por Oscar Cuervo
Cuando llega el momento de armar las listas del año uno debe lidiar con cierta fastidiosa tiranía del almanaque. Hay discos de ubicación cronológica incierta, ya sea porque salieron al filo de un año que termina o porque la fecha de difusión de los temas antecede a la de la edición del CD que los contiene. Con las películas pasa lo mismo y todavía peor, porque la brecha entre las proyecciones en festivales, la circulación en la red y el estreno comercial (si es que lo hay) puede ser aún más amplia. Cuando en pocos días publique mi lista de películas 2011 tendré que dar cuenta de este matete.
12, el disco de Gonzalo Aloras, tuvo un doble lanzamiento: Gonzalo fue presentando las canciones en su página web de a una por mes, desde enero de 2010, hasta completar, precisamente, las 12 del título. Pero su edición oficial en formato CD se hizo este año. Lo fui escuchando de a poco en 2010, por lo que cuando llegó a mis manos el CD ya lo tenía casi totalmente escuchado. Algo distinto me pasó con Solo un momento, el último disco solista de Vicentico: apareció en las últimas semanas de 2010, pero yo lo escuché en enero de 2011, y lo seguí escuchando todo el año. Allá por febrero de este año yo pensé: si lo hubiera conocido a tiempo, podría ser el disco del año. Pero su presencia se fue haciendo inevitable durante 2011.
¿Entonces? Alguien podrá decir que para una obra de arte no tiene la menor importancia el año de su salida o el delay con que uno la conoce. Quien dice esto tiene razón, es casi un asunto banal. Pero la aceptación de semejante verdad hace prácticamente irrelevante la elaboración de cualquier lista. ¿Renunciamos a armarlas? Nos gusta hacer listas, nos gusta recordar tiempo después el año de un disco, una canción o una película, porque funcionan como marcadores de la vida: "ahhh... yo en aquel entonces escuchaba todo el tiempo Pictures of you...". Marcar un disco como disco del año en realidad ayuda a recordar y distinguir el año más que el disco.
Ya publiqué mi lista del rock argentino de 2011, pero al releerla advertí que, por los motivos antedichos, faltaban estos dos discos, cuya calidad no tiene nada que envidiarles a los que figuran. Así que decidí ampliarla mediante este bonus. Porque estar, tienen que estar:
12, Gonzalo Aloras: el rosarino sabe que una canción de rock es un universo con sus propias leyes de gravedad, de inercia y de entropía, su Génesis y su Apocalipsis. Aloras es un obsesivo constructor de universos de cuatro minutos, un oyente atento (condición imprescindible para ser músico), un guitarrista que combina precisión con polenta y expresividad, y un compositor de grandes canciones. En 12 hay unas cuantas a las que volví este año una y otra vez: "Amar es lo primero", "Dos es tanto", "12". Aloras tiene una obra discográfica de difusión escasa o inconstante, pero su peso como uno de los mejores compositores actuales se advierte cuando en los conciertos repasa su repertorio. Quizá sería un buen momento para que edite un DVD en vivo, porque además en el escenario Aloras le saca lustre a sus canciones.
Solo un momento, Vicentico: nunca me gustó Vicentico hasta este disco. Había algo en su voz que me irritaba y como compositor (con un par de excepciones: "Deja de llamarme así", "Vasos vacíos") no lograba interesarme. Hasta que escuché Solo un momento. ¿Será la producción de Cachorro López la que supo pulir su musicalidad? ¿Será que está atravesando un período de gran inspiración? ¿Será que yo tendría que reivsar mis prejuicios e ir hacia atrás en su discografía? Sea lo que fuera, en Solo un momento Vicentico salta el cerco del rock para instalarse con seguridad en el más amplio de la canción popular. Baladas de tempos medios y melodías intensas, destinadas a vivir por décadas en la memoria del pueblo. El acierto de la producción de Cachorro parece estar en haber dotado a estas canciones de una textura clásica e intemporal, absteniéndose de acudir a timbres que connoten modernidad, novedad o incluso ironía. Vicentico no suena en este disco como un parodista de crooner de los 60, sino como un cantante popular. Nada menos.
Dicho esto, quisiera concluir con mi lista de canciones del año:
1 - "Lo que te da terror", Gabo.
2- "Solo un momento", Vicentico.
3- "Desde aquel entonces" Litto Nebbia y Guadalupe Raventos.
4- "Lindo", CLDSCP.
5- "No no no", Jimena López Chaplin y Lucas Martí.
6- "Amar es lo primero", Gonzalo Aloras.
7- "Tal vez esperé demasiado por ti", José Miel.
8- "Soltá", Gabo Ferro.
9- "Thomas y Lacroze", Moris / Antonio Biravent.
10- "La soledad no es una herida", Valle de Muñecas.