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Ricky Espinosa: Todos los muertos son buenos

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Hoy se cumplen 10 años del suicidio de Ricky Espinosa.

Ricky llegó a ser una leyenda rockera de los suburbios. El líder de Flema, oriundo de Gerly, conquistó una reputación de artista extremo desde fines de los años 80. No se trataba de una postura estética, sino de lisa y llana desesperación, expuesta sin remilgos ante la mirada ávida de sus fans. Autodestrucción en directo, sin metáforas, arriba o abajo del escenario, la vida de Ricky, su extendida muerte, encierran una clave sobre un lugar y un tiempo: la zona sur, los chicos de los años 80 y 90, este lugar, nosotros.

Sebastián Duarte escribió en 2005 un libro biográfico, Ricky de Flema. El último punk * (Ediciones Baobab) en el que puede rastrearse el sentido de esta historia que es también la de muchos otros. A continuación, una selección de algunos fragmentos del libro. Estos fragmentos también fueron publicados en el número 9 de revista La otra, número que hoy está completamente agotado.

Ricky de Flema, el último punk

por Sebastián Duarte

El nacimiento de Flema

A principios de 1987, el mástil de la Plaza Alsina se transformó en el único lugar simbólico por parte de la juventud de Avellaneda. Hospedaba a chicos y chicas que hacían radio, fanzines, teatro y a todas las bandas nuevas de rock del barrio. Integrantes de los grupos Flujo, Mobuto, Dragster y Tu Vieja se juntaban alrededor de las seis de la tarde para hablar de música, literatura o bien de experiencias con drogas. (...) Por lo general, Ricky se acercaba hasta esa parada para ver a su amigo y de paso para relacionarse con los rockeros de la zona. Esto era así: si un integrante de un grupo tocaba en algún lado, todo el resto lo iba a ver. Un método de apoyo que resultaba eficaz a la hora de sumar público. Pero Espinosa se enganchaba hasta ahí nomás con la movida de Avellaneda. Más bien se interesaba por conjuntos que empezaban a hacerse conocidos dentro de todo el under.

A mediados de febrero, la ascendente banda Comando Suicida ofreció un show en un local capitalino que se llamaba La Alcantarilla. Y Ricky, esa vez como tantas otras, pagó su entrada para verlos. La música de Comando se inclinaba hacia el punk, aunque por sus letras y la manera de pensar del grupo se la denominaba Oí! La mayoría de sus seguidores eran skinheads, aunque había una porción grande que sólo iba porque el grupo sonaba bien y no por su forma de plantear las cosas. Y ese era el caso del Negro, quien, con sus chuzas largas, aquella noche hizo pogo a rabiar sin importarle lo que pensaran los cabezas rapadas que dominaban el sitio. En uno de esos choques de cuerpo contra cuerpo se topó con un pibe petisito y de ojos verdes, a quien le vio cara conocida. En realidad, los dos parecían conocerse de algún lugar. Entonces, Ricky le dijo: “A vos te conozco”. Y el flaco le respondió: “Yo a vos también. De Avellaneda”. Al final resultó que se habían visto varias veces en la Plaza Alsina y hasta habían compartido algunos porros en el mástil. Juan Fandiño era el nombre del flaco y era cuatro años menor que Ricky. Hacía unos meses que había formado una banda con compañeros de su colegio, el Cristo Rey de Dock Sud. Pero prácticamente no podía contar con ellos porque solían dejarlo plantado en los ensayos. Entonces no tuvo mejor idea que convocar a un amigo suyo llamado Fernando Cordera para que cantase (era el primo del cantante de la Bersuit). Con Fernando se conocían desde los cinco años, porque habían compartido jardín, primaria y primer año de la secundaria en el colegio Pío XII de Avellaneda, hasta que a Juan lo echaron por hacer lío en el aula. Al grupo le pusieron Flema, por sugerencia de Sabrina, la hermana de Juan. El nombre sonaba bien: era corto y agresivo como la música punk que tenían en mente. Como su idea era la de rearmar el grupo, antes de que finalizara el show de Comando tentó a Ricky, quien en Avellaneda era famoso por su habilidad con la guitarra, para que se acoplara a su proyecto. Acordaron juntarse a ensayar en una casa vieja que era propiedad de los padres de Fandiño y estaba deshabitada. La apodaban La Covacha, y quedaba en Luis María Campos 2155, Sarandí. Allí se realizaron los primeros ensayos de la banda. (Capítulo III “El nacimiento de Flema”, página 25.)

Sus dos pasiones: Gerli y El Porvenir

Para Ricky no había lugar más importante que Gerli, su barrio. A lo largo de su vida vivió innumerables historias por sus calles, clubes, bares y esquinas. Aunque él decía que no creía en la amistad, tuvo un grupo de amigos a quienes denominaba Los íntimos, y estaba formado por Huguito, Baco, Cristian y Diego. Ellos lo llamaban Chucky, por los quilombos que se mandaba. Hasta el año 2000 todos paraban en El expreso bar, pero un día Ricky se peleó con los dueños del lugar y a partir de entonces se veía con los chicos en otros sitios. A su vez, el Negro se relacionaba con dos personas que lo conocían bien de cerca: el Titi y el Mono, quienes también se vinculaban con Los íntimos, pero la diferencia radicaba en que conocían al cantante de Flema con mayor profundidad. Todos ellos cuentan con infinidades de anécdotas y además acompañaron de cerca el fanatismo del cantante por el club de sus amores: El Porvenir. A continuación, los testimonios.

Huguito: En los últimos tiempos a Ricky no lo dejaban entrar aquí en El expreso bar por hacer bardo. Traía a todas sus minitas. Una vuelta llevó a una mina arriba del mostrador y le empezó a tocar el culo. Aunque los viejos se re deliraron, a él no le importó. Lo echaron porque se quería trenzar a trompadas con todos los viejos. Por eso no lo dejaron entrar nunca más. Él era de bardear, salir re loco. Cuando estaba loco, ¡aguantate la que se venía! Nosotros le decíamos Chucky. Después de tocar en algún lugar venía con fans de otro lado, por ejemplo de Morón. Después los echaba a patadas de puro loco que estaba. La gente no entendía nada. Les empezaba a pegar y les decía que se fueran a la mierda. Sabés lo que pasa, todos lo tenían como un ídolo y cuando venían no podían creer lo violento que se ponía. Y a pesar de que los cagaba a trompadas, los chabones lo querían igual porque seguían viniendo. Él decía: “Yo soy un negro de mierda pero sé más que vos y que todos. De historia, de lo que me quieras preguntar”. Y era verdad. ¡Tenía cultura! (...)

Diego: Siempre jodía con que se iba a suicidar. Una vez estábamos acá en la esquina y llegó con uno de los pibes de la banda. Estaba muy drogado. Se balanceaba para todos lados. De repente me imploró a los gritos: “¡Dame un vidrio que me corto!”. Yo le decía que se dejara de joder las pelotas. La cuestión es que encontró un pedazo de vidrio de botella de gaseosa en la calle y empezó a cortarse el brazo. Se tajeaba una y otra vez. Se hizo cinco rayas enormes. Un par sangraban, otras no. Yo me cagaba de risa porque ya lo conocía. Siempre se lastimaba. Era autodestructivo. Se tiraba en la calle y nos comprometía. Se acostaba en el medio de la vereda como si fuera una cama. La gente que pasaba tenía que esquivarlo. Nosotros lo sentábamos contra la pared, le poníamos una gorra, lo dibujábamos. Después se caía y se acostaba en el piso otra vez. Se daba vueltas por el piso. Como nosotros estábamos ahí fumando unos porros, decidíamos tratar de arreglarlo para no dejarlo en banda. (...)

Cristian: Una vuelta lo crucé por acá en Lacarra. En una cuadra le pegó a cuatro chabones. Pasaba y los ponía. Decía: “Aguante el Porve”. Tenía la cara pintada. Bien punk. Recuerdo que un sábado jugaba el Porve y el chabón fue a la cancha el viernes. Era de mañana y golpeaba como loco las puertas de chapa del club. Fue como tres veces caminando desde El expreso hasta allá. (...)

Huguito: Una vez Diego le pegó un chicle en el pelo y él se arrancó el mechón. Me lo quedé yo. Encima había fans que venían hasta acá y me lo querían comprar. ¡Increíble! Diego: Traía minas de La Boca, de San Telmo, de acá a la vuelta. Lindas, feas, de todo. Se las llevaba para la terraza de su casa. Entraba, saludaba a sus viejos y se las llevaba para arriba. La mayoría eran chiquititas de edad. Como él era famoso, le resultaba fácil ganarse minitas de su palo. Una vez lo acompañé a Clarín a hacer una nota con 2 Minutos. Se realizó en un bar que está en la esquina del diario. Cuando finalizó, volvíamos en un remise de acá. Me senté con el chofer y Ricky iba detrás con una minita de La Boca con la que andaba. En un momento me tocó el hombro, me di vuelta y vi que se estaba haciendo tirar la goma en el asiento de atrás. Yo me quería morir. Siempre hacía eso: le encantaba que se la chupen y que lo vean. Me hacía cagar de risa.

Baco: Un día el chabón estaba re dado vuelta. Estábamos en la esquina. Él había discutido con Valeria, la mamá del hijo, y me dijo: “Baco, todas las minitas son putas. Son todas putas. Mi novia, tu novia”. En un tiro no le di más cabida porque estaba bardeando. Si estaba Verónica, la hermana del Mono al lado mío. Encima ella era mi novia. No tenía nada que ver lo que estaba diciendo. E insistió: “Baco, Baco!”. ¡Pum! Me puso una trompada porque no le daba más cabida. Un par de veces cayó en cana yendo a ver al Porve. Lo que pasa es que siempre lo cachaban cuando estaba barrilete. Le re cabía estar loco. La hinchada tiene banderas de Flema. La voz de él sobresalía entre todas. Él conocía a mucha gente de la hinchada vieja. Con el Tano de la hinchada de Independiente tenía buena onda. Compartían historias de merca y otras cosas. Compartió muchísimos asados con la barra del Porve.

Diego: Una vez fue al puntero y le dijo: “¡Dame todo! ¡Quiero todo!”. Le dieron merca, pepa, faso. Se hizo un cóctel, igual estaba pilas. Después se fue para la esquina. Vomitaba y se comía su propio vómito. Decía: “¿A ver qué comí?”, y se lo volvía a tragar. Yo había fumado y estaba un poco escabiado y no quería saber más nada. No podía entender cómo el chabón todavía estaba pilas. Me acuerdo cuando llegó con un tajo enorme sobre la ceja. Le pregunté: “¿Qué te pasó? ¿Quién te hizo eso?”. Encima el chabón con las manos se abría más el agujero y gritaba como un perro para horrorizarme. Esa vez me confesó que era depresivo y autodestructivo. (Cap. V, “Sus dos pasiones: Gerli y El Porvenir”, páginas 49 y siguientes)


* El último punk, versión teatral de la biografía de Ricky, escrita por el propio Duarte, se estrena el jueves 7 de junio en el Teatro La Ranchería (México 1152) a las 20.30. Repite todos los jueves de junio.


(Continuará)

Algo mejor que la muerte

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Tríptico Dreileben (con breves referencias al Tríptico Perrone)


por Oscar Cuervo

Por estos días, Buenos Aires asiste a una curiosa coincidencia cinematográfica: se están proyectando dos Trípticos de películas de origen muy diverso y también de propósitos muy diferentes: el Tríptico de Raúl Perrone, del que ya hablamos varias veces en este blog; y el Tríptico Dreileben, un proyecto colectivo de los cineastas alemanes Dominik Graf, Christian Petzold y Christoph Hochhäusler. Desde hoy hasta el domingo se van a estar viendo ambos Trípticos en sendas salas del centro porteño.

El Tríptico Raúl Perrone en el Cine Cosmos Uba este jueves, viernes, sábado, y domingo, en los siguientes horarios: a las 19:00 Luján, a las 20:30 Los actos cotidianos y a las 22:00 Al final, la vida sigue igual. Por el momento solo digo que esta serie de films, juntos o por separado, consituyen una obra mayor del cine argentino actual, la consolidación de una poética personalísima. 

Y el Tríptico Dreileben, que se viene proyectando en la Sala Lugones desde hace unos días y se verá hasta el domingo, en horarios que pueden consultarse acá. Las películas: Algo mejor que la muerte (Etwas Besseres als den Tod) con dirección y guión de Christian Petzold; No me sigas (Komm mir nicht nach) de Dominik Graf; y Un minuto de oscuridad (Eine Minute Dunkel) de Christoph Hochhäusler.

La coincidencia es curiosa porque las condiciones de producción del argentino Perrone y de los tres alemanes no pueden ser más distantes. Pero en esta distancia puede reconocerse similar preocupación por la búsqueda de un sentido que justifique la renovada existencia del cine, preocupación que tanto Perrone como Petzold, Graf y Hochhäusler solo parecen poder resolver filmando. Hay algo más, que a esta altura sospecho pero que dejo en estado de hipótesis: el recurso del Tríptico, que uno y otros toman para poner en obra su preocupación por el estado de la cinematografía, puede estar rindiendo tributo a una complejidad del asunto que se resiste a ser reducido a la Unidad. Puede ser que se trate de una idea mía apresurada, sobre todo porque ya vi el Tríptico completo de Perrone y de los alemanes solo vi la de Petzold, Algo mejor que la muerte. Pero mi idea también se apoya en cierto conflicto con la Unidad que parece estar manifestándose en el cine contemporáneo de diversas maneras: las últimas películas de Apichatpong, las de Hong Sang-soo, las de Miguel Gomes, por citar algunos casos, no parecen ceñirse a la categoría de la Unidad: a veces en una de las películas de estos autores pueden encontrarse dos o tres películas potenciales, a veces varias de sus películas dan la sensación de ser partes de una serie mayor de contornos aún indefinidos.

Por lo pronto, tanto el Tríptico Perrone como el Tríptico Dreileben plantean el  mismo desafío para pararse ante ellos: ¿tenemos que ver las tres en un orden determinado? ¿podemos cambiar el orden? ¿podemos ver solo algunas de ellas prescindiendo de la idea del conjunto? Puesto que se trata de Trípticos y no de Trilogías, la respuesta que encuentro en uno y otro caso, tanto de parte del cineasta de Ituzaingo como de los berlineses, es ambivalente: sí y no; no hay un orden obligatorio, son en cierta forma películas autónomas, aunque por otro lado viendo la serie completa es posible ver más que si se ven las películas por separado (por los vínculos que se pudieran establecer, vínculos frágiles, no narrativos, más bien conceptuales, pero que demandan un acabamiento por parte del espectador, ya que nunca son explícitos).

En el caso de Perrone, hay un mismo autor, un estilo muy consolidado (y cada vez más depurado a medida que la serie avanza, hasta llegar al esplendor de Al final, la vida sigue igual), un espacio geográfico común, lo que propicia la construcción de una unidad. Es cierto. En eso estoy. En todo caso, el problema para mi interpretación es comprender el principio de la proliferación: ¿por qué tres y no una? Lo dejo en suspenso: tendré que verlas una vez más por lo menos. Y familiarizarme también con la obra anterior de Perrone, que no conozco bien. Nada más por ahora, en pocas horas amplío: sólo que no las dejen pasar.



El caso de los alemanes es distinto: puede entenderse más rápidamente por qué son tres películas: porque se trata de tres autores distintos. Allí lo que hay que buscar es el principio de comunidad en lo diverso. Hay una historia del proyecto: en 2006, Christian Petzold, Christoph Hochhäusler y Dominik Graf se vieron envueltos en un debate vía mail sobre el cine alemán contemporáneo, sobre "cómo encarar el futuro y qué tipo de cine querrían hacer más allá del que ya habían hecho y les había dado una identidad entre la crítica internacional" (ver el artículo de Luciano Monteagudo que se extiende sobre la génesis del proyecto acá). Los dilemas que a ellos los atraviesan tienen que ver con adquirir alguna especie de legitimidad que les permita sostener sus respectivas obras: ¿hacer cine de autor, bajo el riesgo de terminar impostando un estilo que asegure su recepción en el circuito de los festivales? ¿filmar telefilmes subsidiados por las cadenas de televisión? ¿recurrir al cine de género, que por un lado les ofrezca la familiaridad de públicos específicos y por el otro les permita jugar con los límites de los códigos genéricos? Los tres directores intercambiaron muchos mails sin terminar de ponerse de acuerdo, pero sin cerrarse a una respuesta personal definitiva, tratando de mantener la tensión de la diferencia en la unidad de la conversación.

Dominik

 Graf (el que se considera más ajeno a la “Escuela de Berlín” con la que los otros dos fueron identificados por la crítica internacional) sintetiza estos dilemas de la siguiente forma en uno de los mails del debate:

"En los últimos años, los diferentes circuitos de marketing se distanciaron diametralmente: de un lado quedó el cine comercial = televisión comercial = mainstream en general (me parece que son cosas ya no se pueden separar de manera específica) y, del otro, claramente diferenciada, está la cultura de los festivales que  también ofrece alguna que otra oportunidad comercial a las películas: acuerdos de distribución, premios, etc. Pero casi no queda ningún tipo de cine interesante, apto para ambos tipos de marketing (...) La división cada vez más tajante entre “arte” y “comercio” lleva a una separación total entre “experimento” y “película narrativa” (¡Por favor! Qué palabra horrible es “película narrativa”...). Y optar entre una cosa y la otra se vuelve una decisión casi existencial para un director de cine. Lo lamento mucho por los directores. El encasillamiento, la categorización, llega demasiado pronto".

Lo más interesante de todo es que esta conversación podría haber quedado ahí, como un intercambio privado, pero ellos decidieron hacer tres películas que se vincularan con este problema y con la forma en que cada uno lo encara, pero además, que las películas resultantes mantuvieran una mínima premisa argumental: la fuga de un peligroso asesino convicto; y que las tres transcurrieran en un mismo espacio: el pueblo ficticio de Dreileben (que puede traducirse como “Tres Vidas”). Por lo demás, los tres se reservaban entera libertad estilística para resolver el desafío.

Y bueno, como dije, hasta ahora del Trítpico Dreileben solo vi la película de Petzold. Y quedé deslumbrado. La cuestión del cine de género asumida como problema y no como certeza, el ideal de un cine narrativo en tensión con la idea más frágil e incierta de experiencia cinematográfica, son atravesados con maestría por Petzold. Algo mejor que la muerte es una especie de historia de amor sensual entre un muchacho y una chica, en un espacio luminoso, boscoso y solo aparentemente plácido. Pero esa textura de superficie se ve continuamente interferida por la irrupción de lo otro: la violencia, lo siniestro, la locura, la noche, la pesadilla. Lo notable es que la oscilación entre el amor juvenil y la posibilidad de que todo se precipite en el horror no llega a un punto de determinación. No se trata de un cruce de géneros, a la manera del pastiche, sino de una indeterminación que enrarece las respuestas más habituales que nos producen los hábitos cinematográficos. Petzold nunca cede a la naturalización del género, mantiene todo el tiempo la posibilidad de desliz, envuelve la historia de amor y desamor entre caricias, besos, abrazos, roces de las pieles, sonrisas, celos. Pero ese espacio grato y acogedor se ve una y otra vez acechado por destellos de oscuridad. Puede que se trate solo de amor juvenil, pero qué miedo da.

Perrone filma

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Tríptico Raúl Perrone


por Martín Farina

(A propósito del Tríptico Raúl Perrone que está viéndose en el Cine Cosmos Uba este jueves, viernes, sábado, y domingo, en los siguientes horarios: a las 19:00 Luján, a las 20:30 Los actos cotidianos y a las 22:00 Al final, la vida sigue igual)

Amaneció el domingo 6 de mayo para mí en la casa de mi abuela, con el diario Herald sobre la mesa del comedor y La Nación a su derecha. Me senté y vi que Raúl Perrone era nota de tapa. Ese mismo día terminaba la presentación de Luján, la primera parte de su tríptico. Primero pensé que el personaje protagónico era una mujer, después supe, cuando estuve esa noche en la función del Cosmos, que era un hombre. Mayor, trabajador, solo, levemente acompañado por algunas creaciones propias y ajenas.

Con el inmediato antecedente de Las pibas en el último BAFICI, pensé que algo estaba pasando con Perrone para atraer el interés de, entre otros, un periódico en inglés. Vi la película. Tuve la posiblidad de conversar con él por teléfono en la radio esa misma noche, y un pensamiento suyo me sugirió la posibilidad de pensar por qué surgió esta grandísima película. Perrone hace mucho tiempo ya que se convirtió en un hombre que hace películas más allá de todo. Y todo es todo. Inclusive su propia voluntad. No porque alguna vez lo haya abandonado, sino porque pareciera ser esa misma voluntad de filmar la que aún hoy mantiene su cine al margen, depositario de cualquier contingencia en su contra. 

Perrone filma. El cine es su modo de vida, y de eso se habla en sus películas. Más allá de la universalidad cinematográfica de su obra, que podríamos discutir con cualquiera, Perrone será recordado como una personalidad dentro del cine, que hizo de este un callo de su piel. Tal vez nadie lo conozca nunca, pero será uno de esos márgenes obligados. Como un templo bombardeado por donde se cuenta que pasó Cristo o la virgen María alguna vez, y uno puede ir y sacarse fotos, o aprender algo nuevo, o las dos cosas.

¿Por qué Luján, ahora?

Dice Perrone (no cito textual), "yo no soy cineasta, yo hago películas, si tengo tos escupo películas, soy así... no tengo nada que ver con el mundo del cine, no voy a festivales, no viajo, no me interesa". Dice Perrone más adelante (más o menos textual), "Con el tiempo aprendí a abandonar el capricho, trato de ver qué es lo mejor para la película, para poder contar la historia, más allá de lo que yo piense o tenga ganas. Supongo que 75, 80 minutos es una duración perfecta para una película".

Y por esta pendiente se desliza el pensamiento de Perrone que puso a Luján unos pasos adelante de lo anterior: Luján es un hombre con el espíritu del conurbano, que vive como allí se vive y que está camuflado en este contexto. Tiene problemas por el trabajo, está viejo, no sé si aburrido, pero no quiere casi ver a su familia. 

Hasta acá Perrone. Pero Luján es también una abstracción con participación en algo más universal. Alguien que además habla de todo. Que hace pensar en lo hondo de la angustia, la nada de no saber, el silencio de los culpables, la inculpabilidad de la ignorancia, y el peso de la muerte anticipada. ¿Se puede dejar de amar todo? ¿Nos vamos a morir así, así nomás, ya está, se acabó? ¿Es realmente cierto que se acaba?

Si el capricho sirve para consolidar la fuerza necesaria para perder el miedo a ser lo que se quiere ser, abandonarlo significa que siendo solamente no alcanza, porque el mundo es más grande que nosotros y nos habla al oído todo el tiempo. Como diría el principe Gustavo Pena, en todo caso habría que saber escucharlo con atención, ver hasta dóonde se puede estirar la masa... cuál es la figura que se esconde en aquel trozo de madera. "No se puede ser un impostor de imposición". Porque las cosas en realidad no terminan nunca. Estamos de paso y hay que celebrarlo como sea, siempre.

A partir de este traspaso de mandos, Raúl Perrone nos trae una película para siempre, que despega del conurbano por su capacidad para imaginar el mundo entero. Cualquier mundo. Un mundo que gira con el rigor del cine como medida de la circunstancia. Que es una especie de metrónomo, y que hay que saber cuando es en corcheas y cuando en negras, con la magia de la improvisación como guia en los días de la vida.

Ricky Espinosa: Más feliz que la mierda

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Fascímil de la página 2 del número 9 de revista La otra

La gira
por Sebastián Duarte

(Viene del post anterior) El jueves 30 de mayo de 2002, Ricky se levantó cerca del mediodía y partió para al estudio de grabación en el centro. Esa tarde grabaron las últimas voces del disco de Flema, que era lo único que faltaba. Apenas llegó, conversó con Luichi y luego fue a comprar una botellita de alcohol fino a una farmacia con cuatro pesos que tenía encima.

De nuevo en la sala, con Luichi prepararon su antiguo brebaje -mezclaron alcohol con Tang- para serenarse antes de registrar las voces. A su vez, unos músicos que también estaban dentro del lugar, antes de irse les regalaron una botella de vino tinto recién descorchada. Ellos dos, contentos de la vida. Enseguida que empezaron a mezclar las bebidas a Ricky le pegó fuerte. De todas maneras, concluyó profesionalmente con su parte del trabajo. Al estar todo listo, el vocalista partió con Luichi hacia Avellaneda. Durante el viaje, bebieron un poco de vino arriba del colectivo 24. Se bajaron a dos cuadras de la casa de Luichi con la intención de quedarse un rato allí, aprovechando que la madre del guitarrista estaba en Mar del Plata. Media cuadra antes de llegar a los monoblocks del Barrio Güemes, se encontraron con un grupo de pibes conocidos de Luichi y se quedaron charlando alrededor de media hora. Antes de partir, les dejaron la botella de vino semivacía y ellos le siguieron dando duro al alcohol fino. Sobre la marcha, cambiaron de planes y se dirigieron primero hasta la casa de Fernando, en Gerli, pero el bajista no estaba y los chicos debieron cambiar de rumbo. Por esas casualidades se encontraron en la calle con Hugo, un amigo del grupo. Con él se pusieron a tomar unas cervezas y se quedaron charlando un rato. Luego el chico se fue y a Ricky y a Luichi se les ocurrió ir a golpearle la puerta al puntero de la cuadra para que les habilitara merca, de esta manera pretendían rescatarse un poco de la borrachera. El puntero se negó porque los chicos no tenían dinero para pagarle. Prefirió decirles que no tenía nada para ofrecerles. Entonces no les quedó otra que retirarse de la zona y dejaron la botella de cerveza vacía en un canasto de basura. Inmediatamente partieron para la casa de Ricky, porque el músico quería levantar unos compactos de Kiss y además devolverle un pulóver a Luichi que le había prestado hacía unas semanas. Mientras iban caminando por las calles de Gerli, el líder de Flema gritaba insistentemente por el club de sus amores: “¡Dale Porve!, ¡dale Porve!”. Al llegar a su casa, Ricky se puso la remera del club de sus amores, como hacía siempre cuando estaba arruinado, luego hizo un llamado telefónico y minutos después partió con Luichi de nuevo a la calle a gritar por El Porvenir.

Eran las siete y media de la tarde. Sus amigos del barrio, que estaban tomando una cervezas en República del Líbano y De la Serna, cuando vieron que el cantante se acercaba fisurado, rajaron de la esquina al instante. En eso, Cacho, el remisero, pasó con su auto y Ricky lo vio. Le hizo señas para que se acercara y le suplicó que lo llevara junto a su amigo hasta los monoblocks. Cacho accedió, pero antes le hicieron dar un par de vueltas por los suburbios. El motivo consistía en conseguir algún kiosco que les fiara cervezas y así dejar de beber el alcohol fino. Incluso le pidieron prestado dinero al conductor, quien se negó diciéndoles que no tenía. “Está bien, no importa. Total, nos queda un poquito de alcohol fino en una botella, lo mezclamos y le damos a eso. Otra no nos queda”, se consoló el vocalista.



Luego de dar vueltas en vano, el remisero se cansó y les dijo a los músicos que tenía que continuar trabajando. Entonces Ricky le pidió que los dejara en la calle Güemes. Allí se bajaron y subieron al departamento de Luichi, situado en un quinto piso, en Amaro Giura 1379. Primero bebieron una sobra de ron que Luichi tenía en una cristalera y luego se bajaron lo poco que les quedaba del alcohol. Para conseguir mejor gusto, el violero cortó un limón, lo exprimió y lo mezcló. El sobre de Tang que sobraba lo tiró a la basura. Siguieron bebiendo algo más que encontraron por ahí y fueron hasta la habitación del guitarrista. Allí Luichi contaba con su entretenimiento de todos los días: el Playstation. Conectaron el aparato y se pusieron a jugar un rato. Luichi se sentó en una silla y Ricky se acomodó en otra, a su lado. El televisor estaba inclinado sobre una mesita que daba a la ventana. De repente, Ricky exclamó: “¡Me voy a tirar! ¡Me voy a tirar!”. Corrió el televisor y se lanzó por la ventana al vacío.  (CAPITULO IX, fragmento, página 113 del libro Ricky de Flema. El último punk, Ediciones Baobab, 2005)

(Continuará)

Cacerolito de la derecha desorbitada

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Ayer clarin.com subió esta foto del "Cacerolazo en el Obelisco". Obsérvese la diferencia de foco entre las 3 primeras filas y las siguientes. Un documento fotográfico estremecedor. Vean la figura del hombre de perfil con camisa blanca. ¿No parece un collage? Miren el contraluz que recorta las cabezas de los que están en la segunda fila. Después de un par de horas, la foto fue bajada de la web.



Ahora pasamos a nuestro móvil de exteriores. Producción periodística: Willy Villalobos. Veamos el contraplano de este magnífico fotomontaje, lo que nos da una dimensión del cacerolito:



Nos dice el movilero: Los rubitos caceroleros de Recoleta están enojados con el gobierno de Cristina porque no los dejan hacer lo que siempre hicieron, cagar al prójimo. Felicitamos al arriesgado camarógrafo de La otra.-mirada que pudo camuflarse, usando perfume francés, en medio de la manifestación de los seguidores de Lanata. (Ver más imágenes en nuestro canal de Youtube).

@quintinLLP: "¿De verdad hay cacerolazo de nuevo? ¿Dónde y con qué intensidad?"



Nuestro móvil de exteriores tuvo el jueves más suerte que el equipo de 678, cobardemente agredido ayer viernes en la misma esquina del cacerolito.



@TPtuit (Huili Raffo, desde Brighton, Inglaterra): "El cacerolazo no es imaginativo, pero le da a la protesta el lugar que corresponde: no invade tu vida, te toma 15 minutos".


Ayer viernes, los cacerolitos convocaron menos gente, pero fueron más violentos. Quizá preocupados porque se viera qué pequeña era la convocatoria, los cacerolitos de Santa Fe y Callao agredieron a un equipo periodístico de 678. Al camarógrafo de lo tiraron al piso y le empezaron a pegar patadas en las costillas.




La agresión al equipo de 678 fue inmediatamente celebrada por tuiteros violentos:

@quintinLLP: "Los camárógrafos de 678 son la perfecta excusa para que los fachos K salgan a reprimir".


Agradecemos a nuestros móviles de exteriores. Ahora volvemos a estudios centrales.

Dice OAC: La agitación súbita de la derecha clasista, aliada a la derecha mediática, es una señal de debilidad; a Clarín se le agota el tiempo, la Corte le puso fecha de vencimiento a la cautelar. Viene alimentando una agenda que enerva a un sector pequeño pero muy contrario al gobierno. Estamos semanas y semanas girando alrededor de Ciccone, Angola, el cepo... temas sin espesor político. La voluntad de amplificación de problemas intrascendentes es infinita. La foto (mal) trucada del celular de Ottavis es un ejemplo de que están dispuestos a violar todo pacto con sus lectores. Clarín juega sus últimas fichas. María Laura Santillán decía ayer en Telenoche que el cacerolito se hacía "contra la Justicia y la Inseguridad".

La derecha clasista de Recoleta, Belgrano y Palermo, de todos modos, puede creer cualquier cosa. Están en contra del gobierno haga lo que haga. No tienen representación política, ni candidatos ni partido. Y eso los pone locos. "Inseguridad", "corrupción", "cepo al dólar" son temas convocantes solo para una derecha hiper-ideologizada, que no demanda siquiera una base empírica.

Hay mundo más allá de tuirer y de Santa Fe y Callao. Ahí ganamos. Por goleada. Si el gobierno se comporta con un mínimo de serenidad, esto se desinfla en pocos días. No hay que responder a ninguna provocación. A la serenidad habría que sumarle, desde el gobierno, información clara y contundente, ayudaría. Falta comunicación clara y concisa. Se expone mucho Cristina y faltan funcionarios de 2a. línea que expliquen la racionalidad de las decisiones (que por lo general la tienen). La derecha mediática chucea a un Aníbal y el pelotudo se manda una frase que alimenta el cacerolito.

Ojo: a Scioli lo tenemos de nuestro lado. Este es un dato político no menor. Era (¿sigue siendo?) la Gran Esperanza Blanca de la derecha, que por el decreto de este jueves lo han aborrecido. Más allá del decreto, el alineamiento de Scioli con el gobierno nacional debilita enormemente la política de la derecha golpista.

Todo esto lo seguiermos analizando mañana a la medianoche en FM La Tribu. La otra.-radio. Online. Artista invitado: el Botis (ampliaremos).

El cacerolito le da a la protesta el lugar que corresponde: no invade tu vida, te toma 15 minutos

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Como dice Huili Raffo. Podés salir a cacerolear y de paso mirar vidrieras.



Cámara: Willy Villalobos

La última lágrima

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Hoy domingo a la medianoche en La otra.-radio: El Botis


No se cómo, cuándo ni por qué
pero sé que muy pronto va a venir
la última lágrima
y esta especie de flor acorazada
esparcirá su aroma en solitario.

Manojo de la última lágrima
de amor que nunca fui
puede ser dócil serena tan
extraño extraño al fin.

En la poesía del camino
se encuentra que el don
de los hombres es formar
parte del viento.

Sostener el aliento
de las horas muertas
volverlas a la vida
en cada acierto.

Manojo de la última lágrima
de amor que nunca fui
puede ser dócil serena tan
extraño, extraño al fin.

Leandro "Botis" Machin, esta especie de flor acorazada, extraño, extraño al fin. Si no lo han escuchado, si no tienen idea, más vale que empiecen ahora.

Ahora, hoy: el Botis viene a La otra.-radio, para presentar su nuevo disco: Botis en el bosque estrambótico. Botis, piénsenlo de este modo: está ahora. No "más adelante". No "un día de estos". O "ya veremos. No: ahora.

Nos dijo que hay un 99% de posibilidades de que venga hoy. Nos dijo: dame un 1%. Le preguntamos por qué. Y dijo: y viste cómo es la cosa...

La otra.-radio. Hoy medianoche en FM La Tribu. 88.7. Para escuchar online.

Al final la vida sigue, igual

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Ultima jornada del Tríptico Perrone


por Oscar Cuervo

Cuando en el tramo culminante de su Tríptico, en los últimos minutos de Al final la vida sigue, igual, la cámara de Perrone se permite desprenderse de los personajes que ha estado observando con tenacidad a lo largo de tres películas, su cine parece haber conquistado el derecho al puro lirismo. Una hermosa secuencia de nubes que se desplazan en diversas direcciones nos permite acceder a una trascendencia que no se desentiende del universo retratado, sino que lo completa, dándole un espesor nuevo. El Tríptico se abre literalmente al cielo. Ese cielo parece velar por sus personajes. Si la cámara es capaz de apartarse de ellos, lo hace como un gesto de confianza: los ha visto, los deja seguir, porque ya no serán olvidados.

El hecho de que Perrone haya penetrado en la dimensión del conurbano bonaerense y haya seguido a sus personajes con una fidelidad de perro, como no se hace en el cine argentino, no nos debe llevar al error de considerarlo una especie de cineasta antropológico. Nada más lejos de la ciencia que estas películas. Cierto, hay una huella de lo real que ninguna cámara podría inventar. Los planos finales del film vuelven entonces sobre los rincones de la casa ahora vacíos, o poblados por sombras, como preguntándose por el misterio del habitar. Suena por primera vez una música extradiegética y aparece una figura humana que se mueve en otra temporalidad, con la textura de la memoria.

Así Perrone se afirma en lo propio, que no es el documental ni la ficción, sino la más abierta poesía.

Hoy domingo se ven por última vez las tres películas en el cine Cosmos UBA (Av. Corrientes 2046): en los siguientes horarios: a las 19:00 Luján, a las 20:30 Los actos cotidianos y a las 22:00 Al final, la vida sigue igual.

Justicia para Lautaro y las otras víctimas del gatillo fácil

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Mañana, lunes 4 de junio a las 16 hs. la familia de Lautaro Bugatto, su letrado patrocinante, Dr. Lucio de La Rosa, y representantes del CELS ofrecerán una conferencia de prensa en el Salón José Luis Cabezas del Congreso de la Nación, para poner en conocimiento de la opinión pública aspectos fundamentales de las circunstancias en las que fue asesinado Lautaro, de las gravísimas irregularidades del procedimiento de la policía bonaerense y de la causa judicial que al respecto se sigue. En esa ocasión se invitará, además, a unirse a la concentración que el día miércoles 6 de junio, a las 11 hs., tendrá lugar frente a la sede de los tribunales de Lomas de Zamora (Larroque y camino Negro) al cumplirse el primer mes de su asesinato. Se trata de una convocatoria abierta a la comunidad que desee expresar su repudio frente a las mafias policiales y exigir justicia terrenal, completa e irrestricta para todos y cada uno de los responsables de éste y de otros casos similares de violencia institucional.

Lo Indecible

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por Alejandro Ricagno
(primer post sobre el teatro de Santiago Loza)
(sobre Matar Cansa, monologo teatral de Santiago Loza, que se he repuesto los lunes a las 21:00 hs. en el Espacio Callejón)


“Pensar en él. Imaginarlo.
Eso me llena.
No soy un biógrafo.
Me faltan datos.
Por eso imagino.
Completo.
Como los cuerpos mutilados.
Irreconocibles.
Uno completa, trata de imaginar lo que fueron.
Así soy yo.
Me faltan partes.
Me completa, me toma por entero.
Me forma.
Soy su memoria.
Lo veo.
Estoy cerca.

Voy a explicar más:
Esto que soy.
Un fanático. Un admirador desmesurado.
Esto lleva un esfuerzo de toda la vida.
Recopilar la mayor cantidad de material del sujeto admirado.
Eso requiere tiempo y paciencia.
Buscar las piezas que faltan.
Entender.
Juntar las fotos.
Todas las fotos que haya.
De todas sus victorias.
Pero no hay que confundirse, admirar no tiene que ver con imitar.
Un imitador es otra cosa.
Un imitador renuncia a si mismo.
Yo no.
He tratado de admirar sin caer en la tentación de imitar.
Sin perder mi particularidad.
Admiro al asesino pero soy una persona tranquila.
Más que tranquilo, soy este hombre quieto.
Cobarde.
No estoy preparado para entrar en acción.
Estoy.
Agazapado.
Por eso lo admiro”.
(Santiago Loza, fragmento de Matar cansa)

Quien así se expresa es un fan.

Uno de los fans más tristes y oscuros que uno pueda imaginar. El fan opaco -¿como todo fan?- que necesita iluminarse por un amor a distancia hacia un asesino serial.

Ese es el personaje principal de Matar cansa, el monólogo desgarrado, en sordina, escrito por Santiago Loza, dirigido por Martín Flores Cárdenas, y magistralmente interpretado por Diego Gentile.

Y digo "el personaje principal" sin estar muy seguro de ello. Porque, por ahí el personaje principal es el otro, el ausente, el asesino admirado y evocado. Admiración en la que se mezclan asco, deseo, identificación y también una forma extraña de piedad. Porque el que habla es menos un admirador en sentido lato, que una víctima en potencia. Una victima de sus pulsiones inconfesables (que nos confiesa) y una victima en el oscuro deseo de serlo. O de ser al mismo tiempo el otro y su victima en un todo indiferenciado. El que comete los actos atroces, que el personaje que monologa frente a nosotros no se atreve a ejecutar, y también por qué no el que desea morir iluminado bajo el fulgor del asesino. Y de allí la potencia y la rica ambigüedad que desarrolla el texto todo el tiempo Así, en esas zonas negras -y rojas-, en esa viscosidad, se mueve el magnifico y perturbador monólogo de Santiago Loza, adquiriendo, a medida que avanza, los colores terribles que exhibe una poética del Mal.  O de la fascinación que ejerce el Mal así con mayúscula, -sin cortapisas ni fachadas ni psicologismo barato- oculto bajo un rostro bello.

Porque el asesino evocado, es bello; así se lo describe: “Como un ángel”.

Y uno podría pensar en esos asesinos soñados por Jean Genet en sus novelas, por ejemplo, pero en este caso sin salvación mística- vía del crimen- como metaforizaba el escritor francés.

Y si bien en el relato de su admirador oscuramente enamorado, el asesino no tiene nombre, -al igual que no lo tiene el narrador de sus matanzas-, la descripción física, la edad y las circunstancia de algunos de su crímenes, entre otros datos, remiten a la figura de quien fuera llamado “el mayor asesino serial de la historia argentina”: Carlos Eduardo Robledo Puch, que antes de las 20 años, a principio de la década del 70, sumó doce homicidios, algunas violaciones y unos tantos robos.

Hay una foto del día de su detención, que dio nacimiento al sobrenombre con que lo bautizo la prensa “el ángel de la muerte.”


Una foto que yo recuerdo haber visto en todas las revistas y diarios de la época “El chacal” –como también lo llamó la prensa- tenía el rostro de un niño, casi. Y el contraste era sumamente inquietante.

Imagino que ese debió ser el punto de partida de la obra de Loza.

Esa foto, que el texto en un momento evoca.

Por supuesto, Loza no hace docudrama, ni nada por el estilo. Su asesino es una figura totalmente ficcional – incluso en su construcción se permita alguna referencia a otro caso celebre, triste y siniestro; el de Santos Godino, el llamado “petiso orejudo,”- que trabaja sobre el efecto de la seducción que ejerce la Belleza del Mal. O mejor dicho los efectos de ese efecto sobre alguien gris. Y también sobre todos. Porque como espectadores recibimos los datos más espantosos de la boca melancólica de un ser que carece de vida propia, de historia incluso, alguien que no pude existir si no es a través de otro. Y que este otro que le da sentido sea monstruoso, da una vuelta más al tema del fanatismo, del amarillismo, de la soledad, y del objeto de un amor desesperado.

El texto de Loza es trágico, entonces por partida doble. Porque es un texto de amor-horror. El personaje que nos relata la vida del criminal, de sus pulsiones, amores, angustias, asume su rol de arrebatado por el otro, y también de su propia parte oscura.

Y aquí ya debemos hablar de la puesta, de Martín Flores Cárdenas y, sobre todo, de la actuación de Diego Gentile. Para que la imágenes que Loza crea, con sus múltiples aristas y ecos, lleguen en toda su potencia tanto lírica como dramática, y que esa violencia narrada se haga presente en un borde tan filoso como poético, el texto debía encontrar un intérprete que hallara los múltiples tonos exactos, sus variaciones, sin recargarse en lo siniestro ni caer en la tentación declamtiva o en su contrario- tan en boga en cierto teatro pos-dramático actual-; la neutralidad lindante en lo monocorde. Diego Gentile es ese intérprete. Parado casi siempre sobre el escenario despojado del Callejón, hace carne el texto, imprimiéndole ritmos casi musicales. A veces pareciera que es tomado por el discurso, a veces pareciera pedir perdón por lo que esta contando, en otros momentos es llevado por la propia pasión evocada, y su cuerpo entra en sorda lucha consigo mismo, como si las palabras le aparecieran en la boca, y ahí, en ese mismo instante de ser dichas, fueran expulsadas en la azorada sorpresa de haberlas pronunciado. Su trabajo es milimétricamente descomunal; al lograr el desdoblamiento necesario consigue hablar desde el personaje del admirador y hacer presente al otro sin convertirse en él, pero a la vez, transformándose. El desafío que el texto le propone es justamente moverse en esa zona indeterminada, y por eso la exposición del monologo a modo de conferencia intima, declara los límites de ese recorrido.

La exacta dirección de Flores Cárdenas ha sumado al monólogo un par de antagonistas que son los elementos del teatro como espectáculo; un micrófono, como si estuviéramos ante un ejercicio de stand up negro, y un seguidor de luz que compite con la presencia del actor y que también construye los espacios por él imaginados o evocados. El trabajo lumínico es un hallazgo de puesta – ideado por Cárdenas y por Matías Sendón- que potencia al máximo los diferentes estadios del texto y de su intérprete. Como si dijéramos: es una Luz que crea Sombra allí donde ilumina; donde el oscuro fulgor de lo Otro revela el no tan lejano espacio que nos separa de lo indecible.

PD: hay en el momento seis obras de Santiago Loza en cartel.

Nada del amor me produce envidia con dirección de Diego Lerman los domingos a las 20:00 en La carpintería (¡quinto año en cartel!).

He nacido para verte sonreír, dirección de Lisandro Rodríguez en la sala Espacio Elefante los martes alas 21.

Pudor en animales de invierno. Dirección Lisandro Rodríguez, en El camarín de las musas, los viernes y sábados a las 21.

Suspiros (en coautoría con Julio Chávez y Julieta Mansilla) también en El camarín viernes y sábado a las 21.

Y acaba de estrenar una más, que aún no vi, Todo verde, con dirección de Pablo Seijo. En Elefante Club teatro. De algunas de ellas me ocuparé en el próximo post.

Pero todas (hasta la que no vi) son altamente recomendables.

678: periodismo y política en la era kirchnerista, según Dante Palma

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Un programa para descargar (28/05/2012)

El domingo de la semana anterior (vale aclarar: antes de que el equipo periodístico de 678 sufriera una salvaje agresión por parte de caceroleros violentos) invitamos a Dante Palma, panelista de ese programa de la TV Pública (y también miembro del staff de revista La otra) a hablar de su nuevo libro, El adversario. Periodismo y política en la era kirchnerista. Y entonces conversamos de la relación del kirchnerismo con el poder mediático y de 678, por supuesto. Algunos fragmentos del programa para ver:

"Yo estoy orgulloso de pertenecer a 678. No había programas que hagan análisis de medios. Este fue el primer programa que dijo 'analicemos a los periodistas también'. Desde un sesgo clarísimo, inocultable e inocultado. Y en ese sentido tiene un plus de honestidad. No miente, no dice que es una cosa y es otra. Así que en ese sentido yo estoy contento. Y mucho más expuesto".





En 678 se ven cosas que no se ven en otros medios, como por ejemplo que los panelistas estén en contra del informe. Yo no veo en TN que discutan Blank con Van der Kooy...".



¿Hay que ir a TN si te invitan?



"El kirchnerismo tiene una clara impronta de liberalismo político. La política de DDHH es una política de tradición claramente liberal".


Dante nos visitó en el programa en el que celebramos nuestro sexto aniversario. Para musicalizar el programa, pasamos algunos de nuestros artistas favoritos:

Eduardo Mateo: Mejor me voy
Mateo y Cabrera: Por ejemplo
Regina Spektor: Ne me quite pas
Regina Spektor: Fidelity
Magnetic Fields: The Way you Say Good-Night
Cat Power: The moon
Portishead: Half day closing
El Príncipe: Detrás de ti

Además pasamos un fragmento editado con algunos de los mejores momentos de nuestros 6 años en La Tribu, con entrevistas a Raúl Perrone, Lisandro Alonso, Pablo Llonto, Sergio Pángaro, Esther Díaz, Gonzalo Aloras, Pablo Dacal y otros.

Para ver más fragmentos en video del programa, ir a nuestro canal en Youtube.

Para descargar el audio del programa completo, clickear acá.

Tensión sexual vol.1

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Volátil


por Oscar Cuervo

Este miércoles 6 de junio a las 22:00 hs. se estrena Tensión sexual vol. 1: Volátil, un largometraje de Marco Berger y Marcelo Mónaco. Volátil es el primer volumen de un proyecto que tendrá como mínimo dos volúmenes más. Este primer volumen consta de tres episodios de Marco Berger y tres de Marcelo Mónaco.

Es una coproducción de TLA RELEASING y SWIFT PROD, que decidieron apoyar las carreras de Berger y Mónaco. Tiene distribución asegurada en Estados Unidos, Francia y Gran Bretaña. Posiblemente se extienda a otros países de Europa.

Desde el 6 de junio, todos los miércoles a las 22:00 hs. en Ofelia Casa Teatro, Honduras 4761.

A Marco lo conocemos desde que estrenó su primer largo, Plan B, en el BAFICI 2009. Y lo seguimos en su cortometraje Platero y su segundo largo Ausente. Cuando vean el trailer de Volátil, los conocedores de su filmografía reconocerán el característico "plano Berger".


Marcelo Mónaco tiene un largo de 2009, Porno de autor, que no vimos. 

Ampliaremos.

Venus

Un genio

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El Botis
Un programa para descargar
Clickear acá



Niño de pies descalzos
grito de niebla salvaje sus manos abiertas
niño despojado del bien, despojado del mal
niño arrogante, ceniza esparcida
mora tu piel en las criaturas del aires
y las fábulas de tus alas nunca descansarán.

Niño, sopla un viento fuerte
niño, y te cubres el alma
niño. para no dejarla ir
niño, sopla un viento fuerte
niño, y me cubres el alma
niño, pues tu amor no tiene fin.

Niño de grietas abiertas
por el desierto calcinante y la deseada tormenta
niño inundado, niño sequía
niño, mi trino corpóreo
alimento de los dioses y los cuerpos
niño al acecho de la luz y de la penumbra.

Niño, sopla un viento fuerte
niño, y te cubres el alma
niño. para no dejarla ir
niño, sopla un viento fuerte
niño, y me cubres el alma
niño, pues tu amor no tiene fin.

Lujos escandalosos que uno se da, por hacer La otra: un domingo a la medianoche, con haberlo pedido nomás, viene a La Tribu el Botis, uno de los músicos más geniales de su generación. Y nos regala su gracia, buena onda y sus increíbles canciones. Botis dice que le gusta que la música se apoye en el aire, que haga distintos dibujos geométricos y no se asiente sobre estructuras armónicas. Sus canciones nos muestran el enorme poderío de un arte frágil. Dos horas al lado de uno de nuestros artistas más admirados. Solo falta que el resto del mundo se dé cuenta, pero para nosotros ha sido una noche inolvidable que queremos compartir. El audio completo del programa se descarga acá (¡tocó en vivo varias canciones aún inéditas y charló largamente con nosotros!). Algunos fragmentos grabados en video:






botis

El hijo de la violinista

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por Martha Silva

Me muestran pinturas hechas por hombres primitivos en las que aparecen matando animales.

Supongamos que son de las cuevas de Altamira, que por estar situadas en España me resultan más afines. En un principio pensé que ellos pintaban aquello que querían hacer. Por ejemplo: dibujarían aquel animal que querían cazar para obligar al destino a que esto efectivamente sucediera.

Pero es muy dudoso esto. ¿No resulta demasiado sofisticado para la época?

Creo más bien que se trataba de algo propiciatorio, que estaba lindando con lo mágico. O sea: si lo dibujo, si estoy matando a un animal, esto sucederá efectivamente. Lograré matarlo. Puedo manejar la realidad, entonces. Pronosticarla y hacer que suceda lo que describo. Ahora –en este momento- esto sonaría ingenuo.

A ver: desde muy pequeña yo dibujaba perfectamente rostros humanos. Por entonces -seis años-, yo estaba muy enamorada de Héctor, un compañero de colegio -rubio- hijo de una violinista caratulada en el pueblo como un tanto casquivana, porque el padre del niño la abandonó, por alguna sospechosa razón. Y “cuando el río suena... agua trae” -decían las viejas detrás de las cortinas.

Pues a mí no se me ocurrió otra cosa que dibujar a Héctor dándome un beso en la boca y dejar el dibujito al alcance de mamá.

- Eso lo aprendió de las hermanas –hermanastras- que se la pasan con chicos en el zaguán– decretó mamá. Papá que no, que nada, que no tiene importancia, como siempre que se trataba de mí. Pero de los pellizcones de mamá no me salvé.

Y vuelvo a la pintura rupestre propiciatoria: yo deseaba que lo del dibujo me sucediera.

Por consiguiente: uno cuando es chiquito/a es una especie de hombre de las cavernas. Así de simple.

Yo digo. No sé.


Los Posibles

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Una mirada posible


por Sofía Grenada

Desde hace un tiempo, salvo pocas excepciones, las obras de danza contemporánea me aburren. Sí, me aburren. No me interpelan ni desde lo emocional, ni desde lo kinésico, ni siquiera desde el intelecto. Algunas las reconozco bellas desde los planteos estéticos pero no pasa de ahí. Probablemente sea un rollo mío, aunque tampoco me he enroscado tanto porque fui encontrando esas cualidades en la música y en el cine.

Conozco a Juan Onofri desde hace tiempo, hicimos la misma escuela y como bailarina formé parte de FYZ, su primer obra como director.

Lo que más recuerdo de esos años con Juan, que en ese momento era un incipiente director, es que tratábamos de huir de lo conocido, de lo remachado; le escapábamos a determinadas técnicas con las que nos habíamos formado. Armábamos secuencias de movimientos y al mostrarlas nos dábamos cuenta de que había algo en ellas que estaba muy en la periferia de lo que éramos o de lo que Juan quería sacar de nosotros. Cuando lográbamos ver esto, a modo de chiste, siempre alguno terminaba usando el mismo latiguillo: “Esto es DANZA CONTEMPORÁNEA”, deschavando que lo que estábamos haciendo era medio “careta”, algo así como aparentar más de lo que en realidad había.

Una noche, dos años atrás, me encontré con Juan Onofri en un bar y me contó que estaba un poco cansado de los modos de producción habituales, que había empezado a entrenar con unos pibes de un centro de día en Gonzales Catán, que por el momento las pautas venían por el lado del rugby y que no tenía demasiada idea de hacia dónde iría a parar esto. Lo encontré entusiasmado y me alegró la noticia pero no imaginaba lo que podía salir de esa experiencia.

El año pasado publicó por Facebook un video de su nueva obra llamada Los posibles. El tráiler ya me hizo reír y lo siguiente que me sorprendió es que para verla había que ir al TACEC de La Plata. Automáticamente le mandé un mensaje para ver la obra y allá fui.

Una vez en la sala, el planteo espacial y escenográfico desarrollado por Matías Sendón me resultó motivante. Hay mucha madera y tres espacios diferenciados, uno encima de otro como si fuesen balcones sin barandas*. Lentamente comienzan a aparecer, casi en penumbras, los cuerpos. Son todos varones, todos distintos pero conectados en la tranquilidad de sus respiraciones; el tempo musical comienza irregular y es casi imperceptible, los cuerpos se muestran cargados de significados, se van formando dúos, tríos, arman figuras con sus torsos, juntan sus rostros casi hasta tocarse. Casi siempre, en el nivel de abajo hay muchos bailarines y arriba del todo uno, o muy pocos. Esos distintos niveles bien pueden ser pensados como diferentes escalas sociales.

La obra se va amasando a medida que transcurre, hay pausas, los bailarines se escuchan entre ellos. De repente todo explota, el espacio se expande, los cuerpos salen como eyectados, potentes, se cruzan, saltan, trepan y bajan, la música ayuda a empujar lo que ya se empuja solo, hay equipo, laten. Están transpirados, agitados. Ahora se paran de frente al público, nos observan y sus miradas están llenas de potencia, nada se ve forzado, nada es literal.

Hay una idea que escribió Florencia Ruiz que dice que lo que uno a veces necesita no es encontrarse en el camino con maestros sino con alentadores (de alentar, de dar vigor, de mantener vivo un sentimiento), no para que te den ganas de hacer lo mismo que el otro, sino para hacer algo que hable de vos, que te inspire.

El sábado pasado, después de varios meses, volví a ver la obra, esta vez en el Centro Cultural General San Martín. Está mejor que aquella vez en La Plata. A la salida, Jonhatan –uno de los bailarines- me dijo: “hay que entrenar”. Me alentó. Fue una noche imborrable. Los posibles, más que una posibilidad, es la certeza de que mañana es mejor.


KM29 - Los Posibles - Trailer 2012 from KM29 on Vimeo.

Intérpretes:
Alejandro Alvarenga / Alfonso Barón / Daniel Leguizamón / Jonathan Carrasco / Jonathan Da Rosa / Lucas Araujo / Pablo Kun Castro
Coreografía: Grupo Km 29.
Música original e interpretación: Ramiro Cairo
Iluminación, escenografía: Matías Sendón.
Fotos: Sebastian Arpesella.
Asistencia de dirección: Marina Sarmiento.
Dirección general: Juan Onofri Barbato.
CENTRO CULTURAL GENERAL SAN MARTIN
Sarmiento 1551
http://www.ccgsm.gov.ar
Entrada: $ 20,00 - Domingo - 19:00 hs - Hasta el 10/06/2012
Entrada: $ 20,00 - Jueves - 21:00 hs - Hasta el 10/06/2012
Entrada: $ 40,00 - Viernes, Sábado y Sábado - 21:00 hs - Hasta el 10/06/2012

Psicópata, guanaca, víbora, harpía, yegua, mentirosa, miope, pedazo de tarada, cerrada, negligente, vos, tu hijo, la prole y todos los que te siguen

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Anoche estuve en el cacerolacito de Plaza de Mayo. Fui a pispear.



Texto: Oscar Cuervo. Videos: Willy Villalobos

Fue una magnífica noche de la democracia. Una reunión opositora congregó a dos mil personas, tres mil si quieren que seamos generosos. Los concitados reclamaban por la libertad de expresión y todo transcurrió con relativa calma (excepto por un grupo de republicanos desbordados que patotearon al equipo de periodistas del programa Duro de Domar). Los carteles levantados decían que no queremos ser Cuba, ni queremos ser Venezuela ni queremos ser la URSS. No está mal que la derecha aprenda a movilizarse por cuestiones políticas. En el comienzo de su larga marcha, no llegan a reunir (con toda la manija de los grandes medios) ni la décima parte que una marcha cualquiera de los trosquistas.



La derecha no tiene tradición de ganar la calle, con excepción de los Comandos Civiles de la Libertadora y los días inolvidables de la 125, cuando recibieron el apoyo de Vilma Ripoll, Lilita Carrió y Luis Barrionuevo. Hoy, sin dirigentes que convoquen pero con la invalorable dirección política de Lanata, la derecha mueve 2.000 personas en una noche fría. Bien ahí. Es lindo politizarse, mover el culo del sillón, militar. Ojo, chicos: la militancia es muchas noches moviendo el culo. No es como dice Huili Raffo, quince minutos de vez en cuando y seguir con la vida normal.


Hace unas horas, Plaza de Mayo, momento culminante del meeting.

Eso sí: la convocatoria "sin banderías políticas" (sea porque los políticos son caca o porque ninguno quiere por ahora quedar pegado a movilizaciones tan escuetas) tiene un techo. Moviliza TN, ok. Pero si no hay un estado de conmoción social, si no levantan alguna bandera de amor a algo (en vez de odio a algo), si no proponen alguna consigna precisa y cohesionante, si no se consolida ningún liderazgo, el movimiento dura lo que el gas en un recipiente de mimbre. Eso se veía en las caras de hastío de las gentes que anoche se iban desconcentrando, sin que nadie les agradeciera su presencia, sin recibir ni un beso ni un abrazo.

Si el gobierno estuviera tambaleante, si se confiscaran los depósitos bancarios, si Cristina perdiera los reflejos, si la militancia K cayera en las provocaciones que desde la derecha promueven un incidente, si al menos algo de todo eso pasara, entonces la gente que ayer fue (multiplicándola por diez) podría dar un empujoncito para que se produzca otro Duhaldazo como el de 2001.

Mientras nada de eso pase, chicos, solo les queda militar, mover el culo, hacer trabajar la cabeza, mirar muchas, muchas veces a Lanata, apagar la tele, discutir programas de gobierno, construir liderazgos atractivos. Miren que TN hoy está y mañana no. Y la marcha hacia la victoria está llena de tropiezos. Lo lindo es que tengan convicciones y que laburen por la patria. No apuesten todo al fracaso de sus rivales porque no da.

Cacerolazo del domingo a la medianoche

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No lo va a organizar Lanata: lo vamos a transmitir por FM La Tribu
La otra.-radio. 88,7. Online




 Fotografías: Willy Villalobos. Texto: Oscar Cuervo

En el muy buen programa que hace todas las mañanas Gerardo Fernández (AM 530, La Voz de las Madres) ayer se dedicó a analizar la reacción un tanto desorbitada y a la vez escuálida que está teniendo en estos días la derecha argentina, expresada con mucha nitidez en el cacerolazo del jueves en Plaza de Mayo. Esto ya lo comentamos en nuestro post de ayer (a propósito: fue el día en que recibimos más visitas en toda la historia del blog). Gerardo partió de un editorial muy interesante centrado en las expresiones de los manifestantes del cacerolazo del video que subimos ayer. Hablaron muchos oyentes, Fernández entrevistó, entre otros, al diputado Agustín Rossi (sobre la renuncia de Reposo), a Pablo Díaz, presidente de la Federación Agraria de San Andrés de Giles (sobre el lock out patronal) y a Antonio Maroni, notero de Duro de Domar agredido el jueves en el cacerolazo de Plaza de Mayo. Y a los 100 minutos de empezado el programa, Gerardo me hizo una entrevista telefónica en la que intercambiamos ideas sobre el desborde cacerolístico. Se puede escuchar el programa completo acá:


La gente de 678 también estuvo el jueves en la Plaza, pero esta vez camuflados como corresponsales de la CNN. Los caceroleros fueron mucho más cordiales con ellos, suponiendo que trabajaban para el canal de Miami. Hasta llegaron a pedir que EEUU intervenga en la política interna de nuestro país. 



En cambio, los de Duro De Domar fueron como ellos mismos y no resultaron bien tratados por algunas patotas de rugbiers que estudian en universidades privadas, mancomunados con grupos de skinheads. Cristina los hace movilizar a todos.


El post con el video del cacerolazo "Psicópata, guanaca, víbora, harpía, yegua..." tuvo un rebote fenomenal. El día después este video del "Socialista de Palacios" y la Psicópata sirvió para caracterizar el Modelo 2012 del Cacerolazo AntiK. El video de los cacerolitos se debatió también en Artepolítica: es la canción del invierno.

Este cacerolazo es más bizarro y despierta más morbo, es casi autoparódico, pero ¿cuál es su siginificado político? A mí en principio me divierte, no puedo ver ese video sin reirme: Pero también no puedo dejar de preguntarme: ¿si este odio tuviera poder alguna vez? Es interesante y típicamente kirchnerista preguntarse cómo se puede desmadejar el sentido político de esto. Digo típicamente kirchnerista porque esta gente es un producto del kirchnerismo, tanto o más que la Cámpora. Los Caceroleros son Ultra K muy a su pesar. Sus pulsiones vitales están organizadas en función de la presencia de la Yegua Pedazo de Tarada en la Casa Rosada. ¿Y si Ella no estuviera?

Pero la pregunta por la traducción política del odio desorbitado es típica de estos años kirchneristas. Yo nunca vi algo semejante. Supongo que Evita despertaba tanto odio, pero yo no lo viví. Y de ahí salió la Libertadora y el cajón de Esa Mujer errando por el mundo. Si en algún momento esta gente accediera al poder, ¿le declaría la guerra a los ataúdes? ¿Prohibirían la letra K?

No creo, son solamente disquisiciones de amanecido. La sociedad ya es muy distinta, mucho más liberal, que en 1955. Gracias, precisamente, al kirchnerismo. Si ellos eventualmente ganaran, serían en todo caso instrumentos de otros, los que harán que la política vuelva a ser mala palabra.

Mejor la seguimos el domingo a la medianoche en La Tribu. Y ahora, accediendo a gentiles pedidos, el hit del invierno:

Uno siempre espera que el futuro sean buenas noticias, pero a veces esa espera se vuelve melancolía pura

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Mauro Andrizzi, director del Díptico: En el futuro / Accidentes Gloriosos
Hoy a la medianoche en La otra.-radio. FM La Tribu. Online



1 - En el futuro

Dice Mauro Andrizzi: "Quería trabajar sobre el recuerdo, sobre como uno recuerda desde el presente las experiencias amorosas del pasado. Y cómo muchas veces uno inventa ese pasado, cuando hace presente esos recuerdos. Las historias tienen varios aspectos autobiográficos, obviamente ficcionados. Me interesa mucho el relato oral de anécdotas, el storyteller/narrador de historias. En este caso, la película empieza narrada por mí, con mi voz, en primera persona, y en tiempo pasado, desde la casa en la que vivía. E inmediatemente después, pasa a los relatos en tercera persona. Quería crear un tiempo y un lugar propios, donde habitan estos personajes sin nombre. Fijate que todos los lugares parecen espacios de espera. De espera del futuro. En este caso, el futuro amoroso. Uno siempre espera que el futuro sean buenas noticias, pero a veces esa espera se vuelve melancolía pura. Quería empezar también a trabajar con actores, ya que nunca lo había hecho. Tenía ganas de dirigir actores, darles espacio para la improvisación... yo les fui pasando las historias, pero ellos iban improvisando sobre lo escrito. Creo que se nota bastante".




2 - Accidentes gloriosos

Dice Martín Farina: "La película es un corto viaje de larga intensidad. Algo que no sucede en un espacio cinematográfico identificable por el tiempo -a través del cuál las cosas van sucediendo-, sino en el recuento de los casos que pudo suponer la imaginación.

"Hay una voz en off (Cristina Banegas) hipnótica, convincente, que atraviesa toda la desconexión onírica del film. La película no respeta el principio de no contradicción, el que organiza los actos psíquicos de la conciencia de la vida, por ejemplo la mía. El montaje aquí se articula a través de una lógica incomprensible que genera un tipo de placer bien organizado. Quiero decir: no es una orgía de placer. Es algo interesante, un casi sin sentido bien ordenado, pero con espacios débiles también.

"Sucesivamente, hay varias historias que atraviesan una duración temporal (acaso no sería una película). La voz en off de la mujer que cuenta las historias permanece inalterable, aunque lo que suponemos sería siempre ella, va mutando en diversas representaciones (cito, creo que es el mejor adjetivo posible a la hora de hacer el recuento). Hay en todo un desacuerdo narrativo, que va subiendo y bajando, hasta lograr momentos de verdadera conmoción. Podría ser algo así: la mujer que habla primero podría haber sido el hombre que recibió el órgano después, el que escribió las cartas, o el que atropelló a la mujer, o inspiró los cuadros, o sacó las fotos, o escribió las cartas, o pintó los cuadros.

"Hubo un accidente que desencadenó todo, o hubo casi mil que no tuvieron conexión. Todo suena medio idiota, pero el efecto es dulce, mecedor. Interesante. Inclusive al oír la palabra poronga varias veces seguidas. Una prueba de la emoción del sentido improbable. Si es un hecho, ¿cuál es el verdadero poder del cine? Entonces no hay hechos, solo hay interpretaciones".



En el futuro + Accidentes gloriosos, ambas de Mauro Andrizzi, están exhibiéndose en las siguientes salas: Cosmos-UBA, siempre a las 20:00 hs.; y en el Espacio INCAA Km 0 - Gaumont, siempre a las 19:00 hs. Y hoy a la medianoche viene Mauro Andrizzi a La otra.-radio, FM La Tribu.

Catástrofe oficialista: Cristina tiene una imagen positiva por debajo del 66%

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Según la consultora ultra K de Mora y Araujo
O "aprendiendo a titular con Fontevecchia"


Reina honda preocupación en las filas del cristinismo. Una encuesta de la consultora ultra-K Ipsos-Mora y Araujo revela que la imagen presidencial, tras cuatro años y medio de gobierno (9 años si contamos la administración kirchnerista) desciende por debajo del 66%. Se ubica exactamente en el 65%. La noticia es pésima y Fontevecchia parece advertirlo. Por eso la esconde en una página par y la disimula con un título que habla de otra cosa. "Se anticipan los tiempos" titula con admonición sombría la tira en la cabeza de página. Es cierto: a Perfil se le anticipan los tiempos.
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