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En el programa de La otra.-radio del domingo estuvimos comentando dos de las mejores películas de esta edición del BAFICI: La temporada del diablo y El león se ha muerto esta noche. Se puede escuchar clickeando acá.
por O. Cuervo
La temporada del diablo (Season of the devil), la nueva película del filipino Lav Díaz, tiene una dramaturgia sencilla, no reclama destrezas especiales en el desciframiento de signos ni erudición cinéfila. En sus primeros minutos una voz en off nos sitúa directamente en el tiempo de la dictadura de Ferdinando Marcos, cuando en los años 70 las bandas paraestatales secuestraron y asesinaron a militantes de izquierda y a otros opositores al régimen. Su puesta en escena es austera, con planos secuencia reposados, en un blanco y negro que prescinde de preciosismos fotográficos. Su originalidad, incluso para los espectadores familiarizados con una estética tan poco convencional como la de Díaz, reside en que sus personajes se expresan cantando en lugar de hablar. Los actores cantan a capella, con un registro de sonido directo, canciones muy simples y melodiosas, en las que la repetición de ciertos leitmotivs que signan a cada personaje van sumergiéndonos en una atmósfera contemplativa, con una emoción mesurada y creciente. Esta decisión notable aparta a este film abiertamente político de todo prosaísmo y hace pasar los acontecimientos penosos que relata por un filtro muy estilizado. Si las canciones compuestas en música y letra por el propio Lav Díaz -lo que hace más admirable su proeza artística- no fueran tan hermosas y no estuvieran tan bien cantadas, el distanciamiento reflexivo con el que trata la barbarie dictatorial no produciría un efecto tan sensible e inteligente. En algunas pocas ocasiones los personajes miran directamente a cámara, lo que transporta el sentido de lo que dicen desde su tiempo histórico hacia el presente en que los percibimos.
Cada secuencia está resuelta en un solo plano con cámara fija. Las canciones pautan una cadencia que invita a dejarnos llevar por una corriente serena, sin apremios. La alternancia de música y silencios, la concisión expresiva de la cámara, la delicada modulación de luces y sombras, la profundidad óptica de la imagen y la serenidad de su ritmo van armando un tratamiento inusual para el cine político.
Lav Díaz desde hace mucho viene mostrando su audacia formal y a la vez una determinación firme para darle al cine político una expresión renovada. Pero lo político se pone en juego no solo en sus temáticas sino también, y sobre todo, en el vínculo que construye con su público. Una mirada comprometida con la historia de su nación -como se remarca desde las propias canciones- demanda un rigor igualmente alto en la constitución de esa mirada como tal y en la obra que busca completarse en la mirada del espectador. A diferencia de un cine político "de mensaje" que descuida sus procedimientos en nombre de nobles ideales extra-cinematográficos, Díaz sostiene con sus películas que no es posible disociar la transformación del mundo de la transformación del cine.
La temporada del diablo es una obra maestra que empuja los límites del cine ya filmado y nos invita a pensar en un cine aún posible. Con una película así, todo un festival queda justificado. Es un mérito del BAFICI que esta película se exhiba y un demérito que el festival no se haga cargo de su singularidad, que no se la destaque en la programación para hacerla más visible. Esta es su premiere argentina pero por su condición difícilmente comercializable quizás nunca llegue al circuito de estrenos. De ser así, la de hoy a las 13:15 en Recoleta podría ser su última proyección pública en el país. Que la película aparezca en el catálogo en la página 180 en una sección difusamente titulada "Carreras" y que se la presente como una ópera rock equivale a esconder una aguja de oro en un pajar. Semejante película tendría que ser acompañada por un cuidado especial. Un festival de cine que se jacta de la radicalidad de sus apuestas no parece del todo consciente -o del todo cómodo- con el valor distintivo del cine de Lav Díaz y termina proponiendo un rejunte ecléctico de títulos. Así, las tres funciones que el BAFICI le dedicó a La temporada del diablo se transforman en una oportunidad desperdiciada.
En el programa de La otra.-radio del domingo estuvimos comentando dos de las mejores películas de esta edición del BAFICI: La temporada del diablo y El león se ha muerto esta noche. Se puede escuchar clickeando acá.