por Lidia Ferrari
Ganó el NO en el referéndum italiano por casi 20% de diferencia. Renzi, el Premier, había jugado todas sus cartas por que venciera el SI. El SI significaba reformar la Constitución. Una Constitución que, decían los italianos, era la más bella del mundo. Escrita en 1948 y redactada por comunistas y antifascistas, su principal motor era la defensa de los trabajadores. Una constitución que, dicen los que saben, tiene cosas para cambiar, pero no de la manera que pretendían hacerlo, donde uno de los efectos era permitir acumular más poder a los que ya lo tenían, es decir, Renzi. Renzi perdió y renuncia –algo que prometió en campaña-.
Este Referéndum fue propuesto por Renzi, que viene del PD, el Partido Democrático que ha representado en los últimos años la izquierda en Italia. Renzi, cuya designación como Premier fue desde el Parlamento, luego de algunas de las crisis de gobierno a la salida de Berlusconi. Renzi no fue votado por el electorado italiano. Se dice que llegó con un acuerdo con Berlusconi, del cual se puede decir que es un buen discípulo. En sus casi tres años de gobierno ha logrado hacerse fama de buen neoliberal y, como el cómico genial Crozza le dijo en la cara a Berlusconi, Renzi había logrado lo que nunca nadie: que extrañara a Berlusconi.
Pero esta derrota de Renzi deja tras de sí otra gran derrota, la que se está viendo en otros lugares y que nos sorprende. Desde que Renzi tomó como un asunto personal que esta reforma constitucional pasara, hace meses que la televisión y el mundo mediático corporativo no hicieron otra cosa que martillar con el Referéndum, siempre a favor del SI. Renzi y sus aliados amenazaban, asustaban con toda clase de demonios que se desatarían si ganaba el NO. En las últimas semanas, no podía entrar a ningún sitio por Internet donde no saliera alguna publicidad por el SI. Mientras tanto, la bandera por el NO fue enarbolada de izquierda a derecha. También muchos del propio partido de Renzi estaban por el NO, ya que parece que algunos del PD todavía parecen tener un corazón de izquierda.
Nadie se esperaba esa rotunda victoria del NO. Se puede decir que uno de los principales ganadores son los del M5S. Un movimiento que sigue siendo denostado, acusado de populista o populista de derechas. Sobre todo desde esta izquierda que de izquierda no tiene nada. Como ciudadana argentina, después de la historia del peronismo, no puedo decir que sea fácil designar al M5S como de izquierda pero tampoco como de derechas. Sin embargo, es una construcción popular que está avanzando raudamente y es responsable del renacer de la política en Italia. Porque el otro gran triunfo del Referéndum fue que asistió cerca del 70% del electorado a votar, una cifra que no se veía desde hace décadas. Los del M5S recorrieron el país en tren, todos los días, en todas las plazas del país, con frío, con calor. Ellos sí que caminan el territorio. Y en este país, donde la casta política se pega a la poltrona de los privilegios, es mucho decir. Hay razones contundentes para que la gente los siga.
Lo que creo que está a la vista en estas elecciones en Italia, así como lo que ha pasado en Francia, en Inglaterra y que pareciera ser lo más significativo de estas horas en la política europea, es que la defección de la izquierda a lo que son sus programas políticos los está llevando a la derrota. Están siendo castigados por su renuncia a su ser de izquierdas. Los izquierdistas de café, obviamente creen que el NO es el triunfo de la Lega Nord, de la derecha y de Berlusconi. Es cierto, algunos de ellos apoyaron el NO por sus propios intereses, pero no son los dueños de esta masiva concurrencia del pueblo italiano a votar contra una clara mentira más del stablishment neoliberal, representado por la “izquierda” del PD. El ministro de finanzas de Alemania, Obama, la JPMorgan, el espectro financiero internacional habían arengado fervientemente por el SI, pues Renzi es uno de sus empleados.
Algo similar sucede en Francia con Hollande. Su defección conducirá a que un posible futuro ballotage sea entre derecha y ultra derecha.
Quien ha sido el gran derrotado en esta elección –que parece ocurrir en varios ángulos del planeta-, es la explotación mediática de una política que insiste en la manipulación a través de la mentira. Aquí la propaganda mentirosa, abusiva, desenfrenada en los medios de comunicación tuvo como respuesta un NO. Es probable que ese NO esté más hecho de este hartazgo de instrumentalización mediática que de auténticos sostenedores de la constitución del 1948. No lo sabemos, pero es cierto que el gran instrumento mediático puesto en marcha con dinero, poder y manipulación del periodismo no está teniendo los resultados que se esperan. Como dice el periodista G. Chiesa: “Fue derrotada también en Italia la elite mundialista de bancos y medios de comunicación”.
Este resultado puede ser leído como una muestra que la potencia de los medios hegemónicos de comunicación no puede manipular la subjetividad a su antojo. Una prueba de que, como dice Jorge Alemán, el crimen del neoliberalismo no es perfecto. Aunque tengan el poder y la voluntad de apropiarse del deseo de las gentes, de manipular sus voluntades a piacere, parece que eso, en esta oportunidad, no lo han logrado. La gente le ha dicho NO a una maquinaria infernal de manipulación del relato político.