Salinas, Maxi Diomedi y Cristian Bonomo, después de escuchar uno de los hermosos temas de Goldfrapp que pasamos, dijo:

"Yo defiendo muy fuertemente la necesidad del estado democrático y del gobierno de defender su propia libertad de expresión, cosa que el sistema de comunicación dominante y que ahora está en crisis impugna, porque lo que sencillamente  quiere Clarín (para decirlo pronto) es que el gobierno no diga ni 'mu', como si no tuviéramos derecho a la expresión todos los ciudadanos, incluso los funcionarios del estado. Yo defiendo la libertad de expresión del estado y defiendo la posibilidad de un gobierno con el que me identifico, de que cree su propia artillería comunicacional para responder a un sistema comunicacional terrible. Es una situación que viven todos los gobiernos democráticos que conocemos. Cuando acá la crítica es al populismo porque Cristina quiere con el Twitter una comunicación directa con la gente, es exactamente lo que hace Obama en los EEUU. Todo eso lo recontra valoro y lo defiendo.

"Lo que yo impugno en el libro es que el kirchnerismo habla casi siempre en un mismo registro, en blanco y negro, excesivamente épico, excesivamente agresivo, con dificultad para entender que la sociedad argentina es compleja, consta de muchos fragmentos y hay que hablarle de muchas maneras y con mejores amabilidades. Por ejemplo, algo que tenía presente cuando escuchábamos recién la música [de Goldfrapp] que están poniendo en el programa ¿por qué entendemos comunicación kirchnerista todo el tiempo por política, denuncia, 678, réplica, gritos? No sé cómo decirlo, pero ¿por qué no tenemos en Tiempo Argentino, en Radio Nacional, un programa como este, otros matices, otros universos, mayor poesía, mayor riqueza, otras culturas, la cabeza más abierta? Los matices mismos de esta música que describía Cristian Bonomo... parece que no hubiera relación, pero la hay. A mí me encantan muchísimos de los artistas que forman parte del kirchnerismo, que han sido muy coherentes, pero ¿por qué para la opinión pública la imagen de los artistas kirchneristas es la del psicobolche de los 80? Le falta poesía al kirchnerismo, le falta amabilidad, otra sensibilidad.

"Son como tres niveles paralelos de un mismo problema: el discurso político, el discurso institucional publicitario, y la artillería periodística que está dedicada a replicar a Clarín y se empobrece mucho, porque es superdependiente, con poca autonomía para crear otras agendas, otros matices...".

Además de ser un lindo piropo hacia nuestro programa, creo que Blaustein planteó con una claridad que yo antes no había escuchado, la relación entre estética, comunicación y política y uno de los (varios) importantes déficits de un kirchnerismo al que tanto él como nosotros adherimos, incluso cuando criticamos.



Las palabras zarpan
llevadas por el viento
su significado
es tomado por el tiempo.

Tus profundos ojos que ven
estrellas antiguas.

Queríamos sólo amar
¿Cómo te voy a encontrar otra vez?
Destino u oportunidad.

Belleza
en la incertidumbre
luchamos contra ellos
en la gran arena blanca.

Nuestras sombras reviven recuerdos
sólo queremos vivir
sólo amor y respirar de nuevo.

Tus olas blancas en la noche
anhelándote me pierdo
en mis sueños.

Azules ondulantes
olas verdes de hierba
el cielo de hierro
volviendo en el espejo
tus profundos ojos que ven
estrellas antiguas.

Vos sos la luz maravillosa 
mi único amor
que duermas bien...
Buenas noches.

"Clay", de Goldfrapp, es una canción inspirada en una carta escrita por Brian Keith, un soldado norteamericano de la segunda guerra mundial, una carta de amor dirigida a otro soldado que conoció cuanod fue destinado al Norte de Africa:

Dear Dave,

This is in memory of an anniversary — the anniversary of October 27th, 1943, when I first heard you singing in North Africa. That song brings memories of the happiest times I’ve ever known. Memories of a GI show troop — curtains made from barrage balloons — spotlights made from cocoa cans — rehearsals that ran late into the evenings — and a handsome boy with a wonderful tenor voice. Opening night at a theatre in Canastel — perhaps a bit too much muscatel, and someone who understood. Exciting days playing in the beautiful and stately Municipal Opera House in Oran — a misunderstanding — an understanding in the wings just before opening chorus.

Drinks at "Coq d'or" — dinner at the "Auberge" — a ring and promise given. The show 1st Armoured — muscatel, scotch, wine — someone who had to be carried from the truck and put to bed in his tent. A night of pouring rain and two very soaked GIs beneath a solitary tree on an African plain. A borrowed French convertible — a warm sulphur spring, the cool Mediterranean, and a picnic of "rations" and hot cokes. Two lieutenants who were smart enough to know the score, but not smart enough to realize that we wanted to be alone. A screwball piano player — competition — miserable days and lonely nights. The cold, windy night we crawled through the window of a GI theatre and fell asleep on a cot backstage, locked in each other’s arms — the shock when we awoke and realized that miraculously we hadn't been discovered. A fast drive to a cliff above the sea — pictures taken, and a stop amid the purple grapes and cool leaves of a vineyard.

The happiness when told we were going home — and the misery when we learned that we would not be going together. Fond goodbyes on a secluded beach beneath the star-studded velvet of an African night, and the tears that would not be stopped as I stood atop the sea-wall and watched your convoy disappear over the horizon.

We vowed we’d be together again "back home," but fate knew better — you never got there. And so, Dave, I hope that where ever you are these memories are as precious to you as they are to me.

Goodnight, sleep well my love.

Brian Keith

El programa completo se escucha acá.

Hay una diferencia entre amar y estar enamorado

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"Emma Kate's accident" por Bloc Party


Y vas a decir que te lo hiciste vos mismo
Y vas a decir que te caíste por las escaleras
Y vas a decir que pasaste por una puerta.

Y vas a decir que tenés dos pies izquierdos
Y vas a decir que fue tu propia culpa
Y vas a mentir, pero yo sé la verdad.

Hay una diferencia entre amar y estar enamorado.

Cuando ahora hablamos yo escucho la verdad
que hay en tus mentiras y lo estamos haciendo tan bien
cómo puede ser que tu corazón todavía le pertenezca a él

Hay una diferencia entre amar y estar enamorado.

Arte, géneros, populismo, modernidad, liberación o dependencia

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Cuando hace unas semanas vino Gabriel Medina a La otra.-radio (el 13/10) se planteó este asunto:

"Hay un intercambio muy interesante entre Willy, que asocia lo que dice Gabriel sobre el origen popular de [Black]  Sabbath con sus recuerdos en el Samovar de la Boca. 'Un lugar interesante de la Argentina -dice Willy-, que curte ese rock que se parece a lo que estamos escuchando de Sabbath, que tiene esa cosa medio facha...". Y Gabriel acota: "no, yo te diría conservadora, de volver recurrentemente al género, porque lo popular se organiza en torno a géneros, que son horizontes de expectativa, 'vamos a ver esto', ¿no?".

"Creo que ahí quedó una punta que merece seguir pensándola, donde se cruzan concepciones estéticas y categorías políticas, el populismo, el conservadurismo y el género, que se pueden aplicar también a otros campos, como el cine, la tele, incluso lo que hacemos nosotros en la radio o en este blog, sin ir más lejos. ¿Somos populistas? ¿Queremos volver al género? ¿Queremos saber qué vamos a ver?"

Algunas veces hemos disentido con Gabriel acerca del valor de los géneros en el arte popular, pensando no solo en la música sino también en el cine. Yo soy muy escéptico respecto del valor de los géneros (sobre todo en el cine, pero también un poco en la música) y tiendo a pensar que una idea de género puro, fácilmente reconocible, lleva no solo a un conservadurismo estético sino también a una experiencia política conservadora.

No creo que la experiencia "lo popular se organice en torno a géneros", ni que la certeza o la expectativa de 'vamos a ver esto' (una de terror, una de aventuras, una banda de reggae o de rock rollinga, o de blues, propicie obras estética ni políticamente valiosas. Además creo que es falsa la oposición "géneros populares vs. vanguardia elitista".

Hace poco, no me acuerdo dónde, pero en privado, discutí con Gabriel qué entendemos por música popular y puse el ejemplo de Spinetta, un artista que dentro de 50 años podemos suponer que será escuchado a la par de Homero Manzi, Gardel o Mercedes Sosa. Aunque rara vez Spinetta haya estado en la cumbre de la masividad o aunque tenga un origen de clase media. ¿Qué es entonces lo popular en la música?

En el próximo programa discutiremos en torno al arte popular (música y cine), géneros, conservadurismo o liberación. La idea es que no solo debatamos sino que pasemos música que ilustre nuestra discusión.

Y quiero pensar este problema también en el cine, para lo cual invité a Nicolás Prividera: vamos a charlar con él sobre géneros, populismo y modernidad en el cine argentino de las últimas décadas. Le quiero preguntar también cómo encara el propio Prividera el dilema entre modernidad y/o populismo en su cine. Al invitarlo, Nicolás me hizo saber que esto lo viene pensando, para un libro que está preparando.

Así que parece que tendremos otro programa interesante. Domingo a la medianoche en La otra. FM 88,7. (Y empieza la cuenta regresiva).

El filósofo, la feminista, Epicuro y el Tao

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por Julieta Manterola

El utilitarismo tiene un nombre muy malo pero, a mi juicio, es una teoría muy buena. La teoría utilitarista tiene un único principio: “la mayor felicidad para el mayor número”. Precisamente en el libro titulado El utilitarismo, John Stuart Mill afirma: “El credo que acepta como fundamento de la moral la Utilidad, o el Principio de la mayor Felicidad, mantiene que las acciones son correctas en la medida en que tienden a promover la felicidad, incorrectas en cuanto tienden a producir lo contrario a la felicidad. Por felicidad se entiende el placer y la ausencia de dolor; por infelicidad, el dolor y la falta de placer”. Así, para el utilitarismo, un acto es moralmente correcto cuando maximiza la felicidad general. De todas las alternativas de acción posibles en un momento dado, el utilitarismo nos dice que debemos realizar aquella alternativa que generará más felicidad (o menos infelicidad) en el mundo. (Al menos esto es lo que diría el utilitarismo que se llama “de acto”. El utilitarismo “de regla” diría otra cosa, pero no es mi intención explicarlo ahora.) Pongamos un ejemplo: para el utilitarismo, yo debería donar todo el dinero que me sobra luego de cubrir mis necesidades básicas. El dinero que me gasto dándome gustos y comprándome cosas que (estrictamente) no necesito maximizaría mucho más la felicidad general si fuera gastado en comida y abrigo para gente cuyas necesidades básicas permanecen insatisfechas. Así que, para el utilitarismo, mi obligación moral es donar un porcentaje de mis ingresos mensuales a aquellos que lo necesitan más que yo.

Sin embargo, ya en la época de Mill, algunos objetores de la teoría utilitarista decían que “la felicidad no puede constituir […] el fin racional de la vida y la acción humana […] porque es inalcanzable”. (Continúa en el blog Un Largo: clickear acá)

La civilización está haciendo masa y no deja oir

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Hoy a la medianoche en La otra.-radio conversamos con Nicolás Prividera sobre populismo y modernidad en el cine argentino. FM La Tribu. 88,7. Online.



Cuando le dije a Nicolás Prividera que me interesaba conversar con él sobre géneros, populismo y modernidad en el cine argentino de las últimas décadas, me respondió:

"Flor de temita... Justamente lo estoy pensando como algo que es la estructura profunda del libro sobre nuevo cine argentino que quiero compilar con lo que vengo escribiendo. Mi tesis siempre concluye en lo mismo: que el peronismo no supo qué hacer con el cine, ni el cine qué hacer con el peronismo...".

Y me recomendó que vea La civilización está haciendo masa y no deja oír (1974) de Julio César Ludueña: "esta película casi secreta es el eslabón perdido entre Fisherman y Solanas, digamos (o el antecedente serio de Capussotto). Igual -me aclara- es puro choque, eh , nada que ver con la síntesis que (solo) logró Favio".

Tres años antes de La civilización... Ludueña había hecho Alianza para el progreso, a la que Prividera define como "una cruza entre Capussotto y Lamborghini...".

Cirio, Insaurralde, Massa, Galmarini: hoy el Pájaro Salinas va a comentar esta foto

Niceto Club sobrevende entradas y expone a su público a otro estrago

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Fue anoche, en la presentación de CocoRosie



El dúo de hermanas francoamericanas estaban anunciadas desde hace varios meses para tocar hoy a las 21:00 en el boliche situado en Niceto Vega 5510. La entrada general se vendió a $ 250. Tenía muchas ganas de verlas, porque me parecen de lo más interesante de la escena musical actual.

A las 21 se abrieron las puertas del lugar y el flujo de público fue constante, hasta llenar la pequeña písta frente al escenario. A las 21:20 ya estábamos muy apretados, al punto de que ya no podíamos movernos sin empujar al de al lado. Minutos después la presión del público me hacía tambalear, teniendo que oponer una resisitencia para permanecer de pie. Se hicieron las 21:30, las 22:00, las 22:30. El aire estaba viciado, la música programada por el DJ no bajaba su estridencia y la concentración de los cuerpos dificultaba todo movimiento (yo tenía que hacer equilibrio tan solo para consultar el reloj de mi celular). 

La banda seguía sin salir. Pero claro: esta espera en condiciones similares a las de un subte en hora pico tiene una explicación mercantil. Los dueños de Niceto someten al público a condiciones infrahumanas durante un par de horas para asegurarse la venta de cerveza en el local. No hay motivos para que un show se anuncie a las 21 y largue a las 23, como no sea maximizar el lucro.

Pero eso no es lo peor: las entradas estaban claramente sobrevendidas: estuve muchas veces en Niceto y en boliches por el estilo y hay un punto en el que se dejan de vender localidades. Siempre se dejan huecos por los que es posible desplazarse.

Después de Cromagnon y durante un par de años los boliches se atenían a respetar esos límites por miedo a la clausura. La trampa de lugares como Niceto es que pueden poner mesas en la pista o levantar las mesas y sillas para que entre más gente de parado. Cuando se llenan butacas, es fácil detectar cuál es el límite: cuando todos los asientos están llenos. Cuando esta referencia desaparece, se trata, parece, de seguir vendiendo para que la gente se apriete, se muera de calor, tome cerveza y el boliche haga su negocio.

A las 22:45, una hora y cuarenta y cinco minutos después fue el límite para mí: de última, cuando uno viaja en un subte repleto tiene que aguantar a lo sumo 5 o 10 miuntos. No había razones para ser sometidos a ese ultraje en Niceto.

Salí del local y llamé al 911. El operador que me atendió trató de desalentar mi denuncia. Me preguntaba cómo sabía yo que el local había vendido entradas de más, lo que obviamente respondí diciendo que no tenía el número de entradas vendidas ni cuántas localidades permite vender la habilitación de NIceto (¿por qué tengo que saberlo') pero tenía la evidencia de mi propia sofocación. El 911 me preguntó si había gente que se hubiera desmayado para ser atendidos de urgencia: y le dije que no... ¡como si hiciera falta que haya desmayados o heridos (¿muertos') para que los representantes de la ley intervengan, tratando precisamente de evitar daminficados mediante la prevención.

Unos 15 minutos después llegaron dos móviles de la Policía Federal. Me preguntaron qué me pasaba y yo hice este relato. Uno de los agentes me dijo que iría a buscar al encargado del local, mientras el otro me tomaba los datos. Al rato llega el policia con el encargado de Niceto y entre ambos me proponen devolverme el importe de la entrada. Yo seguía reprochándole al encargado de Niceto la sobreventa: me dijo que el local es muy grande y que estaba habilitado para 1100 personas, pero que la gente se apelotonaba frente al escenario y no ocupaba la zona de atrás del galpón. Le dije que obviamente la gente había pagado para ver a los músicos sobre el escenario y si el local constaba de otros galpones, no permitían ver el espectáculo (a todo esto: estando adentro de Niceto no hay ningún cartel que indique que hay otras zonas donde ubicarse, así que ahí también están violando las normas de seguridad: las posibilidades de desplazamiento en un espacio tan sobrepoblado deben ser indicadas mediante carteles muy visibles). Como yo le seguía discutiendo al encargado, ahí el agente de la federal perdió la paciencia conmigo y me dijo que yo no tenía que ponerme a discutir, que me reintegraban el importe de la entrada y listo el asunto. El encargado de Niceto trató ahora de contemporizar: me devolvía la entrada y me dejaba ver el espectáculo. 

Basta para mí: eran las 23:15 y tenía que partir para la radio (había ido a ver un espectáculo anunciado para las 21). Estaba cansado, sofocado y tenso por la discusión: ya no tenía ganas de entrar al infierno, por más que ahí dentro estuvieran tocando las maravillosas CocoRosie. Me dieron la guita de la entrada y me fui.

Me quedé pensando: habrán vendido cientos de entradas de más. Les salí barato, solo me devolvieron el importe a mí. El resto del público se sometió sin chistar a condiciones humillantes. Y el policiá ¿por qué estaba tan apurado con que yo acepte el arreglo de que me devuelvan la entrada?

Al menos tengo este blog para denunciarlo: si un día de estos tienen que ir a Niceto, ya saben.

Botticelli y Klimt

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(Claudia Fogo, 2012-13)
Visuales LXXI


por Liliana Piñeiro

La fotografía es un gran ojo que multiplica el plano. Interviene fragmentando, amplificando el detalle, quebrando el espacio.

Al esplendor de las flores, la obra de arte suma la naturaleza de lo humano: imagina un rostro para Venus, la ropa lujosa de los amantes, el abrazo interminable…

La yuxtaposición crea una nueva armonía. Colores para degustar. Melodía de la imagen.

Los indígenas preparan otro rayo láser para que el diluvio ya jamás los seque

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(Populismo y/o modernidad)
Un programa para escuchar acá


Todo el mundo contento está
los recuerdos cesan al fin
Ya sé, los recreos entre el sol esperan
a que el viento sople fuerte con su boca marfil
y el diluvio caiga contemplándote.

Con el río la luna oye
los claroscuros esconden perlas
y es así que desde el cuerpo del volcán ya muerto
los indígenas preparan otro rayo láser
para que el diluvio ya jamás los seque.

¿Y en qué ternura están
aquellos ignorados que se duermen?
Y tanto como para no ver
al menos sin ser vista una reina
pero, ahora bien,
¿puede usted mil veces golpear en sueños?
que puertas del diluvio no, no hay.

En los 12 meses anteriores Spinetta había publicado Pescado 2 y Artaud bajo la marca “Pescado Rabioso”, pero su sed de invención formal parece insaciable y en 1974 da a luz Invisible, el primer LP de la banda del mismo nombre. Se trata de una seguidilla prodigiosa, no solo por una inspiración que a esa altura parece inagotable, sino porque a cada paso Luis Alberto concibe arquitecturas musicales inauditas. En Invisible trabaja con dos músicos de un virtuosismo apabullante, Pomo Lorenzo (batería) y Machi Rufino (bajo), que venían de desempeñarse como base de Pappo’s Blues. Pero lo que Spinetta extrae de ellos no tiene antecedentes. ¿Cómo suena un trío de rock, con guitarra eléctrica, bajo y batería? Esta pregunta no habría sido respondida hasta que se diera a oir Invisible. La economía de recursos, la precisión en la distribución de los roles, el arte del contrapunto, el lirismo severo, la dosis exacta de distorsión y claridad tímbrica, la polirritmia, la alternancia/tensión entre dureza y ternura, el swing del jazz, el filo del hard y la ligereza pop en una fórmula única e inimitable.

Invisible es el nombre apropiado para una música que emerge de las sombras como una ciudad que se percibe con los ojos cerrados y juega todas sus chances a la arquitectónica auditiva.

Spinetta logra con Invisible radicalizar y destilar los principios estéticos del rock porteño y los de su propia obra: un estilismo feroz y sofisticado que no descansa en la busca de un sonido urbano contemporáneo, que no cede a modas coyunturales y por eso alcanza instantáneamente la estatura de clásico. “Suspensión” y “El diluvio y la pasajera” permanecen como cimas inigualables. El arrojo artístico del joven Spinetta (24 años cuando graba este disco) no habría sido tan perdurable si este explorador impenitente no hubiera contenido un corazón pop con esa vitalidad tan elástica.

En el programa pasado de La otra.-radio intentamos pensar y oir la tensión incesante entre populismo y modernidad, entre eso que está en el horizonte de nuestras expectativas previas y lo que de pronto rasga nuestra escucha porque nos resulta inaudito. El primer disco de Invisible quizá sea el mejor ejemplo que se me ocurre para graficar esa experiencia. Pero también escuchamos a Eduardo Mateo, el dúo Orozco-Barrientos, el Dúo Salteño, Chico Buarque, Pandemia y la banda Arraigo. Estuve acompañado por Maxi Diomedi y Gabriel Medina.

Nicolás Prividera habló de la tensión entre populismo y modernidad en el cine argentino actual y la manera como él mismo la encara en su propia obra.

Y el Pájaro Salinas analizó el significado de la foto de Massa e Insaurralde (Ver más acá: "En el día del militante, una foto para no olvidar").. 

Para escuchar el programa completo, clickearacá.

Hay una grieta en cada cosa y es por ella que la luz se filtra

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Los pájaros cantaban al romper el día
hay que empezar de nuevo
les oí decir
no insistas en lo que ya pasó o lo que todavía está por ser.

Ah, las guerras que volveremos a pelear.
la paloma santa será capturada de nuevo
comprada, vendida y comprada otra vez
la paloma nunca va a ser libre.

Tocá las campanas que todavía pueden sonar
olvidá tu oferta perfecta
hay una grieta en cada cosa
y es por ella que la luz se filtra.

Pedimos signos
los signos fueron enviados
el nacimiento traicionado
el matrimonio se arruinó
sí, la viudez de todos los gobiernos
signos para los que puedan ver.

No puedo correr más
con esa horda sin ley
mientras los asesinos en lo alto
dicen sus oraciones en voz alta
pero llamaron a una nube de tormenta
la llamaron
y van a saber de mí.

Tocá las campanas que todavía pueden sonar ...

Podés sumar las partes
pero no tendrás la suma
podés emprender la marcha,
no hay tambor
cada corazón, cada corazón
al amor va a llegar
pero lo hará como un refugiado.

Tocá las campanas que todavía pueden sonar
olvidá tu oferta perfecta
hay una grieta en cada cosa
y es por ella que la luz  se filtra.

Anthem by Leonard Cohen on Grooveshark

Las músicas atroces

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por Paulo Manterola

Conté esta historia a distintas personas en quienes mi confianza descansaba. Todas me tomaron por loco. Ni una sola me creyó. Todas murieron, víctimas de extraños y curiosos accidentes, unas semanas o meses después de haber escuchado todo esto que hoy pongo en papel, sin saber qué va pasarme a mí o a quien lo lea.

(Leer completo en el blog UN LARGO, clickeando acá).

Fin de fiesta

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Gabo en nuestros estudios 
Mañana a las 17:00 en Patologías Culturales - FM La Tribu


Fin de fiesta
la casa desierta
todo duerme y todo despierta.

Alguien escribió en la pared
“no soy tuyo hasta la muerte…
yo soy tuyo para siempre”.

Oigo a los perros hablar
de lo que vieron ayer,
vieron fundar mil países
y vieron caer un rey.

Qué extraña la primavera
que llegó anoche al jardín,
dio el ciruelo un vestido carmín
y dio encajes el jazmín.

Faldas en las nomeolvides
medias en el alelí,
abrigos los pensamientos
a medio cerrar y abrir.

Fin de fiesta
la casa desierta
todo duerme y todo despierta.

Reportaje a mí

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Y un anticipo de lo que vamos a hablar mañana a las 23:00 con Teodoro Boot y el Pájaro Salinas en La otra.-radio


Esta entrevista me la hicieron en agosto pasado, para el programa Leyendo con el autor, que sale en un canal de la zona Norte del Gran Buenos Aires. La charla con la conductora Rita Michalowsky sucede pocos días después de las PASO y durante media hora hablamos de muchos temas. De filosofía, de Kierkegaard, de la actividad de la Biblioteca Kierkegaard, del interés de traducir a un autor como Kierkegaard directamente de su idioma original, de por qué la Filosofía no es un saber sino una forma de pensar, de cómo hay Filosofía en nuestras discusiones sobre política o sobre arte... De autores como Nietzsche, Marx o el propio Kierkegaard, que aparecen en una época en la que predominaba la confianza en la racionalidad y expresan una crisis en esa confianza, de los límites del Yo, de un pensamiento o una inspiración musical que vienen cuando "ello" quiere y no cuando "yo" quiero, de lo que dicen músicos como Charly García acerca de la composición musical como escucha de algo que no les pertenece, sino que está en el mundo... Hablamos también de las dificultades para sostener una publicación en papel en la era de instantaneidad de las publicaciones digitales, de este blog y su número creciente de lectores... De una nota que yo había publicado al día siguiente de las PASO, "La Patria es el Otro. Y el Otro ayer no te votó", nota que fue leída por miles de personas. Lo que le digo a Rita es que esta nota fue leída por gente que piensa de muy distinta manera, y eso rompió un poco con la endogamia que se estaba produciendo en muchos lados, donde terminamos leyendo solamente a los que piensan como nosotros mismos: los programas, los blogs y los diarios que leemos para encontrar que nos damos la razón los unos a los otros (también está el fenómeno complementario, el de los que entran a un sitio a insultar al que piensa distinto, a calumniarlo, burlarlo, injuriarlo, pero difícilmente a escucharlo para discutirlo o para revisar las posiciones propias, o ponerlas a prueba; no digo que eso no pase nunca, que no haya espacios donde esa discusión entre los que piensan distinto sea posible, digo que no es lo más habitual).


En aquel post sobre las PASO a la que nos referimos en esta entrevista, yo decía:

Hay una forma de comunicación que quedó derrotada. Y cuando digo comunicación no me refiero solo a la cuestión mediática. No se trata solamente de cómo hablar, o hacer lindos discursos o cambiar la estética de la campaña. Ni siquiera del tema de las conferencias de prensa. Comunicación implica saber escuchar, algo imprescindible en política. 

El paradigma de eso es 678. No solo como programa, no me voy a ensañar con el programa ni con los panelistas, porque no se trata de cambiar ese programa por otro más piola (aunque no estaría de más pensar en eso también, pero es lo mínimo).

Con el problema de la comunicación me refiero a una concepción política, un hablar para adentro, solo con los que dicen lo mismo que vos, para darnos la razón los unos a los otros. A esta altura es evidente que esa concepción política baja desde la conducción, de la propia Cristina, lo ves en los actos que ella protagoniza y donde siempre le habla a la misma platea de funcionarios, allegados y favorecidos que le festejan todo. Ahí hay un ritual vaciado, no hay comunicación con el pueblo. 

No hay escucha. 

Creo que vale la pena volver ahora sobre esto, porque la contingencia de la salud de nuestra Presidenta impuso esta necesidad de parar la pelota y detenerse a escuchar. Y en estos días de tantas novedades políticas, tres meses y medio después de las PASO (el momento en que registramos que millones de personas que habían votado a Cristina en 2011 habían dejado de votar al FPV en 2013) me parece que estamos asistiendo a un cambio de política gubernamental en el campo de la escucha: que se ha escuchado algo de lo que los ciudadanos quisieron expresar con su voto. Creo que esta es la clave de lo que estamos viendo por estos días, el gobierno, Cristina, se ha tomado su tiempo para este ejercicio democrático de la escucha, que no tiene en absoluto nada que ver con hacer concesiones al adversario, ni abandonar los principios, y mucho menos con esa pavada del "giro a la derecha" que puede leerse en los blogs de los arruinados, sino con la sana humildad de la escucha. Ya veremos si es así, pero así es como me parece que está siendo. La rigidez no es de ninguna manera un signo de fortaleza, porque la política es un arte que debe poder alternar entre la dureza y la flexibilidad.

Esto es lo que dice por estos días Carlos Kunkel (y yo estoy de acuerdo):

"Hemos leído atentamente el resultado electoral, perdimos un millón de votos, por eso hicimos todos estos cambios", aseguró el diputado, en una entrevista en radio La Once Diez. Kunkel hizo sus declaraciones en paralelo al primer día de gestión de Jorge Capitanich como jefe de Gabinete y de Axel Kicillof como ministro de Economía.
"El diputado apoyó al ex gobernador de Chaco. "La elección del Coqui es una apuesta para adecuar el funcionamiento del Gobierno en los próximos dos años en lo que consideremos oportuno y necesario", opinó. Y agregó: "Se lo nombra al Coqui para que en momentos en que hay que profundizar determinadas medidas y encontrar diálogos con determinados sectores, él es la persona indicada". (Completo acá)
Pienso que es así como dice Kunkel. Y mañana en La otra.-radio lo vamos a estar conversando con dos invitados de lujo: Teodoro Boot y el Pájaro Salinas.

OJO: cuando en agosto pasado me hicieron este reportaje, el programa de radio salía a la medianoche del domingo (o 0 horas del lunes), pero a partir de mañana La otra.-radio empieza una hora antes, a las 23 del domingo. Una hora más de programa en FM La Tribu. 88,7. Y acá se va a poder escuchar online.

Necesitaremos de una banda

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por Marc Perilli

Necesitaremos de una banda
Algunos sonidos que coronen el día
En que decidimos escondernos del sol
Porque nuestros pasos no se confunden en la calle
Con la de hombres y mujeres que desean
Casas
Autos
Nosotros volamos al ras del suelo
Con palabras que viajan en el tiempo
Desarrollando la historicidad del amor.

Queremos la invisibilidad que nos otorga la intimidad
Burlarnos del mundo con sus narices aplastadas en el mismo plato
Caminar sobre sus cabezas sin siquiera notarlo
Leerles las noticias más reveladoras
Para ver cómo se hostigan con pensamientos impuros
Sin poder cambiar el rumbo de lo que irá a suceder.

Nada cambiaría si desapareciéramos
La música siempre flotará en la ciudad que amamos
Tarareando los estribillos que nos juntaron
Que nos juntan y juntarán
Miles de cerebros beneficiados por su mística
Saldrán a vociferar en busca de lo que les corresponde
Ese lugar en el universo que no se puede comprar
Nosotros veníamos pisando esos sueños
Que se fijan a las baldosas hasta que sus dueños
Los levanten de allí en la protesta

Nosotros volaremos al ras del suelo
Con palabras que viajarán en el tiempo
Desarrollando la historicidad del amor.

"Así como los aciertos propiciaron este sorpresivo 55 por ciento de los votos, con la misma velocidad, los errores los pueden disipar" decía Teodoro Boot hace más de un año

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Hoy a las 23:00 en FM La Tribu lo repensamos con Teodoro Boot y el Pájaro Salinas


La sobreexposición presidencial *


por Teodoro Boot


Conservar la unidad de las fuerzas propias y dividir las adversarias es el principio rector de cualquier clase de disputa, sea política, militar, religiosa o callejera. Es un principio tan simple y elemental, tan de cajón, que no requiere de explicaciones ni fundamentos, y por eso mismo asombra que se lo deje de lado con tanta frecuencia, para lo cual sirven (pero no valen) infinidad de explicaciones.
En ocasiones, el olvido de ese principio fundamental se relaciona con el extravío o enturbiamiento de los objetivos principales y la dificultad de diferenciarlos de los secundarios, consecuencia casi natural del paso del tiempo y de la evolución de la disputa de marras: cada éxito supone una nueva acechanza, cada fracaso un desafío, cada solución da paso a un nuevo problema. Pero también ocurre por obcecación, arrogancia, descuido, inercia o simple rutina, por la natural tendencia a repetir conductas y estrategias exitosas en determinados momentos, pero no necesariamente en todos.

Repaso al vuelo

El colapso económico y el desbarajuste político y social que encontró Néstor Kirchner, le exigieron un protagonismo que remitió al de los primeros años de Alfonsín, e incluso lo superó: al nuevo presidente le era tan necesario sobreponerse a su debilidad electoral de origen como, en un país desgarrado y sometido a disímiles tensiones centrífugas, resultaba indispensable reconstruir la autoridad política presidencial. Kirchner consiguió reunificar y conducir al peronismo en casi todas sus variantes, ampliar su marco de alianzas con fuerzas afines y construir un consenso social mucho mayor de lo que el peronismo y sus nuevos aliados podían representar por sí solos. En base a cuatro pilares (fin de la impunidad, reconstrucción económica por medio de la renegociación de la deuda y la sustitución de importaciones, fomento del consumo interno, integración regional) nació lo que en tren de simplificación o de nueva categoría política y acaso histórica, se llamó kirchnerismo.

Al fin del primer mandato se trataba de garantizar la continuidad de un todavía difuso proyecto que ya comenzaba a denominarse “modelo nacional y popular”, lo que podía hacerse por medio del propio Néstor Kirchner o a través de quién él propusiera. ¿Quién mejor para esto que Cristina Fernández? Como esposa y compañera política de Kirchner, Cristina era la más indicada garantía de continuidad del genérico “modelo”, pero desde un punto de vista político se hizo necesario realzar su figura, siempre bajo la amenaza de ser opacada por el prestigio del ex mandatario: ya desde un principio, la estrategia consistió en personalizar en Cristina la campaña electoral y luego, y crecientemente, en concentrar en sus manos el grueso de las decisiones, proceso que se acentuó a la muerte de Néstor Kirchner.

La segunda etapa

La muerte del ex presidente y la extraordinaria congoja popular que produjo puso en marcha por parte de los enemigos del movimiento nacional más lúcidos lo que alguna vez llamamos “Operación Kirchner”. Esto es, elogiar de tal modo al muerto –que ya no jode– como para que ninguno de los vivos –que todavía pueden joder– pudiera comparársele… empezando por la presidenta de la Nación. En ese momento y con la perspectiva de una campaña electoral decisiva para la continuidad del proceso iniciado en 2003 se reafirmó, muy justificadamente, la política de centralización y concentración del poder en manos de la primera mandataria. La estrategia fue exitosa: tras la elección del 23 de octubre de 2011, quedó claro que la Presidenta no debía a nadie en particular ninguno de los 11.865.055 votos obtenidos, con lo que su poder, autoridad y capacidad de conducción quedaron reafirmados y reforzados.

Paralelamente, la administración tendió a ampliar los derechos ciudadanos, atendió con más tino las demandas sociales por medio de una asignación universal a la que en años anteriores se había negado, incrementó el nivel de empleo y la capacidad adquisitiva del salario, recuperó el manejo de los aportes previsionales, promovió en los foros y cumbres políticas la integración regional, nacionalizó el paquete mayoritario de una YPF ya vaciada pero aun controlante de la mayor parte del mercado, protegió la industria nacional y preservó el superávit comercial mediante un férreo control de importaciones, “nacionalizó” el Banco Central, impidió la corrida cambiaria y mantuvo el dólar comercial a valores adecuados para la promoción de la industria nacional y la defensa del salario, fracasó en el intento de aprovechar con más racionalidad la renta diferencial de la producción cerealera, no consiguió impedir y más bien acentuó la sojización, sigue sin definir una política minera, el sistema ferroviario continúa deshaciéndose en base al descuido, la inoperancia y la corrupción, se deterioró en los hechos la relación con los países del Mercosur mediante un proteccionismo a rajatabla, al bulto y sin matices, la política de precios de la recuperada YPF no tiende a regular el mercado sino que contribuye a la inflación acercando sus tarifas a las de la competencia, y al negar la necesidad y existencia de tipos de cambio diferenciales, la administración contribuyó a enturbiar el mercado de divisas.

El 7-D no es el fin

En el medio de todo eso, una disputa con los grupos de poder económico y mediáticos cuya punta de lanza es el grupo Clarín.

No es una pelea menor ya que está en juego la democratización de la información y la difusión, indispensables para una efectiva democratización política y la ansiada y todavía pendiente democratización social y económica, pero no se trata del centro del mundo ni mucho menos. No es, no debería ser el centro de gravedad de las políticas gubernamentales.

Sin embargo, la disputa contribuye a desquiciar aun más la desquiciada y desquiciante política comunicacional gubernamental hasta el punto de volverla un espejo de la del grupo Clarín, y desconcierta de tal modo a la dirigencia y militancia kirchnerista, que la lleva a confundir sus propias preocupaciones y problemáticas con las preocupaciones y problemás de la sociedad.

Por otra parte, la principal dificultad para la aplicación de la ley de servicios audiovisuales no radica en el recurso de amparo a la desinversión de los grupos monopólicos, sino en la deficiente política gubernamental: sin fomento y apoyo financiero, tecnológico y publicitario a los medios comunitarios y sociales, la aplicación del artículo 161 sólo alterará la relación de poder entre los distintos grupos económico‑mediáticos sin contribuir a una cabal democratización del sistema. En ese sentido, al poner el centro de la disputa en el 7 de diciembre, momento en el que al parecer empezará a regir plenamente el artículo 161, la militancia kirchnerista está colocando el centro de gravedad de su acción en un factor secundario del problema, eludiendo el principal.

Mirando al revés

A juicio de quien escribe, este desconcierto es una de las consecuencias indeseadas del proceso de concentración de que hablábamos antes y que lleva a que el destinatario de las acciones políticas deje de ser el pueblo, la propia base social, a cuyas preocupaciones y necesidades es necesario atender, y pase a ser el gobierno y, específicamente, la Presidenta. Se vuelve así al origen medieval del concepto de representación, cuando los diferentes gremios y sectores se “representaban” desfilando ante el rey o señor feudal. Se trata, entonces, de una política cuyo público no se compone de una multiplicidad de necesidades y percepciones diferentes, lo que demanda y propicia cierto grado de sofisticación, perspicacia y sutileza, sino de una política que atiende a la percepción de una sola persona, o en el mejor de los casos a un pequeño grupo, lo que necesariamente la vuelve burda, simple, demasiado lineal y en consecuencia, ineficaz.

A la vez, la propia administración, lo que se da en llamar la gestión, se vuelve descuidada y torpe, tan pendiente de las directivas que recibe como desatenta a la realidad que debe atender, y es de este síndrome de donde provienen los principales problemas políticos que el gobierno de Cristina Kirchner ha debido enfrentar en los últimos tiempos. No han sido éxitos ni operaciones de la oposición, conjuras sectoriales (tan propias a los seres humanos como la respiración alveolar) ni operaciones mediáticas, como se empeña en afirmar y, peligrosamente, hasta creer, gran parte del espectro kirchnerista, obsesionado en escandalizarse de la maldad y sevicia de sus enemigos.

La perfidia de las cacerolas

La única acción opositora exitosa que no obedeció a la “iniciativa” del propio gobierno fue el cacerolazo porteño del 13 de septiembre. Que gracias a una adecuada sincronización y a una inteligente concepción, pudo hacer confluir en un solo acto una multiplicidad de demandas de variadísima naturaleza y carácter eminentemente contradictorio.

Que el ánimo antipolítico es con frecuencia alimentado y generalmente aprovechado por la derecha más dura, no constituye ninguna novedad. Lo mismo puede decirse del sentimiento de inseguridad pública, alimentado ya desde el siglo XIX por aquellos que buscan imponer regímenes totalitarios y represivos. Pero la “denuncia”, la pasmosa revelación de que el mate tiene agujero, no elimina la sensación de inseguridad ni el sentimiento antipolítico. Tampoco lo hacen las explicaciones racionales o científicas; se trata de percepciones irracionales contra la que no valen lógicas ni argumentos sino que son necesarias las equivalentes operaciones sicológicas de signo opuesto.

Estas sensaciones estuvieron y estarán en la base de las protestas de una clase media, según se mire, extrañamente irritada, en ocasiones racista, xenófoba, patriotera y a la vez antinacional, engreída y autodenigratoria. Se trata de una derecha que todavía “no osa declarar su nombre”… aunque el PRO y Mauricio Macri ya se van atreviendo. Esto no es novedad y resulta bastante tonto denunciar a la derecha por ser derecha o al menos creer que con esa denuncia se consigue algo más que reafirmar las convicciones de los propios, natural efecto del permanente hablarse encima del kirchnerismo.

Se trata, por el contrario, de advertir que la artera, malvada, diabólica y todos los descalificativos que se quiera, convocatoria, instrumentó para sus fines un clima social que pasa inadvertido al oficialismo, a un gobierno y a una fuerza política empeñados en mirarse y en hablarse a sí mismos.

La legitimidad de origen

Frente a las objeciones se recuerda sistemáticamente el casi 55 por ciento de los votos obtenidos frente a un resto del mundo disperso y desunido. Es verdad que la democracia es el gobierno de las mayorías, pero ¡attenti! Esa clase de mayorías son efímeras y circunstanciales, sumamente volátiles y por esa razón requieren de una permanente atención y recreación. El 30 por ciento con aire a catástrofe que anunciaba el irremediable final del kirchnerismo del 2009, apenas dos años después se volvió un 55 por ciento que desconcertó completamente a la oposición. No fue magia sino la consecuencia de las políticas de redistribución y atención de las necesidades sociales, aplicadas en forma decidida recién con posterioridad a la derrota política contra los productores agrícolas del 2008 y a la electoral de 2009.

Pero así como los aciertos propiciaron ese sorpresivo incremento del 25 por ciento, con la misma velocidad, los errores los pueden disipar. Y es en ese sentido que la insistente apelación al porcentaje de votos obtenidos se vuelve un recurso de valor relativo y hasta contradictorio: las mayorías hay que conservarlas e incrementarlas no sólo cada dos años, sino cotidianamente. Los porcentajes obtenidos en una elección previa valen para la lucha legislativa, pero no son suficientes para la lucha por la opinión y el estado de ánimo. Por el contrario: a menudo son percibidos como una imposición aún por aquellos que con su voto contribuyeron a conformar esa mayoría. A nadie le gusta que refrieguen por la trompa un éxito que en muchos casos contribuyó a crear.

Es apenas algo probable que sea debido a la concentración del poder, la política y la palabra que el oficialismo se haya vuelto tan autorreferencial y autosuficiente, pero es seguro que la autorreferencialidad y la autosuficiencia provocan la pérdida del sentido de la realidad. De percibir el modo en que los distintos sectores sociales “sienten” la realidad. Para esto, hay que estar más atento a la base que a la cúspide. Hay que hacer las colas en la verdulería, viajar en transportes públicos, esperar en la consulta médica, escuchar sin descalificar, sin despreciar, sin simplificar lo que se percibe con argumentos lógicos y racionales: las sensaciones son sensaciones, por definición, ilógicas e irracionales, pero siempre constituyen un dato insoslayable de la realidad. La política no es el arte de negar la realidad ni descalificar las sensaciones sino el de transformarlas e instrumentarlas para fines lógicos y racionales. Para lo cual es preciso, en primer lugar, reconocerlas.

Pensamientos de importación

En el lenguaje se utilizan crecientemente términos originados en malas traducciones del inglés que acaban tergiversando su sentido en catellano. Para un caso, bizarro (valiente, gallardo, intrépido) ha tornado a significar “extravagante” por el inglés “bizarre”, o el “low profile” que alude a la altura de las siluetas en un radar, en el vulgarizado “bajo perfil” con que aburre la jerga periodística.

Esta falta de personalidad lingüística es también una falta de personalidad y de identidad política cada vez que se pretende trasladar a nuestra propia especificidad conceptos nacidos de realidades completamente diferentes, para el caso, “el síndrome del pato rengo” con que se alude en Estados Unidos a las dificultades de los presidentes de ese país durante los dos últimos años de su segundo mandato.

La realidad material, institucional y política norteamericana guarda poca o ninguna semejanza con la argentina, con lo que trasladar esa figura constituye un absurdo y alienta numerosos errores nacidos de la creencia de que, ante el impedimento constitucional de una nueva reelección, la autoridad presidencial pudiera diluirse. Sin embargo, ni en nuestro caso –ni en los de los países más afines– es el impedimento reeleccionario la causa de la disminución de la autoridad presidencial: no lo ha sido en nuestra experiencia inmediata cuando Néstor Kirchner anunció su negativa a presentar su candidatura para el 2007, ni cuando Lula hizo lo propio, señalando como su candidata a sucederlo a Dilma Roussef , ni suele ocurrir en Uruguay o Chile, países que no contemplan la reelección presidencial.

En nuestros países ocurre a la inversa que en Estados Unidos: de gozar de una verdadera legitimidad, tanto de origen como reafirmada en la práctica cotidiana, en la resolución de los problemas concretos del país y sus habitantes, el prestigio y el poder de un presidente no sólo no mengua ante el impedimento constitucional, sino que se acrecienta por la sola fuerza de las cosas: deja de ser un blanco móvil de las diversas oposiciones.
Esta inferioridad, esta pereza conceptual que lleva a transpolar la figura del “pato rengo”, sumada a la insistencia en perpetuar una estrategia política adecuada a otras circunstancias, ha llevado al oficialismo una operación político‑sicológica que se le ha vuelto en contra: la de evitar el mentado síndrome con la velada alusión a una reforma constitucional que habilitaría la reelección.

Lecciones del 49 y realidades nacionales

Por una común experiencia generacional y pertenencia política es difícil creer que la presidenta piense seriamente en esa posibilidad. Si hay algo en lo que los peronistas de su generación coincidimos, es en el modo en que la reelección de Perón diluyó la importancia de la reforma constitucional más trascendente de la historia argentina y cómo fue útil para que la reacción pudiera librarse de ella con tanta facilidad, en particular, de su artículo 40. De ser indispensable una reforma constitucional, de no poderse sortear mediante leyes específicas las trabas e impedimentos antinacionales de la actual Carta Magna, sería preciso que su convocatoria fuera obra de una mayoría de fuerzas políticas y excluyera taxativamente un tercer período presidencial consecutivo, ya que esta opción desnaturalizaría el sentido de la reforma tanto como la cláusula reeleccionaria contribuyó a restar legitimidad a la Constitución de 1949.

El remedio reeleccionista para aventar el síndrome del pato rengo se complementa y realimenta de la endémica a‑institucionalidad argentina y latinoamericana, que no obedece a nuestra natural perversidad “antidemocrática” sino a razones históricas. Para no entrar en explicaciones que dificultarían mucho la lectura de esta nota, admítase la afirmación de que en las semicolonias, en los países dependientes o “en vías de desarrollo”, las “instituciones” no son, como en los países “desarrollados”, consecuencia de un proceso previo de construcción nacional sino que, por el contrario, han sido instrumentos utilizados para impedir la organización nacional.

Es así, valga el ejemplo al paso, que se insiste en hablar de “instituciones de la república” cada vez que se pretende impedir a las mayorías representar el interés popular, en una deformación tal de las cosas que se confunde democracia con república y, al insistirse tan machaconamente en el derecho de las minorías políticas se acaba pretendiendo que la democracia (por definición, gobierno del pueblo) no es sino aristocracia, gobierno de las minorías y en consecuencia, su opuesto.

La necesidad de un o una líder

Esta deformación de la percepción política alienta la perpetuación de otro tipo de institucionalidad antipopular y en consecuencia antinacional, que es la del Estado en sí mismo, en las trabas e impedimentos internos que lo paralizan, y muy especialmente, de un sistema judicial, “garante de la constitucionalidad” que no es otra cosa que una secta oligárquica de naturaleza curial y espíritu clasista.

Es natural, entonces, que los movimientos nacionales tiendan a prescindir de “las instituciones de la república” (aun aquellos que apelaban a su “regeneración”, como el yrigoyenismo) y en su afán democratizador esbocen una nueva clase de institucionalidad cuyo primer paso es la concentración del poder, la política y la palabra en una sola persona, un líder o personalidad carismática.

La reiteración del fenómeno en distintos momentos del tiempo y en diferentes países latinoamericanos permite suponer que obedece a alguna lógica, que tiene razón de ser, y hace sospechar de su inevitabilidad. A la vez, la experiencia histórica demuestra que la aparente inevitabilidad de la personalización de los movimientos nacionales constituye su principal limitación y ha sido la causa frecuente de su fracaso.

¿Por qué decimos esto? Por lo que decíamos al principio, porque la personalización, la excesiva concentración del poder, la política y la palabra, invierte la dirección de la política, obtura la discusión, debilita las fuerzas propias, conforma una corte servil, absorta, pendiente de La Palabra y en consecuencia desatenta a la realidad, las distintas problemáticas que se presentan y al siempre variable humor y sensibilidad populares.

El fantasma de la reelección

En la actual realidad política argentina, la reelección presidencial es un fantasma que sobrevuela el discurso opositor, el oficialista y aun el oficial, nunca reafirmado y nunca desmentido. Es verdad que no puede desmentirse lo que nunca se afirmó, pero el kirchnerismo y hasta la propia presidenta juegan con la ambigüedad y el misterio, tal vez en un intento de sortear el “síndrome del pato rengo”, pero en los hechos ofreciéndole a las distintas oposiciones un factor de unidad, y a la dispersa irritabilidad de las clases medias, un inigualable punto de confluencia.

Por otra parte, en todos los mentideros oficialistas se secretea que la presidenta no desea ni aspira a un nuevo período, lo que de ser cierto, vuelve todo este asunto mucho más demencial.

Más allá de gustos y convicciones, la pregunta que corresponde hacer es si se cree realmente factible una convocatoria constituyente, y en tal caso, si por obra de las mayorías legislativas consigue declararse la necesidad de la reforma, la discusión acerca de una nueva reelección presidencial será factor de unidad y fortaleza de las fuerzas propias o lo será de las opositoras.

¿Será así o acaso se arriesgará a la presidenta a una dura derrota política? Una derrota que no consistirá en el fracaso de la reelección sino, por obra del mero paso del tiempo, en la mera percepción de que no se la pretende debido a la oposición que la idea hubiera desatado.

A este fantasma nunca confirmado ni desmentido, se añade una sistemática y descabellada sobreexposición presidencial que lejos de fortalecer el poder y el prestigio de la Presidenta lo debilita, volviéndola único sostén político, única voz pública de su gobierno, fusible de sí misma y centro de todos los ataques. Para utilizar una analogía de un destacado dirigente oficialista, se trata del intento de desembarco en una playa enemiga llevada a cabo por una multitud de intrascendentes y pequeños botes desarmados y, en medio de ellos, una gigantesca nave insignia, iluminada a pleno y blanco fácil del bombardeo enemigo.

El efecto bola de nieve

Lejos de las teorías que cifran en la lucha de clases o en los complots la marcha de la Historia, quien escribe sospecha que son la inercia y la estupidez las dos principales fuerzas que signan el destino de los asuntos humanos. Una cosa lleva a la otra y entre todas crean el efecto bola de nieve: basta arrojar descuidadamente una pequeña piedra desde la cima de una montaña para provocar lo que de a poco, casi imperceptiblemente, va tomando la forma de un alúd incontenible e incontrolable. Por eso, a veces es necesario parar en seco, pisar la pelota y levantar la cabeza para mejor calibrar el panorama, por más que la afición bufe, creída de que la mucha agitación, el movimiento inconducente, la actividad frenética, son sinónimo de avance y de progreso.

La persistencia en el tiempo y más allá de las circunstancias en una estrategia electoral que resultó exitosa pero que hoy suena anacrónica, la proverbial tendencia de los movimientos nacionales a la personalización, el irracional y muy prematuro temor al “síndrome del pato rengo”, la creencia de que se lo evita alentando el fantasma de la reelección, olvidando que el principal poder presidencial en el último tramo del mandato radica en su prestigio y su capacidad de señalar al sucesor con mayores posibilidades, están acentuando la sobreexposición presidencial y propiciando su desgaste en forma suicida.

Hay en este punto un agujero negro en el oficialismo que radica en su imposibilidad de objetivar un proyecto, de precisar sus objetivos y características y diferenciar lo principal de lo secundario. En ausencia de estas precisiones y profundizaciones, consecuencia de la discusión y el debate, se apela a la pertenencia, confundiendo proyectos con personalidades y la legítima e indispensable continuidad de un proyecto de reconstrucción nacional con la continuidad de grupos y círculos políticos.

Hay que cuidar a Cristina

El proyecto kirchnerista, aun con sus vacíos, imprecisiones y defectos, es vital para el país, y es el país y no un grupo político el que necesita de su continuidad. Parar la pelota es, en primer lugar, detenerse a distinguir las cosas, abrir los ojos y salir de las percepciones estrechas de los pequeños círculos. Luego, definir con mayor precisión, la imprescindible para la continuidad de los principales ejes, la naturaleza y alcances del proyecto, del “modelo nacional y popular”, para garantizar su supervivencia por medio de la continuidad de sus líneas principales.

Para esto, resulta indispensable cuidar, proteger la autoridad, el prestigio y la figura presidencial, preservarla de los ataques y la sobreexposición, pues serán esa autoridad y ese prestigio, de perdurar, las garantías de continuidad de un proceso. Si no se consigue diferenciar un proyecto de los grupos y personas que circunstancialmente lo encarnan, lo más probable será que la obcecada preservación de los grupos y personas acabe destruyendo las posibilidades y continuidad del proyecto que se aspira a defender.

Publicado originalmente en el Blog del Ingeniero, el 21/10/2012. Hacer click acá.

Las mujeres y el maratón

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por Julieta Eme

En el Día Internacional de Lucha por la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres

La primera mujer que corrió oficialmente un maratón (la carrera de 42 kilómetros y 195 metros) se llama Kathrine Virginia Switzer y actualmente tiene 66 años. Cuando lo corrió tenía 20. En esa época, hace 46 años, a las mujeres no se nos permitía correr maratones, ya que existía la creencia (científicamente comprobada, por supuesto) de que si corríamos distancias muy largas, se nos podía caer el útero.

En 1967, Kathrine Virginia Switzer se inscribió en el maratón de Boston con sus iniciales: “K. V. Switzer”. Y nadie sospechó que no se trataba de un hombre.

En el documental El espíritu del maratón (Spirit of the Marathon, 2007), del director Jon Dunham, Switzer cuenta lo que pasó esa mañana.

Poco después de comenzada la carrera, los periodistas que iban en el camión de prensa notaron que había una chica corriendo y se acercaron para sacarle fotos. Al lado del camión, iba el autobús con los oficiales de la competencia. Uno de esos oficiales era también el codirector de la carrera. Al ver a Switzer, el codirector se bajó enseguida del autobús y trató de alcanzarla. Ella se dio cuenta de que algo pasaba y se dio vuelta para mirar. Él la agarró, la tiró hacia atrás y le gritó: “¡Andate de mi carrera y dame esos números!”. Al mismo tiempo, intentó arrancarle el dorsal, en el que estaba anotado el número 261. El novio de Switzer, que corría con el número de dorsal 390, empujó al codirector, que aterrizó en el suelo, y liberó a su novia. Ambos siguieron corriendo, pero el acto de brutalidad y violencia que había sufrido la dejó muy mal. Ella cuenta que pensó: “Debería abandonar. No soy bienvenida”. Pero luego reflexionó y se dijo: “No. Entrené muy duro. Si me voy, van a decir que las mujeres no podemos hacerlo”. Así que siguió corriendo y terminó la carrera.


Ese día, Switzer corrió el maratón en 4 horas y 20 minutos. Junto con otras corredoras, luchó para que la Asociación Atlética de Boston aceptara la participación de mujeres, lo cual finalmente sucedió en 1972. En 1975, 8 años después de su primer maratón, y nuevamente en el maratón de Boston, Switzer logró su mejor marca: 2 horas 51 minutos y 37 segundos (aunque quedó segunda).

Actualmente, el record mundial femenino lo tiene la británica Paula Radcliffe, con una marca de 2 horas 15 minutos y 25 segundos, en el maratón de Londres, en 2003.

Los 42 kilómetros y 195 metros que actualmente tiene el maratón se fijaron en 1908, en los Juegos Olímpicos de Londres, aunque la categoría olímpica femenina del maratón se agregó recién en 1984 (76 años después), en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles. Allí ganó la medalla de oro la atleta estadounidense Joan Benoit, con un tiempo de 2 horas 24 minutos y 52 segundos. Cuando ella entró al estadio, ya para correr el tramo final hasta la meta, todo el público se puso de pie para ovacionarla.

Sin embargo, aún hoy las mujeres deportistas luchan por ser incluidas. Cuatro mujeres ciclistas hicieron una petición para que se agregue una categoría femenina en el Tour de Francia. Ellas dicen:

“Tener una competición de mujeres profesionales en el Tour de Francia […] creará una oportunidad para demostrar que los mitos sobre las ‘limitaciones’ físicas impuestos a las mujeres son falsos. A fines de los 60, la gente asumía que las mujeres no podían correr un maratón. [Ahora] podemos ver cuán equivocado era aquello”.

Si desean firmar la petición de estas ciclistas, pueden hacerlo acá:


Me considero una maratonista. Ya corrí tres veces el maratón de la Ciudad de Buenos Aires. Este año fue la tercera. De un total de 7.275 competidores, solo 1.502 éramos mujeres. Muy pocas todavía.

Me encanta correr. Amo correr. Adoro correr. Afortunadamente, mi novio también. Así que no nos cuesta irnos temprano de alguna reunión, un sábado a la noche, o directamente decir que no podemos ir, porque al otro día tenemos que correr 28 kilómetros en la Reserva Ecológica, o porque tenemos que levantarnos a las 5:00 para estar en la línea de largada de alguna carrera a las 7:30.

Creo que, para las mujeres, correr tiene un efecto de empoderamiento (del inglés empowerment). Correr me hace sentir fuerte, no solo físicamente, sino sobre todo mentalmente. Me mantiene estable. O, al menos, un poco más estable. Me hace feliz, aunque cuando estoy corriendo lo que siento la mayor parte del tiempo es sufrimiento.

Si alguien me preguntara en qué actividad de mi vida me siento más yo, la respuesta sería: corriendo. Corriendo distancias largas. Corriendo más de una hora a un ritmo sostenido. Eso me encanta. Todo lo otro que hago es solo una excusa para hacer lo que realmente me gusta: correr. Concentrarme en el camino y correr, pensando un poco en todo. Y en nada.
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